Inicio: Puerto de la Morcuera
Final: Canto Cochino
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 16,2 Km
Desnivel [+]: 692 m
Desnivel [--]: 1388 m
Tipo: Sólo ida
Dificultad: Alta
Pozas y agua: Sí
Dificultad: Alta
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 25
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
TRACK
* Track de la ruta (archivo gpx)
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)
RUTA EN WIKILOC
* Ver esta ruta en Wikiloc
RESUMEN
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)
RUTA EN WIKILOC
* Ver esta ruta en Wikiloc
RESUMEN
Parece
que fue ayer cuando envié la anterior crónica y aquí estoy con otra nueva y
parezco la “mala burra que de ver la
carga suda”. Con gran alivio el “Cabo
Furriel” (el que asigna servicios a la tropa entre otras cosas), encontró a
uno que no quería ser descortés y que consideraba que me tocaba.
Una
vez dicho el sí, se suceden las instrucciones a seguir en el relato –ya sabes,
tú pon lo de siempre, es muy fácil y lo que se te ocurra—y pensaba que no me
fuese a pasar como aquel chiste que me contaba mi abuela y que lo daba como
cierto:
Esto era un soldado en el frente y
analfabeto, el cual le pidió a otro compañero que le escribiese una carta a su
novia y éste le pregunta ¿qué le pongo? Tú pon,
dile, dile, y el otro con muy mala uva eso le puso, ¿qué más? Tú pon, dile, dile y así hasta llenar la
hoja. El relato no contaba la cara que debió poner la novia o el lector.
Pasadas
las 9:30 llegamos el grupo alcalaíno al aparcamiento de Manzanares el Real y empezaron
los saludos y las primeras charradas con los que iban llegando y llegado el
momento nos acercamos al autobús contratado por la organización para el
desplazamiento al puerto de la Morcuera punto de inicio de la marcha. En el
autobús estaban ya algunos preocupados de que no llegaba nadie y hubo que
explicarles que “habíamos cogido un
capazo” (entretenerse hablando) y
nos habíamos despistado.
Durante
el viaje hacia el puerto de la Morcuera, que se me antojó largo, iba todo el
mundo contento contando chascarrillos y riéndonos a placer sin presagiar el
aciago día que nos esperaba. En el puerto estaban dos senderomagas y la perrita
Mecha. Por lo tanto 23 del autobús y dos más son 25 senderomagos para iniciar
la marcha.
Al inicio, hacía un viento frío y empezaba a estar
nublado y por delante según las previsiones nos quedaban 15 Km. de Pedriza unos
pocos metros de subida y muchos de bajada por buenos senderos, pero no seamos “ababoles” (bobos, tontos) ¿cuándo se han
cumplido las premisas iniciales?
Los Km. se alargan, los metros de subida suben y los de bajada bajan y en cuanto a los senderos en muchos tramos no hay sederos hay piedras, que de éstas no faltan, como no podía ser de otra manera habiéndola diseñado nuestro explorador de cabecera Paco Cantos.
Los Km. se alargan, los metros de subida suben y los de bajada bajan y en cuanto a los senderos en muchos tramos no hay sederos hay piedras, que de éstas no faltan, como no podía ser de otra manera habiéndola diseñado nuestro explorador de cabecera Paco Cantos.
Comenzamos
subiendo para variar y en contra de nuestra costumbre no era muy empinado pero
pronto se vislumbraban los “tozales” (lugares altos) a los que nos
querían llevar, pasamos el collado de la Najarra y enseguida se fue estirando
el grupo pero había buena visibilidad y empezaron las quejas a los de cabeza
¡no vayáis tan deprisa!.
Paradita
y reagrupamiento, al reanudar la marcha la primera imagen bucólica, unas
cuantas vacas negras sentadas plácidamente sin importarles nuestra presencia.
Más adelante parada de avituallamiento y con las cabras merodeando pero
mantenidas a raya por Mecha que las perseguía.
A
por el Bailandero, curioso nombre, por el lado que ascendimos no tenía demasiada
dificultad, pero al iniciar la bajada ya sé de dónde le viene el nombre, se
sucedían unos bailes y contoneos de piedra en piedra sorteándolas, que generan
un nuevo paso de baile de salón “El Bailandero”.
Pero todo no va a ser malo ya que veíamos hacía rato en el Collado de Pedro de los Lobos, la segunda imagen bucólica unos caballos con sus potrillos que supuso el entretenimiento de muchos con foto va foto viene, deben estar acostumbrados ni se inmutaban. Este acontecimiento provocó que aún se estirase más el grupo.
Pero todo no va a ser malo ya que veíamos hacía rato en el Collado de Pedro de los Lobos, la segunda imagen bucólica unos caballos con sus potrillos que supuso el entretenimiento de muchos con foto va foto viene, deben estar acostumbrados ni se inmutaban. Este acontecimiento provocó que aún se estirase más el grupo.
Después
de los caballos una larga subidita, pasando por la loma de Asómate de Hoyos y sin llegar a su pico, excepto dos
que luego tuvieron que desandar el camino, empezamos a buscar el descenso hacia la Pedriza, pero
la lluvia comenzó a caer y en el rato de espera de reagrupamiento se arreció y
allí invocando a todos los santos paró y reanudamos la marcha ya de bajada pero
las nubes gris oscuro venían hacia nosotros, hoy no nos íbamos a librar de “chipiarnos” (mojarnos mucho).
Hasta
ahora el paisaje sólo había sido de altura, pero ya empezaba a cambiar,
piedras, pedruscos y mallos como los de Riglos (estos de Madrid se creen que
sólo ellos tienen piedras verticales), poco a poco el descenso que a veces
parecía ascenso, para ir bordeando las dificultades, a lo lejos se seguía
oyendo el soniquete ¡no vayáis tan deprisa!
Nos
dirigíamos a Peña Lindera, Alto y Collado Matasanos y caminar entre grandes
formaciones rocosas siempre empequeñece, la pena es la lluvia persistente y
para incomodar la “boira” (niebla),
que provocó pequeñas dudas de dirección, que con gran maestría las resolvieron
esos que entienden el GPS.
Entre rocas hicimos una parada para comer y hacer fotos. Una vez en marcha ya la lluvia no nos iba a dejar en toda nuestra bajada, con miedo a las piedras mojadas que se vuelven traicioneras y resbaladizas, se oía algún lamento de hastío ¡A ver cuando tengo 90 años y me eximen de subir a la Pedriza!
Entre rocas hicimos una parada para comer y hacer fotos. Una vez en marcha ya la lluvia no nos iba a dejar en toda nuestra bajada, con miedo a las piedras mojadas que se vuelven traicioneras y resbaladizas, se oía algún lamento de hastío ¡A ver cuando tengo 90 años y me eximen de subir a la Pedriza!
Después, el Dedo, Cuatro Torres, Seis Torres, Esfinge, el Puro y otras formaciones, qué más da, piedras
con formas imaginarias dependiendo del lugar que se mire.
Por
fin parece que ya bajamos de verdad, pero había que salvar una pequeña
dificultad, teníamos que meternos en un gua y al final pasar por un agujerito.
Enseguida empezaron los comentarios de los primeros en pasar y sin mirar a nadie –cuidado con los de la cintura de avispa y de extremidades largas- no vayamos a tener que utilizar métodos de extracción petrolíferos. Sin incidentes todos fueron enhebrando el agujerito de la aguja, pero esto retrasó un poco.
Enseguida empezaron los comentarios de los primeros en pasar y sin mirar a nadie –cuidado con los de la cintura de avispa y de extremidades largas- no vayamos a tener que utilizar métodos de extracción petrolíferos. Sin incidentes todos fueron enhebrando el agujerito de la aguja, pero esto retrasó un poco.
¡¡Horror!!
el jefe se pone delante, murmuraciones entre la tropa ¿pues no tenía mal el
tobillo? Y empezó la cadencia de paso cuál cómitre con su tambor en galeras,
azuzando a los galeotes para que la nave coja velocidad y la cogió y llegar pronto al Collado de la Ventana.
¡Vais muy deprisa! se oía. No tiene pérdida todo para abajo -contestaba- por un
camino entre pinos zigzagueante y con paraditas a contemplar desde el Collado de
las Abejas el Callejón de las Abejas (curioso eje de la anterior crónica) y
otros lugares desmerecidos por la lluvia.
Se
hacía larga la bajada totalmente mojados “chipichape”
(mucha agua) en las botas y las piernas
empezaban a resentirse, pero por fin el ver el arroyo de la Dehesilla y el refugio Giner de los Ríos, hacía vislumbrar el fin, mejor sendero y más suave el desnivel.
Canto
Cochino, el autobús y el bar, parada obligatoria en el que una vez reunidos
todos y recobrado fuerzas, al autobús y a Manzanares. Despedida y cierre.
Casi 17 Km. de Vellón (esto de Pedriza) y unas 7 horas de las que unas 4 fueron con lluvia.
¡SIEMPRE
NOS QUEDARÁ LA PEDRIZA!
Valoración: 4 miserables Sicarias, pero a la organización y la preparación 5 Sicarias.
José
A. Aguerri
FOTO REPORTAJES
* Foto reportaje de Francisco Nieto
* Foto reportaje de Francisco Nieto
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