miércoles, 29 de enero de 2025

Excursión 828: Alrededores de Hoyo de Manzanares

FICHA TÉCNICA
Inicio: Hoyo de Manzanares 
Final: Hoyo de Manzanares
Tiempo: 3 a 4 horas
Distancia: 11,4 Km 
Desnivel [+]: 205 m 
Desnivel [--]: 205 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 32

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta



















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














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RESUMEN
El día estaba nublado y el pronóstico amenazaba con lluvia, pero bien provistos de capas, chubasqueros y paraguas nos juntamos 32 senderomagos en el parking cercano a la entrada de la urbanización La Berzosa.

La llegada había sido un tanto azarosa porque, por algún extraño motivo, el google maps se empeñaba en hacerte llegar hasta el punto de destino por mitad del monte, por un camino de tierra. ¡Será una broma de la IA, ahora tan de moda, que a veces parece que tiene más de A que de I!

Antes de la salida, el director del observatorio estadístico y editor-jefe de los reconocidos álbumes anuales del GMSMA, cuya primera edición es del 2012, había procedido a la entrega de un buen número de ejemplares del 2024, operación que repetiría a la vuelta.

Como es sabido, José María se encarga siempre de recordar, hay un gran número de profesionales - alojados en el sótano de su casa, y cuya tarea no siempre se reconoce adecuadamente - que, bajo su liderazgo, se encargan de la elaboración de estas estadísticas y publicaciones. Yo, como soy su vecino, los veo a veces, aunque salen poco del sótano.

Ya puestos en marcha, precisamente por la pista de tierra que google maps quería que recorriéramos en coche, nos encontramos con un verdadero mar de jaras. Lo de mar no es exagerado porque había muchas, y además porque el terreno estaba lleno de agua y de charcos, se notaba lo mucho que había llovido en días anteriores.

También vimos en el día encinas, algunos alcornoques, piedras de granito, … ese típico paisaje de monte de las estribaciones de la sierra de Guadarrama en su vertiente de Madrid, tan bonito. Pero la verdad es que la persistente neblina, que se hizo luego lluvia fina, y más intensa después, a medida que avanzaba la mañana, tampoco nos dejó disfrutar mucho del paisaje.

Por la misma senda llegamos pronto a los antiguos decorados de películas del Oeste que se construyeron en este paraje de Hoyo de Manzanares en los años 60 y 70. El poblado se llamaba Golden City, y en él, y en sus pretendidos cementerios, se grabaron algunas películas que incluso dieron lugar a un género cinematográfico, el “espagueti western”.

Entre las películas famosas aquí rodadas destaca “Por un puñado de dólares”, protagonizada con el mítico Clint Eastwood. Así algunos compañeros empezaron a recordar esa y otras pelis, mientras seguíamos camino.

Pero la lluvia empezaba a arreciar y nuestro caminar por el monte parecía más bien la serpiente multicolor de los ciclistas, por la variedad de colores de nuestras capas de agua, chubasqueros y paraguas, rojo, azul, verde, amarillo, a cuál más chillón.

Además, el cruce del arroyo de Trofa, con el que nos encontramos después, resultó más complicado de los que esperábamos, y Paco Donaire acabó metiendo la bota, pero bien metida, en sus enturbiadas aguas, bueno tampoco fue más grave el asunto.

Así las cosas, el tentempié de media mañana y la foto de grupo resultaron pasadas por agua. Pero no nos importó, y seguimos camino, llegando al mirador del monte Egido, desde el que se supone que se ven hasta las torres de Florentino, pero desde el que se veía bien poco, por la niebla.

También pasamos junto a la cantera que llaman de Juan Señora, no he podido averiguar quién es o era esta persona, habrá que volver para preguntar a alguien de Hoyo de Manzanares. Son este tipo de canteras testigos de otras épocas, pues desde la inclusión de toda esta zona en el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares ya no pueden realizarse estas actividades extractivas de piedra. 

De ese pasado también son testigos las bonitas casas de granito que vimos, ya de vuelta al pueblo, de Hoyo de Manzanares, y la Colonia Vindel, junto a la que pasamos también, cuya construcción fue iniciada a mediados de los años 40 por Marcelo Usera, aunque no se completó en su momento, y de cuya idea original poco queda actualmente. Igualmente es de granito, muy bonita, de construcción iniciada en el siglo XV y finalizada en el siglo XVII, la antigua iglesia del Rosario, que alberga hoy el Teatro Municipal de Hoyo.

Visto el tiempo muchos decidimos ya seguir por la larga calle que nos llevaba de vuelta al lugar donde habíamos dejado los coches, aunque los más irreductibles se quedaron a comer por el pueblo. Y con ello concluyó esta excursión a la que le otorgo un 4.
Luis Orgaz


miércoles, 22 de enero de 2025

Excursión 827: Canteras de Alpedrete

FICHA TÉCNICA
Inicio: Collado Mediano
Final: Collado Mediano
Tiempo: 3 a 4 horas
Distancia: 10,3 Km 
Desnivel [+]: 212 m 
Desnivel [--]: 212 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4,5
Participantes: 14

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RESUMEN
De nuevo, otro miércoles fuimos convocados por Antonio, para una nueva excursión. En esta ocasión, como las previsiones del tiempo era malas, pero que muy malas, vamos, que nos íbamos a mojar sí o sí, la propuesta era una ruta fácil y no muy larga, de unos 12 km, (pan comido para el grupo) para ver las canteras de Alpedrete, en el pasado muy rentables y ahora, que ya no se explotan, la naturaleza ha recuperado en ellas, el terreno que perdió.

Ante todo, me gustaría daros unas breves pinceladas sobre ellas y el municipio de la Comunidad de Madrid, Alpedrete, donde se asientan, para los que, ignorantes como yo (sin faltar a nadie, por supuesto), no había oído ni leído sobre ellas, os hagáis una idea de lo que significaron.

Dado que algunos, como Santi, que ya nos puso en antecedentes en el camino, seguro se saben la historia, directamente, se pueden saltar el par de párrafos siguientes, y así, no se aburrirán tanto con mi crónica, jejeje. Por cierto, fue la pobre Celia la encargada de transmitirme la noticia de que esta semana era yo la “ afortunada”( snif) . Cuando intuyes que ya están revoloteando las miradas cual halcón para asignarla, todo el mundo intenta hacerse invisible. ¿Por qué será?

Bueno, ahí van mis pinceladas: Alpedrete, es conocido por sus canteras , de las que se extrajo granito para la construcción de El Escorial, el Palacio de Oriente, el Valle de los Caídos o el Acueducto de Segovia (increíble, no??? ) y fueron su motor económico durante décadas. El oficio de cantero existe en esta zona desde hace siglos, teniéndose referencia de este en el año 1.500. Tres periodos de esplendor de la Cantería son de reseñar en Alpedrete. El primero durante la construcción del Monasterio del Escorial, el segundo en el siglo XVIII y el tercero durante el reinado de Carlos III. La piedra se extraía de más de 50 canteras presentes en la zona y eran muy apreciadas para obras en Madrid y las dos Castillas.

Cada cantera recibía el nombre de la persona o familia que lo explotaba o del lugar que se ubicaba. Por ejemplo, la Cantera de Severiano, de Clemente, la de la Huerta del Cañal o la de la Dehesa.

Algunas han tenido un uso diferente a lo largo del tiempo. Por poner unos ejemplos:

- La cantera de las Truchas. Esta cantera ha sido reutilizada para la pesca deportiva desde hace más de 15 años.

- La Cantera de los Balandines: utilizada para bañarse por personas de la comarca.

Cantera del Severino: Conocida por algunos como cantera del Lobo Cojo, en la actualidad decorada por unos espectaculares murales, de los que ampliaré detalles más tarde, pues su búsqueda, para admirarlos fue uno de los principales objetivos de nuestra ruta de hoy.

El punto de encuentro se encontraba un desvío de la carretera M-601 de Navacerrada a Collado Mediano, donde podíamos dejar los coches, y desde donde arrancaría nuestra marcha. Entre enfermos, obligaciones y la pereza ante la posibilidad de lluvia, “sólo” un total de 14 senderomagos nos presentamos a la convocatoria. ¡Y menos mal ¡ porque el aparcamiento era escasito. Qué razón tenía Antonio, cuando avisó: “cuidado a la hora de aparcar, hay poco sitio”. Y eso que hubo alguna afortunada que es de la zona, que pudo acercarse andando. ¡Vaya lujazo!

Una vez nos dimos los abrazos y besos correspondientes, cuando ya nos disponíamos a comenzar la ruta, Antonio nos propuso por sorpresa, renunciar a la comida de bocadillo y sustituirlo por un menú en el restaurante las Postas. Tiene nuevo dueño y los pone a un precio más que asequible, 10 euritos de nada. Por ese precio, y ante las perspectivas de fuertes lluvias. ¿Quién podía negarse? Claro está. Se apuntó hasta el Tato. Aunque algunos nos quejamos. ¿Podías haber avisado antes? Y nos hubiéramos ahorrado traer el bocadillo. Je, Je. Y como siempre, Antonio se ocupó de las gestiones. ¡Si es que vale su peso en oro!

Ya sabiendo, que íbamos a comer bajo techo, iniciamos el camino hacia las canteras. Un camino fácil, embarrado y rodeado de encinas. Inicialmente con algo de lluvia, que nos hizo abrir los paraguas, pero muy llevadero, porque además no hacía frío. Eso sí, algo de niebla al fondo, que nos impedía disfrutar como nos hubiera gustado del paisaje, una pena.

Cruzamos unas puertas y continuamos nuestro camino, que, aunque sin apenas pendiente, el suelo comenzó a tener mucha piedra, que anunciaba que nos estábamos acercando a las canteras.

A lo lejos, aunque difuminado por la niebla podíamos divisar Alpedrete. Por detrás, dejamos Collado Mediano. Y al poco de iniciar la caminata, comenzamos a ver la serie de canteras. Las primeras que vimos eran pequeñas, pero según fuimos avanzando, parecía que iban aumentando de tamaño.

La verdad es que son sorprendente, lo que antes eran yacimientos, ahora se han convertido en auténticas lagunas, consecuencia del agua acumulada de la lluvia y donde está prohibido el baño. En las que tienen vegetación alrededor, puedes disfrutar del reflejo de los árboles en el agua, como si de un espejo se tratara.

Aunque simple, es una de las miles de maravillas que tiene la naturaleza. Qué afortunados somos y, a veces, qué poco lo apreciamos, que nos empeñamos en destruirlo y sustituirlo por cosas hechas por los humanos, con mayor coste y menor valor. ¡En fin! No nos pongamos negativos.

Se localizan en un entorno natural apreciado por su flora y si fauna y de hecho, Alpedrete, está nominado junto con otros municipios de la zona a convertirse en Reserva de la Biosfera.

Desde hacía un buen rato, ya había dejado de caer la poca lluvia del inicio, no estaba siendo tan malo como lo pintaban ¡así es que, en una de las primeras, nos juntamos para hacernos la foto de grupo, Y entre charlas, seguimos tan a gusto con nuestra peregrinación por los yacimientos y en busca de la cantera más interesante. La de las “pintadas”. ¿Cómo serán? Nos preguntamos. ¿Simples grafitis?

Durante todo el paseo, con un paisaje muy similar rodeado de las encinas y el granito, pudimos ver algún cartel que anunciaba las obras para la restauración ambiental de algunas de las canteras.

Y después de ver una tras otra, y ver pasar la Estación de Transferencia de Collado Villalba, voilá, llegamos a la famosa cantera de las pintadas conocida como cantera del Lobo Cojo. Nos encontramos con unos espectaculares murales que la decoran ahora. Dejó de utilizarse como cantera al finalizar la Guerra Civil. 

Está situada justo entre Alpedrete y Collado Villalba. Aquí, el agua hace de espejo para las pinturas, (como la imagen de un bebé) y las rocas se han transformado en algo vivo gracias a los animales (como el lobo haciendo honor a una leyenda o el búho) pintados por Alonso Murillo, ¡tenemos nuestro propio Banksy¡.

Es vecino de Collado Villalba y autor de estas maravillas. Es conocido en el arte urbano como SEA 162. Su primera pintada en este enclave fue “ No tirar basura, cabrones” en 2010, que todavía se puede leer. 

Entonces, limpiaron la zona durante semanas, para preservar el paraje donde se bañaban y pasaban las tardes. Ahora tiene una empresa de decoración que compagina con SEA 162, su proyecto para rehabilitar espacios de la naturaleza.

Aprovecha el relieve de la roca para darles volumen. Auténticas obras de arte! Merece la pena disfrutarlas ¡¡¡¡ Y lo increíble, es que posteriormente han venido algunos graciosillos, por decirlo finamente, que han pintado unos grafitis feos y sin sentido encima. ¡Increíble¡. ¡Vaya compañerismo!

En ese magnífico entorno, hicimos la famosa parada del ángelus, para picar algo. Como el esfuerzo no había sido mucho, no teníamos demasiada gusa. Pero había que darle una gracia al estómago.

Sin parar demasiado, continuamos nuestro marcha por las canteras, para poder llegar a las 14:30, hora reservada por Antonio para la comida. ¡Y seguía sin llover¡.

Con canteras en prácticamente todo el trayecto, tuvimos que cruzar con prudencia la carretera M-601 por uno de sus puntos y, atravesando un prado, llegamos a los lavaderos de la Dehesa. Tres magníficos pilones construidos por supuesto con granito, aprovechando el cauce del arroyo Tablero.


Hasta aquí acudían las alpedreteñas a lavar la ropa. Al hilo de ello, Pepa, nos deleitó con fantásticas anécdotas sobre su infancia en Collado Mediano. ¡Que maravilla! Aparte de los buenos ratos, ¡siempre se aprende algo, en estas rutas!.

Continuamos nuestro trasiego por las canteras, como la Montalvo, la del 600, la de San Juan. Atravesamos  las Cercas de Avila y las Dehesas de Alpedrete, antaño un gran robledal.

Ya cerca de nuestro punto inicial, para coger los coches, el camino era llano y sencillo y visualizando cosas curiosas, como una fábrica de azulejos, un campo de tiro y un pequeño circuito de entrenamiento de motociclismo para mini motos, llamado Sacacorchos, si mi amigo Google me ha dado la información correcta.

Dejando atrás todo aquello, cruzamos la carretera M-863 y la M-601 para llegar al lugar inicial, y estirando la cuenta de los km realizados, hasta la misma puerta del coche, para contabilizar algo más de 10km y que esta excursión no quedase fuera de nuestro cómputo. Puf, por los pelos¡¡¡

De ahí directos a las Postas, donde a pesar del bajo precio, nos deleitamos con una más que notable comida, buenas cervezas, buena compañía y las magníficas vistas que desde allí puedes disfrutar de Navacerrada. Y así dimos por terminada, otra magnifica jornada de miércoles con Antonio, sin la lluvia prevista¡ Alguien reza por nosotros¡

Por una ruta corta pero más que agradable, curiosa, las obras de arte de la cantera del Lobo Cojo y con un tiempo, que al final nublado, pero sin llover, agradeces después de tantos días de sol y sabiendo que pronto volverán los días de excesivo calor, la estupenda y no esperada comida, así como por los recuerdos emotivos de su infancia que a Ricardo, le ha producido recorrerla de nuevo, le otorgo 4,5 sicarios.
Sonia López - Saborit

FOTOS

miércoles, 15 de enero de 2025

Excursión 826: Vuelta por Horcajuelo de la Sierra

FICHA TÉCNICA
Inicio: Horcajuelo de la Sierra 
Final: Horcajuelo de la Sierra
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 13,8 Km 
Desnivel [+]: 651 m 
Desnivel [--]: 651 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 32

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta

























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

RUTA EN RELIVE
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RESUMEN
En el momento que José María, a través del correo, nos comunicó que en la excursión de hoy hacia mis 300 rutas con el GMSMA, me dije "esta crónica la tengo que hacer yo"😁, y en eso estamos.

La convocatoria de Antonio nos contaba algo de una canica que nos remontaba a la ruta 135. Y ahí me fui a ver qué pasó en dicha ruta y su historia: realizada en el mes de mayo.., con 28 km y +595 -1021, desde el puerto de Somosierra a Buitrago, con crónica realizada por Antolín en la que cuenta que Antonio nos la presentó como “En coche la bajada es evidente desde el puerto, una canica llegaría a Buitrago sin ningún empujón, pero nosotros seguro que nos encontramos algún que otro repechón...” y efectivamente, la marcha fue un yoyo".

Bueno pues a la hora indicada llegamos al pueblo de Horcajuelo de la Sierra, en la Comunidad de MadridForma parte de la mancomunidad de municipios de la Sierra del Rincón, compuesta por cinco pueblos encantadores: la Hiruela, Montejo de la Sierra, Pradena del Rincón y el pueblo desde donde iniciamos nuestra ruta.

La zona abarca unos 15000 hectáreas de montañas y valles, ubicadas entre el puerto de Somosierra y el macizo de Ayllón.

Estos preciosos pueblos conservan aún la esencia de la vida rural y la tradición de antiguos oficios, como la minería que dio sustento a muchas familias gracias al hallazgo de metales preciosos en la montaña a mediados del siglo XIX.

La mina de San Francisco fue una de las más conocidas que se hicieron por la zona y que estuvo en fase productiva hasta 1860, fundamentalmente con la extracción de plata y rutilo.

La población se encuentra asentada sobre un cerro, a cuyos pies corren los arroyos Garita y Grande. Esta disposición del pueblo se cree que es el origen de su nombre, ya que "horca" tiene, entre otras acepciones, la de "pueblo entre ríos".

Con un cielo totalmente despejado aunque aún con un poco de rasca, fueron llegando todos los compañeros y la sorpresa fue ver llegar a nuestra muy querida Ana conduciendo después de 33 años sin hacerlo, ¡qué valiente!😘

Iniciamos la ruta desde la iglesia parroquial de San Nicolás de Bari, de estilo gótico (siglo XV). Bajamos por la carretera  hacia el norte y al llegar al aparcamiento seguimos el camino que sale a la derecha y se dirige hacia la mina de plata.

Un par de charcos que encontramos en el camino estaban completamente congelados, lo que daba idea de la temperatura que debía haber a primera hora de la mañana.

Cruzamos por dos veces el arroyo Grande y en constante ascenso, de unos 250 metros de altura, alcanzamos la Mina de San Francisco. Tiene unas voluminosas escombreras, una galería, varios pozos aterrados y calicatas antiguas a lo largo del Cerro de Las Porrillas, además de antiguas edificaciones de piedra que servían de almacén.

La mayoría nos introdujimos en la bocamina, de corta longitud y parcialmente anegada, buscando su final, tapado supongo que para evitar accidentes o vandalismo.

Junto a la bocamina, en el que estaba el mayor filón, se encuentra un pozo vallado, en el que hay constancia que existió un malacate, de cierta envergadura, con el que se extraía el mineral.

De allí, descendimos en busca del Molino de Tío Cecilio. Abandonando la Senda de la Mina, y en una agradable pradera paramos a tomar el refrigerio de media mañana.

Tras hacernos la foto de grupo, continuamos la bajada cruzando un arroyo. Poco a poco el valle se va abriendo ante nosotros, a nuestra derecha, los cerros de Sierra Escalba y arriba, a lo lejos, el collado del Mosquito.

Pronto alcanzamos el arroyo de las Cabrillas, donde está situado el Molino, al que se llega remontando un paredón, y después hay que vadear el arroyo de Prados de la Maesa. Este riachuelo nace un poco más arriba en el prado del mismo nombre, donde vemos unos pequeños saltos de agua que forma en su descenso hacia el arroyo de las Cabrillas.

Continuando de frente y llegamos al Molino del Tío Cecilio, que está enclavado en un precioso y bucólico rincón, escondido en la espesura del bosque al que solo se puede acceder en todoterreno.

Hoy es una casa restaurada con mucho encanto, frente a la que hay un bonito puente de madera y una zona de mesas construidas con las antiguas ruedas de molino.

Regresando sobre nuestros pasos, volvimos a cruzar el arroyo de Prados de la Maesa para enseguida desviamos a la izquierda e iniciar el ascenso a la cresta de la Sierra Escalba.

Como la temperatura era magnífica, sin una pizca de viento con la subida todos empezamos a despojarnos de la ropa de abrigo, por supuesto unos más que otros🤪. 

Nada más dejar el Camino de la Maesa, donde unas vacas campaban a sus anchas, comenzó a empinarse el camino, por un sendero mal dibujado y lleno de zarzas, que cruza el Prado de la Maesa y al poco pasa junto a un chozo de piedra. 

Nos costó llegar al Cerro de los Coteruelos (1.552m), donde paramos a comer y recuperar las fuerzas que la subida nos había agotado, no en vano habíamos subido más de 300 metros en menos de 2 Km.

Teníamos unas bonitas vistas, al norte el Cerro Cerezo (1.636m), la cumbre más alta de la Sierra Escalba y a lo lejos, el Cerrón, el Pico del Lobo, el Santuy y el Ocejón, entre otros. Lugar ideal para tomarnos los bocadillos.

Ya más entonados, buscamos el sendero de bajada que conduce a los Pallejones, empinado descenso, de nuevo entre matorral hasta alcanzar un muro de piedra junto al que continuamos la bajada en agradable paseo hasta conectar con un camino, que tomamos a la derecha, que se interna en un robledal centenario.

Tras cruzar un portón, enseguida nos desviamos a la derecha para seguir el sendero que, pasando junto a un pilón, nos lleva a contemplar las cuatro lagunas o estanques de Montejo de la Sierra, disfrutando de unos reflejos increíbles de los robles que las rodean en el agua.

Estas pequeñas lagunas son en realidad unas balsas creadas para abastecer de agua a los huertos de la zona. Se alimentan de la Reguera de la Tejerilla, que  nace en el Lomo de la Tejera, cerca del Hayedo de Montejo. Con los años se han naturalizado completamente y están repletas de fauna y flora propia de las zonas lacustres, especialmente de anfibios.

Ya solo nos quedaba cruzar unos prados y llegar a Horcajuelo de la Sierra por la parte sur para recoger los coches y, a falta de bar, irnos al pueblo de Prádena del Rincón a tomar unas cervecitas y algún vinito para celebrar el fin de una ruta estupenda con un día precioso, y el cumpleaños de nuestros compañeros y amigos Enrique y Carlos y mis 300 rutas.

Por todo ello, a esta excursión le doy un 4. Muchas gracias a todos por vuestra compañía y vuestra amistad, un lujo.
Pepa Santos