Inicio: Parque Robledo
Final: Parque Robledo
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 18,5 Km
Desnivel [+]: 548 m
Desnivel [--]: 548 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: No
Dificultad: Baja
Pozas y agua: No
Ciclable: En parte
Valoración: 4
Valoración: 4
Participantes: 35
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
TRACK
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
RUTA EN WIKILOC
RESUMEN
La excursión de hoy estaba pensada como un ejercicio para hacer hambre y ganarnos así una chuletada en casa de Ricardo, empeñado en repetir la que nos ofreció en otra ocasión.
En la urbanización Parque Robledo de Palazuelos de Eresma (Segovia) nos reunimos los 35 participantes de esta ruta, 5 de ellos venían con nosotros por primera vez.
Iniciamos la marcha saliendo en dirección sureste a las afueras de la urbanización, conectando con la Cañada Real Soriana Occidental, que unía Ayllón con Villacastín, por la que seguimos en dirección suroeste, entre campos amarillentos y la vista puesta en los dos promontorios que divisábamos al fondo, Cabeza Grande y Cerro Matabueyes, nuestros objetivos de hoy.
Cruzamos la carretera que viene de la Granja de San Ildefonso y al poco nos internamos en una explanada salpicada de arbustos con amenazadores carteles de "Zona Militar" y "Zona de caída de Proyectiles", a los que no hicimos mucho caso hasta que un poco más adelante vimos que la cosa iba en serio al cruzamos con una patrulla militar bien pertrechada que estaba de prácticas.
Pasado el susto, llegamos a la antigua Casona de Esquileo de Santillana, construida en 1745, con licencia de Felipe V. En este rancho se esquilaban las ovejas al llegar el mes de mayo, fue abandonado al decaer la trashumancia hacia la segunda mitad del siglo XIX, daba pena ver el estado ruinoso de lo que debió ser un lugar muy concurrido.
Entre curiosos toros negros, que nos miraban algo desafiantes a nuestro paso, continuamos el camino para al poco llegar a un tramo del azud de captación de agua que los romanos construyeron para abastecer a Segovia, que acaba en su famoso acueducto. Dos mil años después, se sigue desviando agua potable a los depósitos de Revenga para su almacenamiento.
Desde aquí, iniciamos el ascenso a nuestro primer objetivo, abandonando al poco la Cañada, para seguir en dirección sureste por una serpenteante senda que remonta la loma de el Pasadero entre encinas, pinos, robles y jaras hasta coronar los 1.428 metros de altura de Cabeza Grande.
Tras las fotos de rigor en lo más alto, paramos a tomar el tentempié de media mañana resguardados en sus riscos. Al terminar, nos acercamos al vértice geodésico, que casi nos pasa desapercibido, al estar situado algo retirado de los riscos más llamativos.
Antes de iniciar el descenso del cerro, nos acercamos a ver las trincheras y un búnker todavía en buen estado. Continuamos, en dirección sureste, sin senda aparente, entre matorral seco hasta cruzar una alambrada y enlazar por una amplia pista que bordea la finca de Cabeza Gatos entre robles de los que agradecimos su sombra.
La pista conectaba con la carretera que une Valsaín con Revenga, y por ella continuamos. Cruzamos la Pradera de Nava del Rey, jalonada de vacas tranquilamente recostadas, dejamos a nuestra derecha un monolito indicador del Parque Nacional de Guadarrama con la inscripción "Puerta de Santillana" y llegamos al collado de la
Cruz de la Gallega.
Tras hacernos la foto de grupo. éste se dividió en dos, unos se fueros directamente al punto de partida, bordeando el cerro de Matabueyes, el resto nos fuimos directos a su cima, que alcanzamos tras ascender por una pista con un par de cerradas curvas.
Desde los 1.483 metros de su cima disfrutamos, con un fuerte viento, de amplias vistas, encaramados, para mejor visión en el techo de la caseta de vigilancia contra incendios que hay en la cumbre. Desde ella escudriñamos la mejor forma de bajar, decidiéndonos hacerlo por su cara sureste.
Al poco ya habíamos alcanzado la fuente de las Chozuelas, que más parecía un abrevadero para el ganado. Desde allí, sin senda que seguir, tratando de evitar los matorrales, continuamos el descenso hasta alcanzar un muro de piedras que saltamos para así conectar con el Cordel de Santillana.
Pasamos junto a la fuente de San Pedro, cercana a un humedal refugio de anfibios, y al poco alcanzamos un cruce por el que pasa el Camino de Santiago, del que nos separaban "solo" 587 km.
Desde este punto, cercano a la Casona de Esquileo de Santillana, donde estuvimos, conectamos de nuevo con la Cañada Real Soriana Occidental, y desandando el camino seguido, regresamos a la urbanización Parque Robledo, donde nos esperaba una estupenda barbacoa que Ricardo y algunos voluntarios habían preparado, lo que ayudó, y mucho, a que esta excursión se hiciera merecedora de una puntuación de 4.
Antes de iniciar el descenso del cerro, nos acercamos a ver las trincheras y un búnker todavía en buen estado. Continuamos, en dirección sureste, sin senda aparente, entre matorral seco hasta cruzar una alambrada y enlazar por una amplia pista que bordea la finca de Cabeza Gatos entre robles de los que agradecimos su sombra.
La pista conectaba con la carretera que une Valsaín con Revenga, y por ella continuamos. Cruzamos la Pradera de Nava del Rey, jalonada de vacas tranquilamente recostadas, dejamos a nuestra derecha un monolito indicador del Parque Nacional de Guadarrama con la inscripción "Puerta de Santillana" y llegamos al collado de la
Cruz de la Gallega.
Tras hacernos la foto de grupo. éste se dividió en dos, unos se fueros directamente al punto de partida, bordeando el cerro de Matabueyes, el resto nos fuimos directos a su cima, que alcanzamos tras ascender por una pista con un par de cerradas curvas.
Desde los 1.483 metros de su cima disfrutamos, con un fuerte viento, de amplias vistas, encaramados, para mejor visión en el techo de la caseta de vigilancia contra incendios que hay en la cumbre. Desde ella escudriñamos la mejor forma de bajar, decidiéndonos hacerlo por su cara sureste.
Al poco ya habíamos alcanzado la fuente de las Chozuelas, que más parecía un abrevadero para el ganado. Desde allí, sin senda que seguir, tratando de evitar los matorrales, continuamos el descenso hasta alcanzar un muro de piedras que saltamos para así conectar con el Cordel de Santillana.
Pasamos junto a la fuente de San Pedro, cercana a un humedal refugio de anfibios, y al poco alcanzamos un cruce por el que pasa el Camino de Santiago, del que nos separaban "solo" 587 km.
Desde este punto, cercano a la Casona de Esquileo de Santillana, donde estuvimos, conectamos de nuevo con la Cañada Real Soriana Occidental, y desandando el camino seguido, regresamos a la urbanización Parque Robledo, donde nos esperaba una estupenda barbacoa que Ricardo y algunos voluntarios habían preparado, lo que ayudó, y mucho, a que esta excursión se hiciera merecedora de una puntuación de 4.
Paco Nieto
FOTO REPORTAJES
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