miércoles, 18 de noviembre de 2015

Excursión 266: Peña Arcipreste de Hita - Tres Peñotas

FICHA TÉCNICA
Inicio: Alto del León
Final: Alto del León
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia:  17,1 Km
Desnivel [+]: 801 m
Desnivel [--]: 801 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: No

Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 41

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
La cita era el puerto Alto del León, los coches del GMSMA iban ocupando el aparcamiento delante del Asador, al lado del hórreo tipo asturiano que allí han montado. El día, soleado y espléndido. Algunos habíamos llegado con cierto temor al frío que podría hacer por la altura, sin embargo, no hacia viento y el cielo estaba limpio y despejado. Comenzada la ruta, enseguida empezamos  a despojarnos de prendas innecesarias.

Nos ponemos en marcha hacia el cerro de la Sevillana, de 1510 metro. La senda es amable y con grandes piedras redondeadas, típicas de la sierra de Guadarrama. El  camino discurre por la divisoria de cumbres y en paralelo a la cerca que separa Madrid y Segovia. Por el camino aparecen distintos restos de trincheras, búnkers y casamatas construidas, por la existencia de un prolongado frente, durante la Guerra Civil.

Pronto llegamos al Monumento del Arcipreste de Hita, un conjunto de piedras declarado Monumento de Interés Nacional en 1930, y que recuerda la figura del clérigo y literato Juan Ruiz, autor del libro del Buen Amor. Algunos aprovechamos la oportunidad de hacer una pequeña escalada, y encontrarnos con un pequeño Belén, protegido por un hueco entre las piedras. ¿Será señal de que la Navidad se acerca?. ¡Por el tiempo reinante  nadie lo diría!

El paisaje que podemos contemplar durante la ruta es espectacular. A nuestra derecha, un auténtico verde mar, que forman los pinares del valle del río Moros; más allá, la meseta segoviana. A nuestra izquierda se divisan las torres de Madrid, pero no mucho más, porque aunque el cielo en lo alto está limpio y no se aprecia la típica boina, una especie de neblina impide ver el resto de la ciudad; se supone que son los restos de contaminación que hicieron saltar las alarmas los días pasados.

Los cerros se iban sucediendo. Cuando llegamos a la Peña del Cuervo, de 1706 metros, hicimos un pequeño alto para tomarnos un breve  aperitivo, pues había que prepararse para las subidas que nos esperaban.

A continuación, vino el cerro Mostajo de 1717 metros, para luego llegar al collado de Gibraltar, a 1698 metros, inicio de la subida a la Peñota.

A los 1920 metros se encuentra la primera cumbre, situada a mano izquierda, una vez que se alcanza la arista, que aparenta la cara de una esfinge.

Después de un pequeño tramo entre rocas y vegetación, por el lado norte de la arista, llegamos al callejón que separa las dos puntas gemelas de la cima principal, alcanzamos el vértice geodésico, que se alza a 1945 metros, llamado pico Carpentier.

Estupendo lugar donde hicimos un descanso y disfrutamos del buen tiempo y del maravilloso paisaje.  La panorámica desde aquí es excepcional, abarcando gran parte de la sierra de Guadarrama: desde los Montes del Escorial, al Oeste, hasta el lejano  Peñalara, pasando por la muralla que conforman la Sierra de Hontanares y la Mujer Muerta; al otro lado del Moros, Montón de Trigo, Siete Picos y La Maliciosa, al Este.

Posteriormente continuamos un ratito hacia el Este, hasta llegar al collado Cerromalejo, donde dejamos la cuerda  y comenzamos a descender por un camino incorporándonos al interior de los esplendidos pinares que habíamos contemplado desde arriba para girar hacia el Oeste, buscando ya el camino de vuelta. A la sombra, al lado de un puente sobre el pequeño arroyo Gargantilla, aprovechamos para descansar, tomarnos las principales viandas y hacer la foto de grupo.

Luego proseguimos por un camino amplio y llano, a  cuya orilla tuvimos la oportunidad de deleitar la vista con otros tesoros de la flora como son los distintos tipos de setas que íbamos viendo. Aunque la climatología de este año no ha sido muy propicia, siempre surgen ejemplares que nos enseñan la grandeza de la naturaleza.

Llegado un momento del camino, que se bifurcaba a derecha e izquierda, Antonio optó por hacerlo un poco más divertido, sorteando una valla y poniéndonos a trochar, hasta encontrarnos de nuevo con el sendero del Arcipreste que nos devolvía al punto de partida.

Algunos nos retrasamos un poco, tratando de seguir apreciando las bellezas de la naturaleza, y esperando a Joaquín, al que se le había caído  la navaja al saltar la valla y había vuelto a buscarla.

Como buen final de ruta, terminamos disfrutando de unas cervezas frescas en el asador del León, invitados por los cumpleañeros de turno. Ya era bastante tarde, el sol se estaba poniendo y la noche venia enseguida. 

La jornada había sido completa; la ruta y el tiempo excepcional y la compañía y el ambiente magnifico, y el disfrute total. Madi concede a esta excursión la calificación de 5 sicarias.
Ángel R. Otero

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