miércoles, 12 de noviembre de 2014

Excursión 209: Cascada del Hervidero - Canal del Mesto

FICHA TÉCNICA
Inicio: San Agustín del Guadalix
Final: San Agustín del Guadalix
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 15,5 km
Desnivel [+]: 344 m
Desnivel [--]: 344 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 40

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
















TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
Como ya es sabido, a muchos senderomagos les tienta tanto o más el ágape en un buen restaurante tras una marcha que la marcha misma. Será por eso por lo que nos juntamos hasta 40 participantes para disfrutar de una entretenida excursión, a pesar de los pronósticos de lluvia que finalmente sólo se materializaron en un arco iris espléndido que nos despidió en el camino de vuelta.

Como extraordinaria novedad y para apaciguamiento de las culpas de algunos de nosotros, esta vez hubo que esperar unos minutitos a Antonio antes de comenzar la marcha. La iniciamos cerca de San Agustín de Guadalix, en fila india por una senda resbaladiza y embarrada que discurre junto al cauce del río Guadalix arrinconada bajo los cortados de su margen derecho.

Tras un trecho, el valle se abrió y nos encontramos paseando por bonitas praderas desde donde se abarcaba un amplio panorama en el que destacaba el amarillo incendiado de algunos chopos como única señal de que el otoño estaba comenzando.

Venía con nosotros Esteban en su primer día con el grupo y ya podíamos presumir de que merecía la pena el paseo.

Por sendas y caminos continuamos avanzando, siempre avistando al frente un pequeño poblado del Canal elevado a media ladera, hasta enfilar el cañón que el río ha horadado aguas arriba. Así alcanzamos el acueducto que forma parte de un sifón del canal del Atazar y tras él, las cascadas del Hervidero, dos chorros que se desparraman para salvar un enorme desnivel en el cauce del río y que dibujan, entre sí, la quilla pétrea invertida de un barco. Si se desciende por los escalones que conducen a la gran charca formada en su base, la impresión es de haber sido transportados a “Parque Jurásico”.

Había que ascender ahora por una empinada senda para tomar el caminito que discurre sobre el canal del Mesto. Subimos todos sin dificultad manifiesta, incluida Carmen, que tenía ciertas dudas sobre su poderío.

El avance por el camino era muy agradable y permitía recrearse plácidamente en todo el entorno: Con el imponente acueducto del Zegri siempre al fondo, recortado contra el verde de las encinas y los enebros, nos deteníamos a ver los curiosos respiraderos del canal del Mesto o  divisábamos las construcciones del canal del Vellón en la ladera opuesta, mientras el río se perdía en la vegetación del barranco bajo nuestros pies.

Sin casi darnos cuenta, ya estábamos en el azud del Mesto, una bella construcción que sólo pudimos disfrutar con la vista, ya que el acceso está cerrado actualmente.

Desandando unos metros el camino, nos aposentamos junto a una de las casetas para tomar el aperitivo, la mayoría en hilera y con los pies colgando sobre el muro del canal.

La vuelta la hicimos subiendo por un camino hacia El Molar que abandonamos pronto para acercarnos a la atalaya de El Molar y desde allí asomarnos al cañón del Guadalix desde lo alto, en una vista espectacular donde se contemplaba toda la Cuerda Larga al norte, detrás de Pedrezuela, y el cerro de San Pedro al frente, con su cumbre oculta tras las nubes, emulando al Teide.

En este punto comenzaron a acudir algunos buitres, cada vez más numerosos y que se acercaban tanto a nosotros como para asustar a Raquel y llevarla a sujetar a Mecha con la correa, por si las moscas.

Descendiendo de nuevo al río por una carretera de servicio del Canal del Guadalix, ya sólo había que regresar al punto de partida por el mismo trayecto.

Aquí fue donde Marcos se percató de que José Mª exhibía una medalla conmemorativa de la excursión 200 que él no pudo obtener en su momento; tened todos cuidado, que Marcos se ha encaprichado de ella.

Como remate del día nos quedaba la comida en el restaurante Araceli, donde sobre todo disfrutamos haciéndonos compañía y contando nuestras batallitas. Algunos también aprovecharon para asaltar a Paco N. y conseguir su lotería del GMSMA o para recibir la bandeja de cristal artesanal de Marcelo.

Para concluir, agradecer desde aquí a Paloma los cuidados que tuvo con este cronista para asegurarse de que acababa con bien la ruta, y felicitar a Carmen por haberla concluido antes de que las suelas de sus botas se deshicieran por completo.

Indica Madi que 4 sicarias son merecidas, menos injustas y más demasiado complacientes.
Melchor


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