Inicio: Següenco. Asturias
Final: Covadonga. Asturias
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 13,9 Km
Desnivel [+]: 516 m
Desnivel [--]: 803 m
Tipo: Sólo ida
Dificultad: Media
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 21
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
TRACK
* Track de la ruta (real, archivo gpx)
* Track de la ruta (recomendable, archivo gpx)
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (real, archivo kmz)
* Mapa 3D (recomendable, archivo kmz)
RUTA EN WIKILOC
* Ver la ruta recomendable en Wikiloc
* Mapa 3D (real, archivo kmz)
* Mapa 3D (recomendable, archivo kmz)
RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
Otro primaveral día de sol nos dio la bienvenida
al despertar en Corao para nuestra segunda excursión por esos lares. Esta vez,
desde el hotel “El Espino” se organizaba la intendencia y Antonio nos guiaba en
la ruta.
Tras el desayuno bien surtido, los microbuses nos
llevaron en un pis pas hasta Següenco ascendiendo desde Cangas por una coqueta
carretera. Desde allí partimos en dirección sur por un caminito que ascendía
suavemente y permitía mantener animadas conversaciones. Así llegamos al puerto
de La Vara y poco después a un monumento que es todo un ejemplo de economía de
medios, ya que un burrito y un enanito de jardín se complementan para rendir
homenaje a los pastores de la zona. Quizá por ello los pastores de por allí
puedan tener algún asunto pendiente desde 2008 que pagan con los excursionistas
que se cruzan en su camino...
Seguimos paseando hasta llegar al punto desde donde
se contempla el valle del río Dobra en todo su tramo final desembocando en el
Sella. Desde aquí también se intuye todo el trayecto del Sella hasta casi su
nacimiento. Mientras, volviendo la vista atrás, nos admirábamos con la estampa
del mar Cantábrico asomando por entre las cimas de la sierra de Cuera.
Después nos internamos entre praderas hacia el
cañón del Dobra por una preciosa senda, hasta encontrar un buen lugar para
tomar el tentempié. Aquí “la juventud” se entretuvo brincando por las crestas
hasta que casi les perdimos de vista, mientras los demás nos regocijábamos con
el paisaje y compartiendo la escasa manduca que habíamos improvisado antes de
partir.
Íbamos justos de tiempo y no podíamos entretenernos
en alcanzar el desfiladero del Dobra, así que volvimos sobre nuestros pasos
para encarar el descenso hacia Covadonga. Pero hete aquí que un vaquero de la
zona, al que consultamos, nos indicó un enrevesado itinerario que, además de
retrasarnos, presentaba tramos difíciles, en particular uno a través de piedras
en alineamiento vertical en el que Belén sufrió una aparatosa caída; hay que
alabar de ella su templanza y valentía, pues, sin quejarse, se adelantó la
primera para llegar cuanto antes al destino.
Superadas las dificultades de la senda embarrada
y resbaladiza, accedimos por fin a un camino desde el que se entreveía entre la
vegetación el Santuario. Los más
devotos, con Belén al frente, corrieron a visitar a La Santina en su Santa Cueva y, poco después,
con al menos dos horas de retraso, un autobús de reserva nos llevó al
restaurante Las Palmeras, bajando de Covadonga.
Comimos ávidamente una bien ganada fabada que
estaba de vicio y un arroz con leche muy equilibrado en su sabor y en su
textura, y, hay que decirlo, servido según las más ancestrales costumbres
rurales.
¡Y qué bien volver después a “El Espino” para una
buena ducha y un merecido descanso antes de iniciar la velada!
Esta vez Madi ha estado dudando mucho en la
calificación. Hubo imprevistos que ocasionaron incidentes, pero la ruta era
preciosa. ¡Qué menos que 4’5 sicarias!
Melchor
FOTOS
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