Inicio: Colmenar
Final: Colmenar
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 17,3 Km
Desnivel [+]: 209 m
Desnivel [--]: 209 m
Distancia: 17,3 Km
Desnivel [+]: 209 m
Desnivel [--]: 209 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4,5
Participantes: 17
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
Valoración: 4,5
Participantes: 17
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
TRACK
RESUMEN
* Track de la ruta (archivo gpx)
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)
RUTA EN WIKILOC
* Ver esta ruta en Wikiloc
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RESUMEN
El sábado me despierto con un mail enviado por Antonio a las 7h13 dónde me dice “el otro día, con la amenaza de las sicarias sobre mis piernas, se me olvidó comentarte si no te importaría hacer la crónica y asi vas ganando por goleada en este apartado”. Eso se llama actuar con nocturnidad y alevosía…
Así que aquí que estoy con mis ciento y pico de crónicas a mis espaldas, haciendo una más...
Ésta era la última excursión veraniega de este año 2017 y para celebrar tan importante acontecimiento, Antonio, a propuesta de José Luis y Teo, nos ha sorprendido con un original paseo por las Rajas de Colmenar Viejo.
Estas rajas son sencillamente antiguas canteras en medio del campo de dónde se extraía pórfido (roca constituida principalmente por cristales de feldespato y cuarzo) que se utilizaba para el adoquinado y que están, hoy en día, llenas de agua.
“De Colmenar Viejo procedían los adoquines de diabasa -pórfido verde oscuro- que pavimentaron las calles de Madrid a partir del siglo XVI. Muchos de ellos, tal vez millones, permanecen bajo el asfalto y afloran cuando surgen socavones u obras”.
Pero vayamos al relato de la excursión:
De nuevo, las mediciones de Antonio se quedaron muy cortas. Nos presentó la marcha como un paseito circular de unos 12km y 250 m de desnivel pero resultó ser mucho más largo: más de 17km a pleno sol de ocaso veraniego. Llegamos todos al lugar indicado por Antonio con tiempo suficiente para los besos y abrazos de rigor y a las 10h en punto, el Boss dio el pistoletazo de salida.
Nos adentramos en la zona llamada de la Bastiana por el camino de la Retuerta, con siempre como horizonte las bonitas vistas de la Pedriza coronada de su emblemático Yelmo. El sol empezaba ya a avisar de lo que iba a ser la tónica del día, mucho calor.
Pronto nos topamos con la primera raja, una hendidura en el suelo hecha por el hombre de varios metros de profundidad y que estaba llena de agua. Creo que nos quedó la duda de si era agua almacenada de lluvia o agua del subsuelo. A Teo eso le era indiferente y aprovechó para darse el primer baño del día. Seguimos caminando y aparecieron dos rajas más, todas muy parecidas y todas con agua.
Íbamos por el kilómetro tres cuando llegamos al puente que pasa por encima de la vía del antiguo ferrocarril Madrid Burgos, bien conocida por el GMSMA por haberla recorrido en otros puntos como por ejemplo Miraflores de la Sierra.
Actualmente en desuso, varios municipios del valle del Lozoya han invertido ya una buena cantidad de fondos para aprovechar dicha infraestructura ferroviaria y promover la restauración de un tren histórico denominado “Tren Turístico y Medioambiental Translozoya” que realizaría trayectos turísticos desde la capital. Su inauguración estaba prevista para este verano pero todo sigue paralizado por decisión de ADIF y Fomento.
Bajamos a las vías y después de recorrer un tramo por ellas nos salimos por la derecha para coger un camino en el que vimos una flecha amarilla que alguien dijo que indicaba que el Camino de Santiago pasaba por allí.
Volvimos a cruzar la vía del tren pero esta vez, por debajo y pronto llegamos a orilla del río Manzanares. Desde allí, asomaba por encima de la arboleda la bonita torre de la compuerta del embalse de Santillana y Antonio quiso llevarnos a verla de cerca.
De camino, vio una pequeña zona de sombra a la orilla de un riachuelo y decidió que era el sitio perfecto para tomar el tentempié. Efectivamente, un sitio idílico para protegernos del sol pero no tanto para el olfato pues era el agua que venía de una depuradora aguas arriba y parecía que ese día la tenían apagada.
Emprendimos de nuevo la marcha y pronto llegamos a la entrada del recinto de seguridad del embalse, donde nos encontramos con un gran letrero de prohibido el paso. Paco Nieto llamó por teléfono para preguntar si era posible entrar pero le dijeron que era imposible sin una autorización previa así que nos quedamos con las ganas.
He leído que en la actualidad, es muy difícil conseguir esa autorización:
“La torre fue acondicionada como museo en 1971 habilitando una pasarela sobre las aguas para facilitar su visita. En la actualidad se encuentra cerrada y ni siquiera es posible acercarse a sus inmediaciones, salvo en contadas excepciones”.
En 1907, Joaquín Ignacio de Arteaga y Echagüe (1870-1947), XVII duque del Infantado y, entre muchos otros títulos, Marqués de Santillana, decidió construir el Embalse de Santillana, conocido hoy día como la presa vieja.
En 1969 se construyó la presa nueva. Con una altura sobre cimientos de 40 m (unos 10m más que la vieja) y una longitud de 1355 m, la presa nueva duplicó la capacidad de almacenamiento del embalse pasando de 47 a 91 hectómetros cúbicos.
La presa moderna se antepone a la antigua. La estructura primitiva, formada por dos ramales en arco que cierran el valle, fue sumergida aunque quedaron al descubierto varios elementos arquitectónicos de gran singularidad como la torre de toma mencionada.
“Cuando el marqués decidió construir el Embalse de Santillana, pidió que la presa que iba a anegar el entorno del Castillo de Manzanares no desentonase con la fortaleza. Con tal fin volvió a contratar a Lampérez, el arquitecto que proyectó la restauración del castillo de Manzanares el Real”.
“En el punto de confluencia de ambas secciones situó la torre de toma que alcanza los 35 metros de alto y es de forma octogonal, la misma planta que tiene la torre del homenaje del Castillo de Manzanares. Al igual que ésta, se encuentra decorada con bolas de piedra en todos sus lados y, en el principal, tiene labrado un grandioso escudo del Real de Manzanares, una de las posesiones históricas de los duques del Infantado”.
“Con respecto al muro de contención, éste se asemeja a una muralla, con sus almenas, matacanes y torres defensivas adosadas”. Creo que esta infraestructura hidráulica merece ser motivo para una marcha del GMSMA. Habrá que intentar conseguir ese complicado permiso.
Con la decepción de no haber podido acercarnos a la famosa torre, volvimos sobre nuestros pasos hasta un puente que nos permitió pasar a la otra orilla del río Manzanares.
Unos 2 kms más adelante, llegamos a las ruinas de un batán:
“Los batanes son estructuras en las que se asentaba una próspera industria de la piel e hilatura usando agua como fuerza motriz de la instalación. El batán o pisón es una máquina ideada para batanar o abatanar las telas, para golpearlas. Cuando se quería que los paños tuvieran una mayor resistencia o un mayor grosor, al salir del telar se les conducía a los batanes donde sufrían este proceso”.
Estas instalaciones se abandonaron hace años por el descenso del nivel del río como consecuencia de la construcción del embalse de Manzanares. Aprovechamos este interesante lugar para hacer la foto de grupo que tuvo que repetirse tres veces porque Javier se empeñó en colocarse en lo alto de una piedra y no salía en el enfoque.
A escasos metros arribamos al Puente del Batán, nombre que toma del batán aguas arriba. De un único ojo y construido enteramente en piedra de granito. Aunque algunos le atribuyen un origen romano, data realmente de la Edad Media y ha sufrido varias remodelaciones a lo largo de su historia como la de 1681 donde una riada obligó prácticamente a su reconstrucción. Jorge no quiso irse de allí sin hacer su ya famosa postura artística en lo alto del puente.
Continuamos la marcha por un camino árido y con el sol a su máxima potencia cuando Antonio vio unas piedras con unas sombras y dio la orden de parada para el “bocata montañero”. Todos lo agradecimos porque estábamos bastante calientes por fuera y por dentro. Dimos cuenta de nuestros manjares y de la poca agua que nos quedaba.
Cuando algunos aprovechaban para echarse una siestecita, apareció de repente un ex empleado de Telefónica, amigo de José Ramón y Paco Nieto que venía solo en bicicleta desde Colmenar Viejo. Viendo el recorrido, una verdadera hazaña, la suya.
Algunos pensaron llamar a la base militar de helicópteros para que vinieran a nuestro rescate pero los del GMSMA nunca se rinden y nos pusimos de nuevo en marcha. Otra vez la solanera, cruzar de nuevo la vía del tren saltando un par de muros y llegamos a la cuarta raja y luego a la quinta. Estábamos todos de rajas hasta la coronilla.
Con todas las existencias de agua agotadas (Los que les quedaban algunas gotas quisieron hacer negocio con ellas y pusieron precio a tan preciado tesoro!) , y cuando todos solo pensábamos y soñábamos con cervecitas y refrescos bien fríos apareció la sexta raja. La mayoría se acordaron de la madre de todas las rajas pero Paco Nieto y Antonio -que nos había vendido que habría baño- se empeñaron en buscar una entrada a la raja y la encontraron.
Fueron los primeros en meterse en la piscina improvisada y la mayoría, viendo las atractivas y limpias que eran sus aguas, siguieron el ejemplo. Yo me lo pensé un poco pero, al final, me decidí a darme un chapuzón que pensaba iba a ser placentero. Lo fue pero no me esperaba el agua tan fría, estaba congelada! Por cierto, últimamente está tomando fuerza en el GMSMA un movimiento naturista!
La verdad es que el baño nos dejó a todos como nuevos y los dos kilómetros que faltaban para los coches fueron mucho más llevaderos.
Solo para terminar con las famosas rajas, he visto el siguiente comentario en internet: “Una cantera ubicada en la zona de La Bastiana, junto al río Manzanares, fue cerrada tiempo atrás por el alcalde colmenareño: motoristas adolescentes saltaban sobre sus paredes diagonales y afilados tajos con sus ciclomotores; aquel arriesgado juego causó varios accidentes mortales”. Tampoco es recomendable pasear de noche por la zona pues esas rajas pueden ser unas trampas mortales.
José Ramón y Paloma, que venían de ser abuelos de su segundo nieto invitaron a las cervezas y refrescos y todos brindamos por Adrían deseándole todo lo mejor de este mundo, sobre todo buena Salud y mucha Felicidad. Lo celebramos en un sitio muy bonito, la cafetería de la Ermita de Ntra. Sra. de los Remedios y pudimos visitar su Ermita que alberga la imagen de Ntra. Sra. de los Remedios, patrona de Colmenar Viejo.
Y entre cervezas y cervezas, algunos vimos el final de la etapa de la Vuelta Ciclista a España con un Contador colosal. Con una última mirada desde el Mirador de la Ermita a las vistas inigualables del embalse de Santillana, Manzanares el Real y toda la Pedriza, nos marchamos todos muy contentos a nuestras casas.
Puesto en contacto con la agencia internacional de Calificación de Senderismo Madi, tengo el placer de anunciar que esta prestigiosa agencia ha otorgado a esta 366ª excursión una nota de 4,5 sicarias por lo tranquila pero a la vez exigente, por su programa original y su buena organización y por lo bien que se lo han pasado todos los senderomagos asistentes.
Antolín
Así que aquí que estoy con mis ciento y pico de crónicas a mis espaldas, haciendo una más...
Ésta era la última excursión veraniega de este año 2017 y para celebrar tan importante acontecimiento, Antonio, a propuesta de José Luis y Teo, nos ha sorprendido con un original paseo por las Rajas de Colmenar Viejo.
Estas rajas son sencillamente antiguas canteras en medio del campo de dónde se extraía pórfido (roca constituida principalmente por cristales de feldespato y cuarzo) que se utilizaba para el adoquinado y que están, hoy en día, llenas de agua.
“De Colmenar Viejo procedían los adoquines de diabasa -pórfido verde oscuro- que pavimentaron las calles de Madrid a partir del siglo XVI. Muchos de ellos, tal vez millones, permanecen bajo el asfalto y afloran cuando surgen socavones u obras”.
Pero vayamos al relato de la excursión:
De nuevo, las mediciones de Antonio se quedaron muy cortas. Nos presentó la marcha como un paseito circular de unos 12km y 250 m de desnivel pero resultó ser mucho más largo: más de 17km a pleno sol de ocaso veraniego. Llegamos todos al lugar indicado por Antonio con tiempo suficiente para los besos y abrazos de rigor y a las 10h en punto, el Boss dio el pistoletazo de salida.
Nos adentramos en la zona llamada de la Bastiana por el camino de la Retuerta, con siempre como horizonte las bonitas vistas de la Pedriza coronada de su emblemático Yelmo. El sol empezaba ya a avisar de lo que iba a ser la tónica del día, mucho calor.
Pronto nos topamos con la primera raja, una hendidura en el suelo hecha por el hombre de varios metros de profundidad y que estaba llena de agua. Creo que nos quedó la duda de si era agua almacenada de lluvia o agua del subsuelo. A Teo eso le era indiferente y aprovechó para darse el primer baño del día. Seguimos caminando y aparecieron dos rajas más, todas muy parecidas y todas con agua.
Íbamos por el kilómetro tres cuando llegamos al puente que pasa por encima de la vía del antiguo ferrocarril Madrid Burgos, bien conocida por el GMSMA por haberla recorrido en otros puntos como por ejemplo Miraflores de la Sierra.
Actualmente en desuso, varios municipios del valle del Lozoya han invertido ya una buena cantidad de fondos para aprovechar dicha infraestructura ferroviaria y promover la restauración de un tren histórico denominado “Tren Turístico y Medioambiental Translozoya” que realizaría trayectos turísticos desde la capital. Su inauguración estaba prevista para este verano pero todo sigue paralizado por decisión de ADIF y Fomento.
Bajamos a las vías y después de recorrer un tramo por ellas nos salimos por la derecha para coger un camino en el que vimos una flecha amarilla que alguien dijo que indicaba que el Camino de Santiago pasaba por allí.
Volvimos a cruzar la vía del tren pero esta vez, por debajo y pronto llegamos a orilla del río Manzanares. Desde allí, asomaba por encima de la arboleda la bonita torre de la compuerta del embalse de Santillana y Antonio quiso llevarnos a verla de cerca.
De camino, vio una pequeña zona de sombra a la orilla de un riachuelo y decidió que era el sitio perfecto para tomar el tentempié. Efectivamente, un sitio idílico para protegernos del sol pero no tanto para el olfato pues era el agua que venía de una depuradora aguas arriba y parecía que ese día la tenían apagada.
Emprendimos de nuevo la marcha y pronto llegamos a la entrada del recinto de seguridad del embalse, donde nos encontramos con un gran letrero de prohibido el paso. Paco Nieto llamó por teléfono para preguntar si era posible entrar pero le dijeron que era imposible sin una autorización previa así que nos quedamos con las ganas.
He leído que en la actualidad, es muy difícil conseguir esa autorización:
“La torre fue acondicionada como museo en 1971 habilitando una pasarela sobre las aguas para facilitar su visita. En la actualidad se encuentra cerrada y ni siquiera es posible acercarse a sus inmediaciones, salvo en contadas excepciones”.
En 1907, Joaquín Ignacio de Arteaga y Echagüe (1870-1947), XVII duque del Infantado y, entre muchos otros títulos, Marqués de Santillana, decidió construir el Embalse de Santillana, conocido hoy día como la presa vieja.
En 1969 se construyó la presa nueva. Con una altura sobre cimientos de 40 m (unos 10m más que la vieja) y una longitud de 1355 m, la presa nueva duplicó la capacidad de almacenamiento del embalse pasando de 47 a 91 hectómetros cúbicos.
La presa moderna se antepone a la antigua. La estructura primitiva, formada por dos ramales en arco que cierran el valle, fue sumergida aunque quedaron al descubierto varios elementos arquitectónicos de gran singularidad como la torre de toma mencionada.
“Cuando el marqués decidió construir el Embalse de Santillana, pidió que la presa que iba a anegar el entorno del Castillo de Manzanares no desentonase con la fortaleza. Con tal fin volvió a contratar a Lampérez, el arquitecto que proyectó la restauración del castillo de Manzanares el Real”.
“En el punto de confluencia de ambas secciones situó la torre de toma que alcanza los 35 metros de alto y es de forma octogonal, la misma planta que tiene la torre del homenaje del Castillo de Manzanares. Al igual que ésta, se encuentra decorada con bolas de piedra en todos sus lados y, en el principal, tiene labrado un grandioso escudo del Real de Manzanares, una de las posesiones históricas de los duques del Infantado”.
“Con respecto al muro de contención, éste se asemeja a una muralla, con sus almenas, matacanes y torres defensivas adosadas”. Creo que esta infraestructura hidráulica merece ser motivo para una marcha del GMSMA. Habrá que intentar conseguir ese complicado permiso.
Con la decepción de no haber podido acercarnos a la famosa torre, volvimos sobre nuestros pasos hasta un puente que nos permitió pasar a la otra orilla del río Manzanares.
Unos 2 kms más adelante, llegamos a las ruinas de un batán:
“Los batanes son estructuras en las que se asentaba una próspera industria de la piel e hilatura usando agua como fuerza motriz de la instalación. El batán o pisón es una máquina ideada para batanar o abatanar las telas, para golpearlas. Cuando se quería que los paños tuvieran una mayor resistencia o un mayor grosor, al salir del telar se les conducía a los batanes donde sufrían este proceso”.
Estas instalaciones se abandonaron hace años por el descenso del nivel del río como consecuencia de la construcción del embalse de Manzanares. Aprovechamos este interesante lugar para hacer la foto de grupo que tuvo que repetirse tres veces porque Javier se empeñó en colocarse en lo alto de una piedra y no salía en el enfoque.
A escasos metros arribamos al Puente del Batán, nombre que toma del batán aguas arriba. De un único ojo y construido enteramente en piedra de granito. Aunque algunos le atribuyen un origen romano, data realmente de la Edad Media y ha sufrido varias remodelaciones a lo largo de su historia como la de 1681 donde una riada obligó prácticamente a su reconstrucción. Jorge no quiso irse de allí sin hacer su ya famosa postura artística en lo alto del puente.
Continuamos la marcha por un camino árido y con el sol a su máxima potencia cuando Antonio vio unas piedras con unas sombras y dio la orden de parada para el “bocata montañero”. Todos lo agradecimos porque estábamos bastante calientes por fuera y por dentro. Dimos cuenta de nuestros manjares y de la poca agua que nos quedaba.
Cuando algunos aprovechaban para echarse una siestecita, apareció de repente un ex empleado de Telefónica, amigo de José Ramón y Paco Nieto que venía solo en bicicleta desde Colmenar Viejo. Viendo el recorrido, una verdadera hazaña, la suya.
Algunos pensaron llamar a la base militar de helicópteros para que vinieran a nuestro rescate pero los del GMSMA nunca se rinden y nos pusimos de nuevo en marcha. Otra vez la solanera, cruzar de nuevo la vía del tren saltando un par de muros y llegamos a la cuarta raja y luego a la quinta. Estábamos todos de rajas hasta la coronilla.
Con todas las existencias de agua agotadas (Los que les quedaban algunas gotas quisieron hacer negocio con ellas y pusieron precio a tan preciado tesoro!) , y cuando todos solo pensábamos y soñábamos con cervecitas y refrescos bien fríos apareció la sexta raja. La mayoría se acordaron de la madre de todas las rajas pero Paco Nieto y Antonio -que nos había vendido que habría baño- se empeñaron en buscar una entrada a la raja y la encontraron.
Fueron los primeros en meterse en la piscina improvisada y la mayoría, viendo las atractivas y limpias que eran sus aguas, siguieron el ejemplo. Yo me lo pensé un poco pero, al final, me decidí a darme un chapuzón que pensaba iba a ser placentero. Lo fue pero no me esperaba el agua tan fría, estaba congelada! Por cierto, últimamente está tomando fuerza en el GMSMA un movimiento naturista!
La verdad es que el baño nos dejó a todos como nuevos y los dos kilómetros que faltaban para los coches fueron mucho más llevaderos.
Solo para terminar con las famosas rajas, he visto el siguiente comentario en internet: “Una cantera ubicada en la zona de La Bastiana, junto al río Manzanares, fue cerrada tiempo atrás por el alcalde colmenareño: motoristas adolescentes saltaban sobre sus paredes diagonales y afilados tajos con sus ciclomotores; aquel arriesgado juego causó varios accidentes mortales”. Tampoco es recomendable pasear de noche por la zona pues esas rajas pueden ser unas trampas mortales.
José Ramón y Paloma, que venían de ser abuelos de su segundo nieto invitaron a las cervezas y refrescos y todos brindamos por Adrían deseándole todo lo mejor de este mundo, sobre todo buena Salud y mucha Felicidad. Lo celebramos en un sitio muy bonito, la cafetería de la Ermita de Ntra. Sra. de los Remedios y pudimos visitar su Ermita que alberga la imagen de Ntra. Sra. de los Remedios, patrona de Colmenar Viejo.
Y entre cervezas y cervezas, algunos vimos el final de la etapa de la Vuelta Ciclista a España con un Contador colosal. Con una última mirada desde el Mirador de la Ermita a las vistas inigualables del embalse de Santillana, Manzanares el Real y toda la Pedriza, nos marchamos todos muy contentos a nuestras casas.
Puesto en contacto con la agencia internacional de Calificación de Senderismo Madi, tengo el placer de anunciar que esta prestigiosa agencia ha otorgado a esta 366ª excursión una nota de 4,5 sicarias por lo tranquila pero a la vez exigente, por su programa original y su buena organización y por lo bien que se lo han pasado todos los senderomagos asistentes.
Antolín
FOTO REPORTAJES
La verdad es que no se llaman "rajas". Son canteras, eso es lo que son y verdadero nombre.
ResponderEliminarGracias Antonio, efectivamente son canteras con forma de rajas por su aspecto alargado.
ResponderEliminarNosotros hicimos esta ruta dejando el coche en CC El ventanal de la Sierra y es una ruta preciosa y para todos los públicos
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