miércoles, 15 de febrero de 2017

Excursión 334: La Najarra

FICHA TÉCNICA
Inicio: Puerto de la Morcuera
Final: Miraflores de la Sierra
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia:  12 Km
Desnivel [+]: 419 m
Desnivel [--]: 1032 m
Tipo: Solo ida
Dificultad: Alta
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 39

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
 
RESUMEN
Se presentaba otro bonito miércoles senderista, nublado, con nieve y algo frío, pero no  demasiado, ideal para caminar.

Desde el Puerto de la Morcuera íbamos a subir hasta La Najarra y descender a Miraflores de la Sierra, para lo que habíamos quedado a las 10:00 en la plaza de toros del pueblo, donde dejaríamos unos coches y subiríamos con otros al puerto para iniciar la marcha.  Los coches llenos irían directamente al puerto. Lo normal para una ruta donde el comienzo y fin no es el mismo. Un problema de tráfico fue el culpable de que retrasásemos el comienzo, pues un accidente hizo que en el acceso a la carretera de Colmenar  hubiese atasco.

Con alegría e ilusión, hacia las 10:35 iniciamos la marcha ascendiendo hacia Collado de la Najarra, por su cara norte, y al poco empezamos a sudar. Las nubes altas nos impedían ver las cimas, pero el bonito paisaje lo compensaba todo. Parecía otra marcha normal y sin novedades que destacar. ¿Quién podía imaginarse que íbamos a batir dos récord en este día?

La nieve, muy compacta y pisada, hacía que subiésemos despacio, con mucho cuidado y en fila india. Hubo algunos resbalones pero nada grave. Con sorpresa para todos, RosaSaki se sintió indispuesta y sin fuerzas para seguir subiendo, y decidió darse la vuelta. Hubo alarma inicial pues no queríamos que se quedase sola e intentamos convencerla para seguir. No hubo manera. Esto hizo que el grupo se alargase y dividiese, por lo que hicimos una breve parada de agrupamiento  antes  de continuar, pasito a pasito y aprovechando las huellas de los de adelante.

Parece que era un buen día para esquiar, pues nos encontramos algunos esquiadores: la nieve debía estar bien. Eso debió pensar José Luis H. que quiso comprobar su estado y, como no tenía otra cosa mejor, ya que mochila no lleva, dejó caer su móvil para ver cómo se deslizaba pendiente abajo. Hizo un largo recorrido, indicando que era cierto, la nieve sí estaba en buenas condiciones. A esta bajada le siguió otra, la de Miguel Ángel, que demostrándonos el nivel de preparación para la Quebrantahuesos, se lanzó en picado a recuperarlo, y lo consiguió. Ni el móvil ni Miguel Ángel sufrieron daños.

Seguimos subiendo y la niebla también, hasta que llegamos al collado, donde soplaba el viento y hacía frío, por lo que no paramos mucho. Subimos un poco más hacia la cumbre, buscando el resguardo de unas rocas que se asemejaban a cuatro cestos, donde hicimos la parada de tentempié. La niebla ya lo cubría todo y cada vez hacía más frío. A pesar de todo, cada uno sacó sus  “chuches” y corrió el vino y la alegría.

Tras reanudar la marcha alcanzamos el refugio de La Najarra, que más bien parecía un iglú. A pesar de lo poco que se veía: fotos y más fotos. No paramos y seguimos hasta llegar a la cumbre de la Najarra (2120 m.), viendo las bonitas formaciones de nieve y de hielo que se habían formado en las rocas por el camino. Junto a su vértice geodésico paramos un rato, había que dar testimonio de su conquista, por lo que todos nos dedicamos a hacer fotos y más fotos, incluso la foto de grupo también la hicimos a sus pies. Tras las fotos, nos abandonaron nuestras estrellas fugaces, a la vez que comenzaba a salir el Sol, a ratos al principio y, poco a poco, más persistente, hasta acabar en una tarde soleada.

Iniciamos la larga bajada: y vaya bajada! Al principio con bastante nieve blanda, que amortiguaba nuestros pasos, se iba bien. Poco a poco la nieve fue disminuyendo y las piedras aumentando, ya no se iba tan bien. Empezaron los resbalones y las caídas… y los juramentos: quién ha ideado esta ruta?, esto no tiene ni p…. gracia, y otros más altisonantes. Menos mal que el sol, ya siempre presente, nos calentaba la tarde. Y sí, aquí es donde se batieron esos dos récords.

El primero lo batió María Ángeles. Paco N. le había contado hasta trece resbalones con caída, pero eran más, muchos más… y siguió cayéndose el resto del camino. No los vimos todos, pero una estimación aproximada nos da unos 37, más o menos. Fue una lástima no haber avisado a los ojeadores del Guines, porque, a buen seguro, lo hubiesen incluido como uno de los récord más difíciles de superar.

El segundo lo batió Fernando S. Nunca había oído tantos tacos y juramentos juntos. Fue otro récord histórico, aunque éste, conociendo a Fernando, seguro que lo vuelve a batir a poco que Antonio programe otra parecida.

En definitiva, bajada larga y dura, con nieve, hielo, piedras y árboles, que nos dificultaban el caminar. Bajamos por la senda Santé, pasamos el pinar de Umbrión, el PR12 hasta alcanzar una hermosa pradera, donde comimos y descansamos un  rato. A partir de ahí todo fue más fácil: tras una breve y brusco descenso pasamos por el PR11, el embalse de Miraflores y el aliviadero de su presa, llegando a la pista que nos conduciría al pueblo.

Por si esto hubiese sido poco, los conductores tuvimos que ir hasta la plaza de toros, que queda en el quinto pino, a recoger los coches e ir a buscar los que quedaron en el puerto. A nuestro regreso, la fiesta de la cerveza ya había casi terminado y tuvimos que conformarnos con una rápida y sin aperitivos.

Bonita ruta con bajada larga y dura, que empezamos con niebla y frío, y la acabamos cansados pero con un bonito y resplandeciente sol. Por eso, por los récord, y porque lo tengo que poner yo, pues le voy a dar  4,5 sicarias a esta ruta.
F.J. Bartolomé

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