lunes, 31 de marzo de 2025

Excursión 837: El Toril y Chorrera de Mojonavalle desde el Puerto de Canencia

FICHA TÉCNICA
Inicio: Puerto de Canencia 
Final: Puerto de Canencia
Tiempo: 3 a 4 horas
Distancia: 10 Km 
Desnivel [+]: 278 m 
Desnivel [--]: 278 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 10

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK

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RESUMEN
Tras nuestra ruta televisada del año pasado, de nuevo Telemadrid se puso en contacto con nosotros, en esta ocasión para el programa de Madrid Directo.

Nos pidieron ver alguna cascada con mucha agua, En primera instancia elegimos las Cascadas del Purgatorio, que, tras las últimas lluvias, debía estar impresionante, pero un aviso del Parque Nacional informaba de que estaba prohibido el acceso a ellas por inundación de un tramo, por lo que tuvimos que cambiar destino y la cambiamos por la de Mojonavalle.

Quedamos en el aparcamiento del Puerto de Canencia. con un día estupendo para caminar. En esta ocasión Laura sería la reportera, Alberto el cámara y, como novedad, Iván el operador del dron y editor.

Antes de ponernos en marcha iniciamos el rodaje, aprovechando el cartel informativo que hay en el puerto. Como ya conocemos la dinámica, sabíamos que cada secuencia requiere varias tomas, de lejos, de cerca, con diálogo, con planos (recursos), hasta darla por válida.

Nos pusimos en marcha, pasamos junto a las bonitas lagunillas que se forman al lado de la carretera M-629, que une Miraflores de la Sierra con Canencia, rodeamos la fuente de la Raja, y continuamos por la senda que sale a la izquierda de la pista y que, en dirección sur, pasa por un estrecho portón giratorio la alambrada y enseguida nos introduce en un denso pinar para remontar una empinada cuesta de unos 100 metros de altura en menos de un kilómetro.

Menos mal que las bonitas vistas y la preciosa imagen de la luz filtrándose entre los árboles y el verde musgo compensaba con creces el esfuerzo, que sin calentamiento previo, se hizo aún más patente, sobre todo para Alberto, obligado a portar la cámara en todo momento.

La senda va girando lentamente hacia la derecha.

Tras alguna toma remontando la cuesta, alcanzamos la bonita y encharcada Pradera de Navalpino, que nos dio un breve respiro. Unas tomas con el dron y de nuevo nos internamos en el bosque para seguir subiendo, aunque eso sí, con una pendiente más suave.

Pero poco duró la alegría, porque dejamos la cómoda pista y seguimos por un camino que volvía a empinarse en dirección sur, para luego girar a la derecha, y al alcanzar un cortafuego donde pisamos las primeras nieves, proporcionado una divertida secuencia,

Nos desviarnos unos metros para acercarnos a un mirador natural al amparo de unos riscos, con estupendas vistas hacia el norte. Nueva toma espectacular del dron mientras Laura le preguntaba a Carlos por los montes con nieve que desde aquí divisábamos.

Como si de una enciclopedia abierta se tratara, fue relatando cada una de ellas, desde los Reajos hasta Peñalara, pasando por el puerto de Navafría, Pico del Nevero, Peñalacabra, La Flecha y El Reventón entre otros.

Volvimos al camino, que al poco volvió a cruzar otro cortafuegos, entre varias zonas con bastante nieve, residuos palpables de la última nevada, alcanzando un poco más adelante la cota más alta de la ruta. 

En ligero descenso, llegamos a la Boca de los Hoyos, con grandes charcos de agua en el camino que facilitaron una bonita imagen.

Con las reconfortantes vistas del Prado del Toril y con el agua del arroyo del Toril y de las Chorreras, inundando la explanada, divisamos el Redondel o el Toril, una sorprende plaza de toros circular de grandes dimensiones construida con piedras de granito, jalonada en su interior con unas alargadas piedras verticales a modo de burladeros.

Además de las dimensiones de la edificación, sorprende el lugar de su emplazamiento, alejado de todo y en mitad de la nada. Sentados en su muro, calentitos al sol, paramos a tomarnos el tentempié de media mañana.

Un magnífico plano cenital, perpendicular al suelo, nos ofreció una imagen espectacular del circulo perfecto que forma la edificación.

Animados por Laura, volvimos a ponernos en marcha para enlazar con el cortafuegos, que en dirección noreste desciende, entre tupidos bosques de pinos, con cierta pendiente hasta enlazar con la pista GR-10.1.

Giramos a la derecha y, al poco, alcanzamos el arroyo del Toril, que un poco más abajo forma la chorrera de Mojonavalle, a la que ya oíamos rugir con fuerza. Continuamos por el GR, que abandonamos al poco para descender, a la izquierda, por un empinado cortafuegos,

El resbaladizo suelo proporcionó un par de culetazos sin mayores consecuencias.

Al final del cortafuegos, alcanzamos el sendero que, a la izquierda, se dirige hacia el arroyo del Toril, que tiene su cuna en la umbría del cerro Perdiguera, a medio camino entre los puertos de Canencia y la Morcuera.

Aguas abajo, al unirse al arroyo de las Chorreras, se forma el arroyo del Sestil del Maillo. A su vera proliferan, formando un bosque de cuento, abedules, tejos, acebos y serbales, especies típicas de latitudes mucho más norteñas que conforman un bosque singular –el llamado abedular de Canencia–, recuerdo de los días de frío pelón de la última glaciación.

Para deleite de nuestros sentidos, alcanzamos la Chorrera de Mojonavalle, donde uno se sobrecoge con el espectáculo de contemplar cómo se despeña y brinca el agua entre las rocas. Éste es uno de los rincones más umbríos, húmedos y gélidos de la sierra de Guadarrama, como lo demuestra la cascada, muy a menudo helada en invierno.

Era grandioso el sonido ensordecedor del arroyo precipitándose con fuerza por un pétreo tobogán en dos tramos con más de 50 metros de altura, con un torrente de agua tan abundante y espectacular como nunca habíamos visto antes.

Mientras nos tomábamos los bocadillos, nos grabaron mientras el dron sacaba unas espectaculares vistas de los dos tramos de la chorrera. Tras el descanso, nos hicimos la foto de grupo.

Tras el espectáculo, iniciamos el regreso subiendo por la senda que al poco cruza el arroyo de la Casita y acaba en el Centro de Educación Ambiental El Hornillo, donde unos senderista estaban almorzando tranquilamente en una de las muchas mesas con las que cuenta el recinto. 

Solo quedaba regresar por la pista del GR-10.1 hasta el puerto donde teníamos los coches, al que llegamos tras pasar por la fuente de la Raja.

En una de las mesas del puerto, nos tomamos unas estupendas pastas y vino que trajo Nico para celebrar su reciente cumpleaños.

Por lo bonito del recorrido, la nieve, el agua y el estupendo día y el poder compartirlo con Telemadrid, a esta excursión le otorgo la máxima calificación, 5 estrellas.
Paco Nieto


miércoles, 26 de marzo de 2025

Excursión 836: Pico Perdiguera desde el Puerto de la Morcuera

FICHA TÉCNICA
Inicio: Puerto de la Morcuera
Final: Puerto de la Morcuera
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 13,5 Km 
Desnivel [+]: 328 m 
Desnivel [--]: 328 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: No
Valoración: 3
Participantes: 22

MAPAS 
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RESUMEN
Después de un mes de lluvia sin tregua y bajas temperaturas, el comienzo de la primavera nos ha regalado unas nevadas espectaculares que han vestido a nuestra sierra de un precioso manto blanco y no había que perder la oportunidad de disfrutar de este paisaje efímero.

Así que quedamos convocados en el Puerto de la Morcuera para hacer “en teoría” una sencilla excursión hasta el Pico Perdiguera. Para darle un punto de emoción y que todo no fuera tan fácil como pintaba, al salir de Miraflores nos encontramos con un cartel que decía que la carretera estaba cortada desde el Km. 17 al 30 por un socavón.

Afortunadamente, el km 17 es justo arriba del puerto, buena noticia, sin embargo, el siguiente obstáculo es que arriba quedaba muy poco sitio para aparcar y hubo preocupación porque los últimos en llegar tuvieran que darse la vuelta.

Finalmente, y después de unos minutos de incertidumbre, todos pudimos dejar los coches e iniciar nuestra excursión. Comenzamos cruzando a la derecha de la carretera que va a Rascafría y enseguida hicimos uso de los crampones porque ya empezamos a pisar nieve, aunque nos dimos cuenta de que no eran necesarios porque la nieve estaba muy blanda y lo que realmente debíamos haber llevado eran raquetas para no hundirse a cada paso hasta la rodilla.

La mayoría no las llevábamos (tomamos nota para próximas rutas de este tipo) así que hicimos un esfuerzo adicional por las dificultades de avanzar y la incertidumbre de hasta donde “meteríamos la pata”.

Paso a paso y con una pendiente suave, llegamos a la cuerda del monte donde hicimos una parada para agruparnos y tomar nuestro “ángelus”. 

Desde allí ya podíamos ver la torre metálica y el vértice geodésico que hay en el alto de Pico Perdiguera, punto más alto del itinerario.

Continuamos la marcha ya acostumbrados al hundimiento continuo y proporcional al peso propio más el de la mochila, y muchos ya con los pies mojados. En aproximadamente una hora estábamos en la cumbre desde donde disfrutamos de las increíbles vistas de la Cuerda Larga hacia el oeste con una cantidad de nieve nunca vista a decir de algunos.

Incluso mirando en dirección norte pudimos ver el Pico Ocejón, también coronado de nieve.

Emprendimos el camino de vuelta a lo largo de un cortafuegos muy amplio que nos llevó hacia la vertiente de Rascafria, pisando nieve virgen y dejando en uno de los lados los esqueletos de los árboles del gran incendio que hubo hace unos años que dan a este paraje un aire espectral.

La mezcla de estos elementos contribuían a tener la sensación de encontrarnos en un lugar recóndito y sentirnos solos en la inmensidad. Volviendo a la realidad, continuamos nuestro descenso por una pista que nos llevó hasta un bonito rincón, el puente sobre el arroyo Santa Ana que además llevaba un caudal de agua importante.

De allí nos dirigimos a la carretera y nuestros últimos kilómetros los anduvimos ya sin nieve por en medio del asfalto gracias a que estaba cerrada al tráfico, lo que nos vino genial para que se secaran un poco nuestras botas y nuestros pies.

De esta manera, terminamos nuestra excursión tan contentos por la “prueba superada” y con el propósito de volvernos a ver la próxima semana. Sin consensuar con el resto de participantes sobre la calificación de la ruta, y a pesar de los inconvenientes de no contar con el equipamiento adecuado, le doy una puntuación de 3 sicarias
Encarna Cayuela

FOTOS

miércoles, 19 de marzo de 2025

Excursión 835: Alcalá la Vieja y Cueva de Malvecino

FICHA TÉCNICA
Inicio: Alcalá de Henares
Final: Alcalá de Henares
Tiempo: 3 a 4 horas
Distancia: 10,7 Km 
Desnivel [+]: 246 m 
Desnivel [--]: 246 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: No/No
Ciclable: Sí
Valoración: 4,5
Participantes: 45

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta





















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













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RESUMEN
La excursión de hoy tenía dos objetivos, por una parte conocer Alcalá la Vieja (llamada así desde el siglo XIII), y por otra, realizar una visita guiada al Convento Cisterciense de San Bernardo, en la Plaza de las Bernardas de Alcalá de Henares.

Fue una bonita jornada organizada por Sagrario y Paco D, para acercarnos a conocer un trocito de su territorio. Después de quince días de lluvia casi sin tregua, no sé si por ser el día del padre, o la magia de nuestro grupo, la meteorología nos hizo nos obsequió, como regalo, un día estupendo e incluso soleado.

Quedamos en el aparcamiento del Parque de los Cerros, en Alcalá de Henares, donde los 45 senderomagos reunidos para esta ruta, comenzamos a caminar por el Monte de los Cerros, en un principio por una pista un poco embarrada pero cómoda.

Al rato, se nos cruzó algún que otro conejo que no le pasó desapercibido a la mascota Kiro, que salió detrás de él, por lo que apuntito estuvimos de poder comer conejo a parte del cocido que teníamos reservado. 

Ya con unas vistas espectaculares pudimos observar el caudal que llevaba el rio Henares, con aguas muy turbias debido a las lluvias tan intensas que hemos tenido en días anteriores, desde este lugar, también divisamos el llamado Cerro del Castillo, con una altitud de 630 metros, a los lejos podíamos contemplar la ciudad actual de Alcalá de Henares y la conocida vista de los Cerros Ecce Homo y Malvecino

A la otra orilla del río se dejaba ver la Ermita de la Virgen del Val, que dejamos a nuestra izquierda.

Parte del grupo, subimos por una pequeña cárcava de barro, muy escurridiza, y la otra parte por un sendero un poco más cómodo, ambos llegamos al Monte del Viso, en donde los romanos construyeron la primitiva ciudad de Alcalá de Henares.

Tras los avatares de la historia, las piedras que habían utilizado los romanos las reutilizaron los árabes, construyendo la Alcazaba o fortaleza andalusí Qalat Abd Al-Salam, conocida como Alcalá Vieja, actualmente se conservan parte de la Torre Albarrana y, a su izquierda, un arco de herradura levantado como entrada a la fortaleza amurallada.

Se trata de una construcción musulmana que data del siglo IX posiblemente fue obra del emir Muhammad I que fortificó las defensas del Estado andalusí en la Comunidad de Madrid

Ya de regreso hacia los coches, nos asomamos a la Cueva e Malvecino, de poca profundidad al abrigo del cerro. Regresamos por un pinar y una zona de taráis, hasta completar los aproximadamente 11 km previstos.

Una vez en los coches nos dirigirnos al restaurante Las Retintas, donde Paco y Sagrario habían reservado un exquisito cocido.

Al llegar nos llevamos una gran alegría al encontrarnos a nuestra compañera Flor después de tanto tiempo ausente, también estaban esperándonos algunos senderomagos más, que por diversos motivos no pudieron venir a la primera parte de la excursión. La comida fue formidable.

Como guinda final del día, después de dar un paseo por la ciudad tan bonita como es Alcalá, comenzamos la excelente visita guiada al convento Cisterciense de San Bernardo, fundado en el 1613 por el Cardenal Bernardo de Sandoval y Rojas, un edificio barroco el arquitecto Juan Gómez de Mora, declarado monumento arquitectónico-artístico en 1924 como bien de interés Cultural. En los últimos años, han vivido monjas de clausura.

Fue una visita muy amena e interesante conocer detalles de las personas que lo ocuparon. Por todo ello, califico a esta excursión con 4,5 sicarias.
Carmen Huertas