FICHA TÉCNICA
Inicio: Boadilla del Monte
Final: Boadilla del Monte
Tiempo: 3 a 4 horas
Final: Boadilla del Monte
Tiempo: 3 a 4 horas
Distancia: 15,3 km
Desnivel [+]: 151 m
Desnivel [--]: 151 m
Tipo: Circular
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: No
Ciclable: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 30
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
* Mapas de localización y 3D de la ruta
TRACK
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
RESUMEN
En el sosiego del monte paramos a descansar y
tomar el aperitivo. Tras el bocata de rigor nos hicimos la foto de grupo frente
a una encina y aquí ya se desveló definitivamente que nuestros Ángeles tienen
alas, pues en un santiamén estaban revoloteando por entre las ramas hasta posarse
en ellas para salir en la foto. Se ve que Mª Ángeles, como era la primera vez
que venía, no se atrevió a tanto.
Hay días en que apetece de verdad hacer
kilómetros y otros en que lo principal es el reencuentro y la amistad, sazonados
con el buen yantar, como sucede en las bodas. No hace falta discurrir mucho
para encuadrar nuestra marcha prenavideña: 30 senderistas y más de 50
comensales, o sea ¡boda! ¿A quién casar?.. Pues a nuestro solterito de oro,
Paco el Codiciado.
Eso sí, tratándose del GMSMA, lo primero,
primero: La caminata que nos descubrió a muchos el monte de Boadilla, que da
nombre al pueblo.
Empezamos no muy bien, cruzando carreteras y
glorietas de forma un tanto anárquica, cosa que hay que disculpar, pues
nuestros guías no están acostumbrados al asfalto. Fernando sí que tiene gran
dominio de este medio, pues utilizando los bastones como prolongación de sus
brazos, hizo muy bien de guardia de tráfico.
Enseguida pasamos al monte, un extenso y bien
conservado encinar, con algunos grandes pinos desperdigados y alguna fresneda
ocasional. Nos hacía compañía por primera vez Mª Ángeles, bastante ilusionada,
según sus palabras. Avanzábamos a buen ritmo por sendas y caminos, mientras los
conocedores del lugar, como Marcelo, residente en el pueblo, nos iban
ilustrando sobre la peculiar historia del infante don Luis, su palacio y sus
devaneos.
Lo llano del terreno facilitaba caminar ágilmente
y enseguida pasamos unas instalaciones deportivas y llegamos a un punto de
avistamiento de aves en torno a un pequeño estanque. Aquí hicimos una pequeña
pausa para después allegarnos hasta un precioso puente de piedra recientemente
recuperado, de muy sólida y bella factura, en el que destaca singularmente su
vano ovalado.
Aunque ya nos hallábamos cerca del pueblo,
quedaba tiempo, así que, subiendo un repecho, prolongamos algo más la caminata
para contemplar todo el entorno desde cierta altura. Al fin nos aproximamos a
Boadilla, encarando su vetusto palacio por su parte trasera y contemplando las
vastas extensiones proyectadas para albergar jardines versallescos. Lo rodeamos
hasta situarnos en una magna plaza semicircular, entre su fachada y la
grandiosa fuente de los tres caños. Tras ascender a la placita del convento,
atravesamos el pueblo para llegar al restaurante.
Allí nos estaban esperando para comer muchos
viejos conocidos, como Juanjo o Toñi, y algún que otro acompañante especial,
como el juez de paz del pueblo, antiguo telefónico como muchos de nosotros,
contactado especialmente para la ocasión.
¡Ya se podía celebrar la boda! Paco estaba tan abrumado por las circunstancias que casi le daba igual con quién casarse; como la presencia de mujeres era minoritaria, no le importó que fueran los Javieres quienes se disputaran su favor, resignándose con afectado gesto a lo que el destino le deparara. Parecían muy interesados los Javieres al principio, pero tanto disputaron que se cogieron el gusto entre sí y dejaron a Paco en su estado original.
¡Ya se podía celebrar la boda! Paco estaba tan abrumado por las circunstancias que casi le daba igual con quién casarse; como la presencia de mujeres era minoritaria, no le importó que fueran los Javieres quienes se disputaran su favor, resignándose con afectado gesto a lo que el destino le deparara. Parecían muy interesados los Javieres al principio, pero tanto disputaron que se cogieron el gusto entre sí y dejaron a Paco en su estado original.
La celebración la salvaron las muchas
intervenciones de prestigiosos senderomagos. Así, José Mª nos mostró una bonita
presentación de nuestra actividad, aderezada con música y acompañada de una
letra compuesta por él para la ocasión, que primero disfrutamos y después cantamos
todos enardecidos.
José Luis H. entregó a Antonio unos presentes,
como muestra de reconocimiento de todos nosotros a su dedicación y seguramente
también porque ostenta un liderazgo bien ganado a base de mucha habilidad y
mucho caminar; como muestra, su número de marchas realizadas, 148, record
absoluto y a considerable distancia de sus perseguidores. Él aprovecho para
regalarnos unas chapitas a todos aquellos que hemos superado las 5 caminatas,
diferenciando con el color de la insignia los distintos grados dentro del
grupo, según número de excursiones completadas. Así que a partir de ahora, ya
sabéis, Antolín pasa a ser Antolón.
Joaquín volvió a ser nuestro “Niño de Las Monjas”
y, tras varios años de vivir de esa canción, nos sorprendió con una novedosa
interpretación: “Carretera de Asturias”. Fernando S. dirigió la coral
senderomaga, que cantó lo mejor que pudo varios villancicos y habaneras, y también
nos obsequió con el saxo, mientras Ángel, el Meigo, iniciaba la preparación de
una exquisita queimada.
Hubo una porra organizada por José Mª, que ganó
Juanjo. Muy cortésmente, cedió el premio para pagar las merecidas cervezas de
sus esforzados compañeros en activo. Tuvimos karaoke, especialidad en la que se
lució Manuel, en particular con su “Mediterráneo” de Serrat.
De la comida sólo recordaré la suerte que
tuvieron algunos a los que les tocaron dos rodajas de tomate de la ensalada e
incluso otros que recibieron 4 chipirones en el segundo plato; los que teníamos
3 protestábamos envidiosos, pero los camareros nos apaciguaban indicando que
eran más grandes. No sé por qué me venían a la mente las imágenes de
establecimientos asiáticos donde venden al público sacos de 20 Kg. de arroz.
Ahora que lo pienso, también me acuerdo de Rosa P. devorando ricas porciones de
tarta de queso que aguantaban intactas en sus inmediaciones.
Finalmente, tras el cafelito, nos saciamos con la
sabrosa queimada de Ángel. Lo cierto es que lo pasamos muy bien. Incluso cuatro
viciosos se quedaron a jugar al mus ya a las tantas.
Madi ha tenido que hacer esta vez un gran
esfuerzo para atinar con la calificación del evento. Dicen sus técnicos que la
marcha se parecía mucho a una vueltecita por la Casa de Campo, que no está mal,
pero vaya... “La boda”, en cambio, se merece la más alta calificación. ¿Qué
hacer? Sus sesudos analistas han aplicado el algoritmo de la media aritmética y
han concluido en 4 sicarias.
¡Felices fiestas! ¡Salud! ¡Amor! Y... si nos toca
la lotería, mejor.
Melchor
FOTOS
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