FICHA TÉCNICA
Inicio: San Agustín del Guadalix
Final: San Agustín del Guadalix
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 15,5 km
Desnivel [+]: 344 m
Desnivel [--]: 344 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 40
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
TRACK
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)
RUTA EN WIKILOC
* Ver esta ruta en Wikiloc
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RESUMEN
Como ya es sabido, a muchos senderomagos
les tienta tanto o más el ágape en un buen restaurante tras una marcha que la
marcha misma. Será por eso por lo que nos juntamos hasta 40 participantes para
disfrutar de una entretenida excursión, a pesar de los pronósticos de lluvia
que finalmente sólo se materializaron en un arco iris espléndido que nos
despidió en el camino de vuelta.
Como extraordinaria novedad y para
apaciguamiento de las culpas de algunos de nosotros, esta vez hubo que esperar
unos minutitos a Antonio antes de comenzar la marcha. La iniciamos cerca de San Agustín de Guadalix, en fila
india por una senda resbaladiza y embarrada que discurre junto al cauce del río
Guadalix arrinconada bajo los cortados de su margen derecho.
Tras un trecho, el valle se abrió y nos
encontramos paseando por bonitas praderas desde donde se abarcaba un amplio
panorama en el que destacaba el amarillo incendiado de algunos chopos como
única señal de que el otoño estaba comenzando.
Venía con nosotros Esteban en su primer día con el grupo y ya podíamos presumir de que merecía la pena el paseo.
Venía con nosotros Esteban en su primer día con el grupo y ya podíamos presumir de que merecía la pena el paseo.
Por sendas y caminos continuamos
avanzando, siempre avistando al frente un pequeño poblado del Canal elevado a
media ladera, hasta enfilar el cañón que el río ha horadado aguas arriba. Así alcanzamos
el acueducto que forma parte de un sifón del canal del Atazar y tras él, las
cascadas del Hervidero, dos chorros que se desparraman para salvar un enorme desnivel
en el cauce del río y que dibujan, entre sí, la quilla pétrea invertida de un
barco. Si se desciende por los escalones que conducen a la gran charca formada
en su base, la impresión es de haber sido transportados a “Parque Jurásico”.
Había que ascender ahora por una
empinada senda para tomar el caminito que discurre sobre el canal del Mesto.
Subimos todos sin dificultad manifiesta, incluida Carmen, que tenía ciertas
dudas sobre su poderío.
El avance por el camino era muy agradable y permitía recrearse plácidamente en todo el entorno: Con el imponente acueducto del Zegri siempre al fondo, recortado contra el verde de las encinas y los enebros, nos deteníamos a ver los curiosos respiraderos del canal del Mesto o divisábamos las construcciones del canal del Vellón en la ladera opuesta, mientras el río se perdía en la vegetación del barranco bajo nuestros pies.
El avance por el camino era muy agradable y permitía recrearse plácidamente en todo el entorno: Con el imponente acueducto del Zegri siempre al fondo, recortado contra el verde de las encinas y los enebros, nos deteníamos a ver los curiosos respiraderos del canal del Mesto o divisábamos las construcciones del canal del Vellón en la ladera opuesta, mientras el río se perdía en la vegetación del barranco bajo nuestros pies.
Sin casi darnos cuenta, ya estábamos en
el azud del Mesto, una bella construcción que sólo pudimos disfrutar con la
vista, ya que el acceso está cerrado actualmente.
Desandando unos metros el camino, nos aposentamos junto a una de las casetas para tomar el aperitivo, la mayoría en hilera y con los pies colgando sobre el muro del canal.
Desandando unos metros el camino, nos aposentamos junto a una de las casetas para tomar el aperitivo, la mayoría en hilera y con los pies colgando sobre el muro del canal.
La vuelta la hicimos subiendo por un
camino hacia El Molar que abandonamos pronto para acercarnos a la atalaya de El
Molar y desde allí asomarnos al cañón del Guadalix desde lo alto, en una vista
espectacular donde se contemplaba toda la Cuerda Larga al norte, detrás de
Pedrezuela, y el cerro de San Pedro al frente, con su cumbre oculta tras las
nubes, emulando al Teide.
En este punto comenzaron a acudir algunos buitres, cada vez más numerosos y que se acercaban tanto a nosotros como para asustar a Raquel y llevarla a sujetar a Mecha con la correa, por si las moscas.
En este punto comenzaron a acudir algunos buitres, cada vez más numerosos y que se acercaban tanto a nosotros como para asustar a Raquel y llevarla a sujetar a Mecha con la correa, por si las moscas.
Descendiendo de nuevo al río por una
carretera de servicio del Canal del Guadalix, ya
sólo había que regresar al punto de partida por el mismo trayecto.
Aquí fue donde Marcos se percató de que José Mª exhibía una medalla conmemorativa de la excursión 200 que él no pudo obtener en su momento; tened todos cuidado, que Marcos se ha encaprichado de ella.
Aquí fue donde Marcos se percató de que José Mª exhibía una medalla conmemorativa de la excursión 200 que él no pudo obtener en su momento; tened todos cuidado, que Marcos se ha encaprichado de ella.
Como remate del día nos quedaba la
comida en el restaurante Araceli, donde sobre todo
disfrutamos haciéndonos compañía y contando nuestras batallitas. Algunos
también aprovecharon para asaltar a Paco N. y conseguir su lotería del GMSMA o
para recibir la bandeja de cristal artesanal de Marcelo.
Para concluir, agradecer desde aquí a
Paloma los cuidados que tuvo con este cronista para asegurarse de que acababa
con bien la ruta, y felicitar a Carmen por haberla concluido antes de que las
suelas de sus botas se deshicieran por completo.
Indica Madi que 4 sicarias son
merecidas, menos injustas y más demasiado complacientes.
Melchor
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