miércoles, 15 de enero de 2025

Excursión 826: Vuelta por Horcajuelo de la Sierra

FICHA TÉCNICA
Inicio: Horcajuelo de la Sierra 
Final: Horcajuelo de la Sierra
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 13,8 Km 
Desnivel [+]: 651 m 
Desnivel [--]: 651 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 32

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta

























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK

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RESUMEN
En el momento que José María, a través del correo, nos comunicó que en la excursión de hoy hacia mis 300 rutas con el GMSMA, me dije "esta crónica la tengo que hacer yo"😁, y en eso estamos.

La convocatoria de Antonio nos contaba algo de una canica que nos remontaba a la ruta 135. Y ahí me fui a ver qué pasó en dicha ruta y su historia: realizada en el mes de mayo.., con 28 km y +595 -1021, desde el puerto de Somosierra a Buitrago, con crónica realizada por Antolín en la que cuenta que Antonio nos la presentó como “En coche la bajada es evidente desde el puerto, una canica llegaría a Buitrago sin ningún empujón, pero nosotros seguro que nos encontramos algún que otro repechón...” y efectivamente, la marcha fue un yoyo".

Bueno pues a la hora indicada llegamos al pueblo de Horcajuelo de la Sierra, en la Comunidad de MadridForma parte de la mancomunidad de municipios de la Sierra del Rincón, compuesta por cinco pueblos encantadores: la Hiruela, Montejo de la Sierra, Pradena del Rincón y el pueblo desde donde iniciamos nuestra ruta.

La zona abarca unos 15000 hectáreas de montañas y valles, ubicadas entre el puerto de Somosierra y el macizo de Ayllón.

Estos preciosos pueblos conservan aún la esencia de la vida rural y la tradición de antiguos oficios, como la minería que dio sustento a muchas familias gracias al hallazgo de metales preciosos en la montaña a mediados del siglo XIX.

La mina de San Francisco fue una de las más conocidas que se hicieron por la zona y que estuvo en fase productiva hasta 1860, fundamentalmente con la extracción de plata y rutilo.

La población se encuentra asentada sobre un cerro, a cuyos pies corren los arroyos Garita y Grande. Esta disposición del pueblo se cree que es el origen de su nombre, ya que "horca" tiene, entre otras acepciones, la de "pueblo entre ríos".

Con un cielo totalmente despejado aunque aún con un poco de rasca, fueron llegando todos los compañeros y la sorpresa fue ver llegar a nuestra muy querida Ana conduciendo después de 33 años sin hacerlo, ¡qué valiente!😘

Iniciamos la ruta desde la iglesia parroquial de San Nicolás de Bari, de estilo gótico (siglo XV). Bajamos por la carretera  hacia el norte y al llegar al aparcamiento seguimos el camino que sale a la derecha y se dirige hacia la mina de plata.

Un par de charcos que encontramos en el camino estaban completamente congelados, lo que daba idea de la temperatura que debía haber a primera hora de la mañana.

Cruzamos por dos veces el arroyo Grande y en constante ascenso, de unos 250 metros de altura, alcanzamos la Mina de San Francisco. Tiene unas voluminosas escombreras, una galería, varios pozos aterrados y calicatas antiguas a lo largo del Cerro de Las Porrillas, además de antiguas edificaciones de piedra que servían de almacén.

La mayoría nos introdujimos en la bocamina, de corta longitud y parcialmente anegada, buscando su final, tapado supongo que para evitar accidentes o vandalismo.

Junto a la bocamina, en el que estaba el mayor filón, se encuentra un pozo vallado, en el que hay constancia que existió un malacate, de cierta envergadura, con el que se extraía el mineral.

De allí, descendimos en busca del Molino de Tío Cecilio. Abandonando la Senda de la Mina, y en una agradable pradera paramos a tomar el refrigerio de media mañana.

Tras hacernos la foto de grupo, continuamos la bajada cruzando un arroyo. Poco a poco el valle se va abriendo ante nosotros, a nuestra derecha, los cerros de Sierra Escalba y arriba, a lo lejos, el collado del Mosquito.

Pronto alcanzamos el arroyo de las Cabrillas, donde está situado el Molino, al que se llega remontando un paredón, y después hay que vadear el arroyo de Prados de la Maesa. Este riachuelo nace un poco más arriba en el prado del mismo nombre, donde vemos unos pequeños saltos de agua que forma en su descenso hacia el arroyo de las Cabrillas.

Continuando de frente y llegamos al Molino del Tío Cecilio, que está enclavado en un precioso y bucólico rincón, escondido en la espesura del bosque al que solo se puede acceder en todoterreno.

Hoy es una casa restaurada con mucho encanto, frente a la que hay un bonito puente de madera y una zona de mesas construidas con las antiguas ruedas de molino.

Regresando sobre nuestros pasos, volvimos a cruzar el arroyo de Prados de la Maesa para enseguida desviamos a la izquierda e iniciar el ascenso a la cresta de la Sierra Escalba.

Como la temperatura era magnífica, sin una pizca de viento con la subida todos empezamos a despojarnos de la ropa de abrigo, por supuesto unos más que otros🤪. 

Nada más dejar el Camino de la Maesa, donde unas vacas campaban a sus anchas, comenzó a empinarse el camino, por un sendero mal dibujado y lleno de zarzas, que cruza el Prado de la Maesa y al poco pasa junto a un chozo de piedra. 

Nos costó llegar al Cerro de los Coteruelos (1.552m), donde paramos a comer y recuperar las fuerzas que la subida nos había agotado, no en vano habíamos subido más de 300 metros en menos de 2 Km.

Teníamos unas bonitas vistas, al norte el Cerro Cerezo (1.636m), la cumbre más alta de la Sierra Escalba y a lo lejos, el Cerrón, el Pico del Lobo, el Santuy y el Ocejón, entre otros. Lugar ideal para tomarnos los bocadillos.

Ya más entonados, buscamos el sendero de bajada que conduce a los Pallejones, empinado descenso, de nuevo entre matorral hasta alcanzar un muro de piedra junto al que continuamos la bajada en agradable paseo hasta conectar con un camino, que tomamos a la derecha, que se interna en un robledal centenario.

Tras cruzar un portón, enseguida nos desviamos a la derecha para seguir el sendero que, pasando junto a un pilón, nos lleva a contemplar las cuatro lagunas o estanques de Montejo de la Sierra, disfrutando de unos reflejos increíbles de los robles que las rodean en el agua.

Estas pequeñas lagunas son en realidad unas balsas creadas para abastecer de agua a los huertos de la zona. Se alimentan de la Reguera de la Tejerilla, que  nace en el Lomo de la Tejera, cerca del Hayedo de Montejo. Con los años se han naturalizado completamente y están repletas de fauna y flora propia de las zonas lacustres, especialmente de anfibios.

Ya solo nos quedaba cruzar unos prados y llegar a Horcajuelo de la Sierra por la parte sur para recoger los coches y, a falta de bar, irnos al pueblo de Prádena del Rincón a tomar unas cervecitas y algún vinito para celebrar el fin de una ruta estupenda con un día precioso, y el cumpleaños de nuestros compañeros y amigos Enrique y Carlos y mis 300 rutas.

Por todo ello, a esta excursión le doy un 4. Muchas gracias a todos por vuestra compañía y vuestra amistad, un lujo.
Pepa Santos

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