miércoles, 28 de mayo de 2014

Excursión 190: Canto del Pico

FICHA TÉCNICA
Inicio: Torrelodones

Final: Torrelodones
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 17,2 Km 
Desnivel [+]: 355 m 
Desnivel [--]: 355 m 

Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua:

Ciclable: En parte
Valoración: 4,5
Participantes: 28


MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta



























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta




TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)


PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
Paco Nieto quería celebrar por todo lo alto su marcha centenaria y para ello nos preparó un recorrido muy completo por su pueblo de adopción, Torrelodones. Estaba todo orgulloso del lugar y de haber trazado un estupendo itinerario, sin apenas pisar asfalto, de 17 Km. bien medidos (no como los 12 Km. de otro que yo me sé). Incluso se había molestado en marcar con hitos algunos tramos poco transitados.

¿Por qué será que los reyes de la bufanda atlética, Isabel y Fernando (tanto monta, monta tanto) no habían acudido a esta cita, cuando nos tienen acostumbrados a no faltar casi nuca? ¿Estarían penando la derrota del equipo de sus amores? Para compensarlo, contábamos con la presencia por primera vez de Lucía y Jorge. Antonio no se pudo resistir a darnos el banderazo de salida mientras se le ponían los dientes muy largos.

Enseguida penetramos por el oeste en la “pequeña pedriza” que es la sierra de Hoyo; seguimos un laberinto de sendas que se internan entre la vegetación y los berruecos, y visitamos “el mesto”, un singular árbol de buen tamaño cruce de encina y alcornoque (lo que no reconocimos fueron lodones por ninguna parte). Poco a poco, ascendimos hasta el recinto de “La Casa de La Bruja”. Paseamos entre las construcciones medio abandonadas que lo rodean, sintiendo un poco de pena por su deterioro, más cuando el entorno y el panorama que se avista son sorprendentes.

Protegidos del viento delante del palacete del Canto del Pico, tomamos el bocata mientras Paco nos ilustraba contándonos toda la historia del lugar, repartiéndonos además información cartográfica que nos permitió después situar distintas poblaciones que abarcábamos con la vista y especular sobre la localización exacta de Brunete.

Bajamos a continuación hasta cruzar la carretera de Colmenar para atravesar un prado con intenso aroma a heno y, tras visitar un viejo búnker militar de la posición Lince en un empingorotado emplazamiento, dirigirnos a lo que José María definió como “La Alhambra de Torrelodones”, la casa de Cantos Negros, una sorpresa para la mayoría.

El día, que había empezado algo lluvioso, se había ido despejando y ya se notaba el calor, pero pronto nos refrescamos en la umbría de la vegetación que arropa al arroyo de Trofa hasta llegar al embalse de Los Peñascales, donde fue inevitable hacer comparaciones con las lujosas viviendas que lo circundan.

Para cumplir con el plan previsto ya sólo faltaba visitar los restos de trincheras de la Guerra Civil que se sitúan sobre la antigua carretera que daba acceso a Madrid a lo largo del arroyo.


En parte por las prisas y en parte por el calor, unos cuantos ya se volvieron y algunos otros se quedaron descansando a la sombra, mientras el resto nos encaramamos al cotarro y seguimos de nuevo las oportunas explicaciones de Paco, por las que nos enteramos, por ejemplo, de que lo que parecían alcantarillas surgiendo del terreno eran en realidad trincheras antiaéreas.

La excursión circular se completó subiendo trabajosamente hasta el estadio de fútbol, primero por un camino y luego por una senda paralela a la A-6. Este tramo fue durillo porque se acercaba la hora de comer y el sol ya molestaba bastante. El posterior paseo por el pueblo hasta el restaurante ya se hacía más ligero, pues quedaba muy poquito para refrescarse con las cervecitas de rigor.

El restaurante no podía ser más emblemático, construido en 1592 en la que fuera una antigua posada de las que dio origen al pueblo, en la que se alojaba con cierta asiduidad el rey Felipe II, en sus desplazamientos desde Madrid hasta el Monasterio de El Escorial.

Presidió la mesa una miniatura de la orejona, la muy deseada por los madridistas décima copa de la Champions y que los atléticos casi llegan a hacer suya. A los postres, cuando el vino y las cervezas habían aclarado las gargantas, cantamos fraternalmente los himnos de ambos equipos, con claro triunfo, esta vez sí, de los atléticos, capitaneados por la portentosa voz de Manuel C.

Paco N. nos mostró cómo había quedado la placa del Cancho Mágico, a la vez que nos anunció que para final de año espera engrosar el grupo de senderomagos abuelos.

La excursión bien se merece por parte de Madi 4 sicarias y, si se le añaden las alegrías de la comida, pasan a ser 4,5. 
Melchor

P.D.: Esta ruta recorre en parte de ella fincas particulares, por lo que se recomienda contar con el permiso de sus propietarios.


FOTOS

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