FICHA TÉCNICA
Inicio: Granja de San Ildefonso
Final: Granja de San Ildefonso
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 17 km
Desnivel [+]: 547 m
Desnivel [--]: 532 m
Tipo: Circular
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas y agua: Sí
Ciclable: En parte
Ciclable: En parte
Valoración: 4
Participantes: 27
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
TRACK
* Track de la ruta (archivo gpx)
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)
RUTA EN WIKILOC
* Ver esta ruta en Wikiloc
RESUMEN
Atraídos por el buen tiempo y el estupendo clima que reina en el GMSMA, 27
senderomagos nos hemos animado con esta prometedora excursión, igualando así
una vez más el record de participación. Aunque algunos ya habíamos explorado la
parte más refrescante del itinerario en excursiones veraniegas, otros estaban
expectantes por acceder a las maravillas que les habíamos relatado; además
quedaba por descubrir una parte del itinerario no conocido ni descrito en fuentes
habituales de consulta.
Salimos de la Granja con paso animoso, tras la foto de grupo en la plaza de
España, frente al palacio, y casi sin darnos cuenta ya habíamos remontado el
camino que sube hasta cerca del Chorro Grande. Acompañaba el fresco de la
mañana y en un pispás ya estábamos en la base del Chorro, situándonos con
precaución sobre las piedras para contemplar la prolongada caída del agua y
para hacer fotos; coincidió ese momento con la elevación del sol sobre la
cumbre de la chorrera, lo que hizo que algunos salieran en las fotos como
bendecidos por los rayos del astro rey. Aquí aprovechamos para tomar un
tentempié.
Tras bajar de nuevo al camino, lo seguimos en animada charla hasta el Chorro
Chico, que pudimos avistar a corta distancia desde el mismo camino, sin
aventurarnos a llegar a su base, ya que las condiciones del terreno no eran
idóneas (si hubiéramos sabido lo que nos esperaba después, quizá nos hubieran
parecido aceptables). Seguimos por la misma pista disfrutando del paisaje hasta
que, al llegar a una bifurcación, algunos se volvieron hacia La Granja por
“necesidades del servicio”, lo que viene a ser “lo normal”.
Así que quedamos los menos normales para descubrir la parte inexplorada del
recorrido: Primero había pista, luego una pista venida a menos, después ya se
atisbaba el río Cambrones pero no había camino ni senda para bajar, así que
hubo que hacerlo en empinada pendiente entre ramas amontonadas, terreno
inestable, yerbas engañosas, piedras escondidas y alguna que otra zarza; menos
mal que Juan nos ayudaba (¡Alargad los bastones!). Eso sí, llegar a la orilla
del río fue muy gratificante. Ya sólo quedaba seguir la sendita que seguía río
abajo hasta la Poza del Barbas, terreno ya conocido.
Claro que la sendita se fue complicando, desdibujándose, internándose entre vallas para ganado (las reses que nos topamos hasta parecían bravas) y finalmente elevándose entre riscos y yerba seca resbaladiza por la margen izquierda del río. Los más avezados tomaron la delantera, pero otros iban con más precauciones; en este tramo Leonor seguía las pisadas de Juan por seguridad y Marcos veía acentuadas sus molestias de lumbago. Más de uno elucubró sobre el origen del nombre del río, el cual “inexplicablemente” parecía contener una “m” de más; también se sugirió adjudicar sicarias negativas en la valoración de la excursión. Ahora bien, las vistas del río con sus marmitas, el acompañamiento del rumor del agua y su frescor eran un bálsamo que nos hacía hermosa la caminata.
Claro que la sendita se fue complicando, desdibujándose, internándose entre vallas para ganado (las reses que nos topamos hasta parecían bravas) y finalmente elevándose entre riscos y yerba seca resbaladiza por la margen izquierda del río. Los más avezados tomaron la delantera, pero otros iban con más precauciones; en este tramo Leonor seguía las pisadas de Juan por seguridad y Marcos veía acentuadas sus molestias de lumbago. Más de uno elucubró sobre el origen del nombre del río, el cual “inexplicablemente” parecía contener una “m” de más; también se sugirió adjudicar sicarias negativas en la valoración de la excursión. Ahora bien, las vistas del río con sus marmitas, el acompañamiento del rumor del agua y su frescor eran un bálsamo que nos hacía hermosa la caminata.
El camino de regreso hacia La Granja a lo largo del río fue mejorando hasta
entrar en el pueblo por el paseo del Pocillo hacia las 17:30, con ganas de
refrescar al gaznate; así que la vanguardia se dirigió a la terraza del bar
habitual de la plaza de España, bien sombreada por los grandes plátanos que la
adornan, donde aprovecharon para pedir unas grandes jarras de cerveza. Los más
rezagados tuvimos que conformarnos con unas jarrillas, ya que se habían agotado
las grandes; eso sí, repetimos dos, tres y hasta cuatro veces en algún caso.
Allí seguiríamos si alguien precavido no hubiera pedido la cuenta al cabo de un
buen rato.
Yo creo que finalmente lo pasamos bien, así que ahí van 4 sicarias (y con
ganas me quedo de poner 5).
Melchor
* Foto reportaje de Francisco Nieto
* Foto reportaje de José María Pérez
FOTOS
* Fotos de Antolín
* Fotos de Javier Mondéjar
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