miércoles, 8 de febrero de 2012

Excursión 082: Mataelpino – Maliciosa Baja

FICHA TÉCNICA
Inicio: Mataelpino
Final: Mataelpino
Tiempo: 5 horas
Distancia: 11 km
Desnivel [+]: 960 m
Desnivel [--]: 960 m
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas/Agua: No/No
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 15
 
MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta














































PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
* Trac de la ruta (archivo gpx)
 
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
Ver esta ruta en Wikiloc


RESUMEN
Excursión que nos llevó a la Maliciosa Baja desde Mataelpino, siguiendo el arroyo de las Callejas, en dirección norte, hasta alcanzar el Collado Porrón (1.659 m), donde nos atrapó una fuerte ventisca acompañada de nieve que dificultó treméndamente continuar caminando por la Sierra de los Porrones, como pudimos, soportando temperaturas de casi -20ºC, llegamos a la Maliciosa Baja (1.938 m).

Casi sin visibilidad, continuamos hasta el Collado de las Vacas (1.888 m), donde giramos a la izquierda, hacia el sur, para librarnos del temporal, por la falda de la Maliciosa, completamente nevada.

Al poco, alcanzamos el arroyo de la Gargantilla, que seguimos en su recorrido hasta llegar al GR-10, en las afueras de Mataelpino y de allí hasta el aparcamiento, en el pueblo, desde donde habíamos partido por la mañana sin presumir ni por asomo lo que nos esperaba.
Paco Nieto

Tremenda excursión la que hemos realizado hoy. Antonio la presentó como ascensión alpina pero yo diría más bien himalayense. Nico la puso nombre: “Al filo de lo imposible”, yo la calificaría como: “La madre de todas las excursiones del GMSMA” o como “la marcha de los 15 valientes”.
Esta marcha ha sido, sin duda alguna, la más dura, más dificultosa que el GMSMA ha realizado hasta la fecha.

Al principio, nada hacía presagiar lo que nos esperaba. Salimos de Mataelpino con día fresco pero soleado. Pronto empezaron a caer los primeros copos de nieve lo que nos animó incluso mucho pero a medida que íbamos ascendiendo, nos dimos cuenta que lo de hoy no iba a ser un “paseo militar” y alcanzando el collado Porrón, vimos que “esto” no iba a tener “mucha gracia”.


Cuando iniciamos el recorrido por la loma del cordal, empezó la pesadilla: nos vimos inmersos en un infierno de frío polar con nieve, niebla y ventiscas huracanadas (Seguramente hacía unos -7º pero con una sensación térmica de casi -20º. Solo hay que ver las cejas de José María…).

Cada paso que dábamos se convertía en una lucha contra el frio y el viento extremo y pudimos imaginar lo que debe ser un “paseo” por el Himalaya o por los Polos.

A pesar de esto, ningún participante desfalleció ni hizo atisbo de querer dar media vuelta a pesar de que se hiciera interminable. Los quince se ganaron el título de “valientes” y sus nombres merecen una plaza de honor en los anales del GMSMA.

La verdad, y creo poder hablar en nombre de todos, es que el día de hoy ha sido para todos una experiencia increíble e imborrable y una “historia para contar a nuestros nietos” ahahaha… Y sin olvidarnos de lo mejor del día: el cocido en Las Postas y cuidado con el exitazo que tuvo el famoso botijo de la fuente de “al lado”.

La Agencia Madi Senderismo, ha decido premiar esta gran excursión con matrícula de honor otorgándole la máxima nota posible: 5 Sicarias en su escala de 5 Sicarias, la nota más alta dada hasta la fecha al GMSMA reseñando que nunca tan alta distinción ha sido tan merecida. La preparación y dirección de la excursión por parte de Antonio ha sido sobresaliente pues fácilmente algo podía haber salido mal…
Antolín

¡Vaya frío de cojones que pasamos ayer en la sierra! Al principio subimos una cuesta de cojones hasta llegar hasta el collado, donde ya el viento empezó a tocarnos los cojones. A medida que empezamos a caminar por la cuerda comenzamos a notar más frío. Me hubiera tomado un cafetito de esos de infernillo, pero a Antonio no le salió de los cojones parar  y nos dijo que comiéramos sobre la marcha.

Al final nos importó tres cojones lo que nos dijera y decidimos parar, aunque fuera un minuto, para comernos las chocolatinas y los frutos secos. Finalmente el viento de los cojones se hizo casi insoportable y empecé a notar síntomas de congelación en las manos; y todo porque cuando me fui a comprar los guantes, los de Goretex valían un cojón y opté por unos más baratos.

Creo que todos estábamos un poco acojonados,  pero como  todos hemos hecho la mili, seguimos sin protestar ¡con dos cojones!,  sin parar ni siquiera a mear, pues se nos habrían congelado… sí, sí, los cojones. Y como ya no había marcha atrás, tuvimos que seguir por cojones hasta encontrar el camino de bajada.

Las tripas nos hacían ruido pensando en el cocido que nos íbamos a comer y estábamos hasta los cojones de cuesta cuando, desde abajo, vimos La Maliciosa y toda la cuerda despejada, ahora que ya estábamos abajo ¡Manda cojones! Ya en el restaurante estábamos de mejor humor, el cocido estaba cojonudo y todos nos descojonamos cuando Santiago se echó el trago de aguardiente del botijo.

Resumiendo, la marcha de ayer fue de tres pares de cojones, por eso me toca los cojones que me digan que los prejubilados lo único que hacemos es tocarnos los cojones, eso serán algunos, que tienen los cojones tan gordos que se los pisan.

Apuesto los cojones a que no vamos a tener otra marcha igual en lo que queda de invierno. Eso sí, al próximo que me diga que todos los miércoles hace bueno, le corto los cojones.
Paco Cantos 9-2-12 (aprovechando el diccionario de la RAE)


No estaba el tiempo muy fino
la mañana de febrero
que con ocho bajo cero
amaneció en Mataelpino.
¿Cuál sería nuestro destino?
Cosa de poco esta vez:
Subida con placidez,
explanadas poco angostas,
regreso con rapidez
y un cocidito en las Postas.

Pero al fin la exploración
distó de lo planeado
mucho más de lo esperado;
y desde aquella ocasión,
nuestra penosa excursión
de viento y de sabañones,
aunque por sus pretensiones
el título nos descuadre,
se llamaría «La madre
de todas las excursiones»

Algunas vacilaciones
y empezamos la subida
con intención decidida
de alcanzar sin dilaciones
la Cuerda de los Porrones.
Dos kilómetros apenas,
pasamos unas colmenas
con un cartel avisando:
«Hay abejas trabajando»,
¡si te pican, allá penas!

Se nos vino un nubarrón,
se iba agravando el relieve,
surgieron copos de nieve
en haciendo la ascensión
al Collado del Porrón,
donde el viento huracanado
te dejaba congelado;
temperatura aparente
equivalía a menos veinte,
frío jamás soportado.

Nunca el grupo conoció
tales momentos agónicos,
pues todo se congeló:
cámaras, móviles clónicos,
aparatos electrónicos,
narices, dedos y orejas,
a algunos, hasta las cejas,
agua de las cantimploras,
cuellos de las cazadoras;
pero no se oyeron quejas.

Con este clima temible
progresamos por la sierra
al filo de lo imposible.
¡Vaya mañana más perra,
así cualquiera se arredra!
¿Llegaremos algún día
con estas vistas opacas
al Collado de las Vacas?
Y aunque poco se veía
muy pronto se llegaría.

Pero al dejar el collado
casi sorprendentemente
el ventarrón mencionado
en nevada, bellamente,
se convirtió de repente
y descendiendo a destajo
hacia el sur y cuesta abajo,
poco tiempo nos quedaba
pa'l cocido que humeaba
ventilarnos sin trabajo.

Que en las Postas, por febrero
como manda la costumbre
hay que comerse el puchero,
sopa y luego la legumbre,
sentado junto a la lumbre.
y como los convidados
éramos disciplinados,
buena cuenta del cocido
que nos hubieron servido
dimos de cuatro bocados.

Mas, cosa muy sorprendente,
a acompañar la comida
se obsequió como bebida
un botijo solamente
relleno con aguardiente,
y todo el mundo rió
cuando al «nuevo» se ofreció
la bebida camuflada;
con esto se le gastó
su primera la novatada.

No conocí otra ocasión
ni siquiera en muchos años,
que alguien en su cumpleaños
acudiera en conjunción
a su primera excursión,
salvo el caso de Santiago,
el nuevo senderomago
que ese octavo de febrero
hizo su primer sendero.
¡Santiago, toma otro trago!

Quince fuimos los valientes
de aquella marcha excelente;
quince y solamente quince
sin hacernos ni un esguince:
Nico, Carlos, Juan, Joaquín,
los dos Antonios, Santiago,
Manuel, Javier, Antolín,
José Luis, José María,
Paco, Miguel Ángel Laso
y un Servidor que escribía.

Y es precepto establecido
al final de la partida,
calificar la salida:
Por todo lo acontecido,
cómo nos supo el cocido,
la tormenta, el ventarrón
y gestas extraordinarias,
fue la única ocasión
en que obtuvo una excursión
la nota de ¡seis sicarias!
Paco Cantos

FOTO REPORTAJES
Fotoreportaje de Francisco Nieto

FOTOS

No hay comentarios:

Publicar un comentario