TRACK
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
RUTA EN WIKILOC
RESUMEN
De nuevo, otro miércoles fuimos convocados por Antonio, para una nueva excursión. En esta ocasión, como las previsiones del tiempo era malas, pero que muy malas, vamos, que nos íbamos a mojar sí o sí, la propuesta era una ruta fácil y no muy larga, de unos 12 km, (pan comido para el grupo) para ver las
canteras de Alpedrete, en el pasado muy rentables y ahora, que ya no se explotan, la naturaleza ha recuperado en ellas, el terreno que perdió.
Ante todo, me gustaría daros unas breves pinceladas sobre ellas y el municipio de la Comunidad de Madrid,
Alpedrete, donde se asientan, para los que, ignorantes como yo (sin faltar a nadie, por supuesto), no había oído ni leído sobre ellas, os hagáis una idea de lo que significaron.
Dado que algunos, como Santi, que ya nos puso en antecedentes en el camino, seguro se saben la historia, directamente, se pueden saltar el par de párrafos siguientes, y así, no se aburrirán tanto con mi crónica, jejeje. Por cierto, fue la pobre Celia la encargada de transmitirme la noticia de que esta semana era yo la “ afortunada”( snif) . Cuando intuyes que ya están revoloteando las miradas cual halcón para asignarla, todo el mundo intenta hacerse invisible. ¿Por qué será?
Bueno, ahí van mis pinceladas:
Alpedrete, es conocido por sus canteras , de las que se extrajo granito para la construcción de El Escorial, el Palacio de Oriente, el Valle de los Caídos o el Acueducto de Segovia (increíble, no??? ) y fueron su motor económico durante décadas. El oficio de cantero existe en esta zona desde hace siglos, teniéndose referencia de este en el año 1.500. Tres periodos de esplendor de la Cantería son de reseñar en Alpedrete. El primero durante la construcción del
Monasterio del Escorial, el segundo en el siglo XVIII y el tercero durante el reinado de
Carlos III. La piedra se extraía de más de 50 canteras presentes en la zona y eran muy apreciadas para obras en
Madrid y las dos
Castillas.
Cada cantera recibía el nombre de la persona o familia que lo explotaba o del lugar que se ubicaba. Por ejemplo, la Cantera de Severiano, de Clemente, la de la Huerta del Cañal o la de la Dehesa.
Algunas han tenido un uso diferente a lo largo del tiempo. Por poner unos ejemplos:
- La cantera de las Truchas. Esta cantera ha sido reutilizada para la pesca deportiva desde hace más de 15 años.
- La
Cantera de los Balandines: utilizada para bañarse por personas de la comarca.
- Cantera del Severino: Conocida por algunos como cantera del Lobo Cojo, en la actualidad decorada por unos espectaculares murales, de los que ampliaré detalles más tarde, pues su búsqueda, para admirarlos fue uno de los principales objetivos de nuestra ruta de hoy.
El punto de encuentro se encontraba un desvío de la carretera
M-601 de
Navacerrada a
Collado Mediano, donde podíamos dejar los coches, y desde donde arrancaría nuestra marcha. Entre enfermos, obligaciones y la pereza ante la posibilidad de lluvia, “sólo” un total de 14 senderomagos nos presentamos a la convocatoria. ¡Y menos mal ¡ porque el aparcamiento era escasito. Qué razón tenía Antonio, cuando avisó: “cuidado a la hora de aparcar, hay poco sitio”. Y eso que hubo alguna afortunada que es de la zona, que pudo acercarse andando. ¡Vaya lujazo!
Una vez nos dimos los abrazos y besos correspondientes, cuando ya nos disponíamos a comenzar la ruta, Antonio nos propuso por sorpresa, renunciar a la comida de bocadillo y sustituirlo por un menú en el
restaurante las Postas. Tiene nuevo dueño y los pone a un precio más que asequible, 10 euritos de nada. Por ese precio, y ante las perspectivas de fuertes lluvias. ¿Quién podía negarse? Claro está. Se apuntó hasta el Tato. Aunque algunos nos quejamos. ¿Podías haber avisado antes? Y nos hubiéramos ahorrado traer el bocadillo. Je, Je. Y como siempre, Antonio se ocupó de las gestiones. ¡Si es que vale su peso en oro!
Ya sabiendo, que íbamos a comer bajo techo, iniciamos el camino hacia las canteras. Un camino fácil, embarrado y rodeado de encinas. Inicialmente con algo de lluvia, que nos hizo abrir los paraguas, pero muy llevadero, porque además no hacía frío. Eso sí, algo de niebla al fondo, que nos impedía disfrutar como nos hubiera gustado del paisaje, una pena.
Cruzamos unas puertas y continuamos nuestro camino, que, aunque sin apenas pendiente, el suelo comenzó a tener mucha piedra, que anunciaba que nos estábamos acercando a las canteras.
A lo lejos, aunque difuminado por la niebla podíamos divisar
Alpedrete. Por detrás, dejamos
Collado Mediano. Y al poco de iniciar la caminata, comenzamos a ver la serie de canteras. Las primeras que vimos eran pequeñas, pero según fuimos avanzando, parecía que iban aumentando de tamaño.
La verdad es que son sorprendente, lo que antes eran yacimientos, ahora se han convertido en auténticas lagunas, consecuencia del agua acumulada de la lluvia y donde está prohibido el baño. En las que tienen vegetación alrededor, puedes disfrutar del reflejo de los árboles en el agua, como si de un espejo se tratara.
Aunque simple, es una de las miles de maravillas que tiene la naturaleza. Qué afortunados somos y, a veces, qué poco lo apreciamos, que nos empeñamos en destruirlo y sustituirlo por cosas hechas por los humanos, con mayor coste y menor valor. ¡En fin! No nos pongamos negativos.
Se localizan en un entorno natural apreciado por su flora y si fauna y de hecho, Alpedrete, está nominado junto con otros municipios de la zona a convertirse en Reserva de la Biosfera.
Desde hacía un buen rato, ya había dejado de caer la poca lluvia del inicio, no estaba siendo tan malo como lo pintaban ¡así es que, en una de las primeras, nos juntamos para hacernos la foto de grupo, Y entre charlas, seguimos tan a gusto con nuestra peregrinación por los yacimientos y en busca de la cantera más interesante. La de las “pintadas”. ¿Cómo serán? Nos preguntamos. ¿Simples grafitis?
Durante todo el paseo, con un paisaje muy similar rodeado de las encinas y el granito, pudimos ver algún cartel que anunciaba las obras para la restauración ambiental de algunas de las canteras.
Y después de ver una tras otra, y ver pasar la
Estación de Transferencia de Collado Villalba, voilá, llegamos a la famosa cantera de las pintadas conocida como cantera del
Lobo Cojo. Nos encontramos con unos espectaculares murales que la decoran ahora. Dejó de utilizarse como cantera al finalizar la Guerra Civil.
Está situada justo entre Alpedrete y Collado Villalba. Aquí, el agua hace de espejo para las pinturas, (como la imagen de un bebé) y las rocas se han transformado en algo vivo gracias a los animales (como el lobo haciendo honor a una leyenda o el búho) pintados por Alonso Murillo, ¡tenemos nuestro propio Banksy¡.
Es vecino de
Collado Villalba y autor de estas maravillas. Es conocido en el arte urbano como
SEA 162. Su primera pintada en este enclave fue “ No tirar basura, cabrones” en 2010, que todavía se puede leer.
Entonces, limpiaron la zona durante semanas, para preservar el paraje donde se bañaban y pasaban las tardes. Ahora tiene una empresa de decoración que compagina con SEA 162, su proyecto para rehabilitar espacios de la naturaleza.
Aprovecha el relieve de la roca para darles volumen. Auténticas obras de arte! Merece la pena disfrutarlas ¡¡¡¡ Y lo increíble, es que posteriormente han venido algunos graciosillos, por decirlo finamente, que han pintado unos grafitis feos y sin sentido encima. ¡Increíble¡. ¡Vaya compañerismo!
En ese magnífico entorno, hicimos la famosa parada del ángelus, para picar algo. Como el esfuerzo no había sido mucho, no teníamos demasiada gusa. Pero había que darle una gracia al estómago.
Sin parar demasiado, continuamos nuestro marcha por las canteras, para poder llegar a las 14:30, hora reservada por Antonio para la comida. ¡Y seguía sin llover¡.
Con canteras en prácticamente todo el trayecto, tuvimos que cruzar con prudencia la carretera M-601 por uno de sus puntos y, atravesando un prado, llegamos a los lavaderos de la Dehesa. Tres magníficos pilones construidos por supuesto con granito, aprovechando el cauce del arroyo Tablero.
Hasta aquí acudían las alpedreteñas a lavar la ropa. Al hilo de ello, Pepa, nos deleitó con fantásticas anécdotas sobre su infancia en
Collado Mediano. ¡Que maravilla! Aparte de los buenos ratos, ¡siempre se aprende algo, en estas rutas!.
Continuamos nuestro trasiego por las canteras, como la Montalvo, la del 600, la de San Juan. Atravesamos las Cercas de Avila y las Dehesas de Alpedrete, antaño un gran robledal.
Ya cerca de nuestro punto inicial, para coger los coches, el camino era llano y sencillo y visualizando cosas curiosas, como una fábrica de azulejos, un campo de tiro y un pequeño circuito de entrenamiento de motociclismo para mini motos, llamado Sacacorchos, si mi amigo Google me ha dado la información correcta.
Dejando atrás todo aquello, cruzamos la carretera M-863 y la M-601 para llegar al lugar inicial, y estirando la cuenta de los km realizados, hasta la misma puerta del coche, para contabilizar algo más de 10km y que esta excursión no quedase fuera de nuestro cómputo. Puf, por los pelos¡¡¡
De ahí directos a
las Postas, donde a pesar del bajo precio, nos deleitamos con una más que notable comida, buenas cervezas, buena compañía y las magníficas vistas que desde allí puedes disfrutar de
Navacerrada. Y así dimos por terminada, otra magnifica jornada de miércoles con Antonio, sin la lluvia prevista¡ Alguien reza por nosotros¡
Por una ruta corta pero más que agradable, curiosa, las obras de arte de la cantera del Lobo Cojo y con un tiempo, que al final nublado, pero sin llover, agradeces después de tantos días de sol y sabiendo que pronto volverán los días de excesivo calor, la estupenda y no esperada comida, así como por los recuerdos emotivos de su infancia que a Ricardo, le ha producido recorrerla de nuevo, le otorgo 4,5 sicarios.
Sonia López - Saborit