Inicio: El Tranco
Final: El Tranco
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 10,1 Km
Desnivel [+]: 521 m
Desnivel [--]: 521 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 37
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
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PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
TRACK
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)
RUTA EN WIKILOC
* Ver esta ruta en Wikiloc
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RESUMEN
Esta vez el inicio de la excursión estaba ubicado en
el Tranco, en Manzanares el Real, donde comenzaba la marcha a las 10,30 horas. Deciros
que en realidad a esa hora debía estar volando en un avión de Iberia, con
destino final, en la isla de La Gomera, donde seguramente haría una temperatura
caribeña. Aquí en el Tranco, hacía un viento frío que “cortaba el cutis”. No
tuve más remedio que anular el viaje por una causa de fuerza mayor. ¡Había
nacido mi tercera nieta! a la que no se esperaba hasta un mes después y había
que estar en primera línea de combate.
Así que ¡a La Pedriza! ¡Vaya con
La Pedriza¡ Esperaba, que en esta ocasión, “la cortita marcha” de 8 kms y 500
metros de desnivel, que nos había propuesto Antonio por mail, para ver una
serie de animalitos, un indio y una cueva, iba a ser “sencillita”. Lo esperaba,
porque iba a ser por “la parte baja” de la Pedriza anterior, porque la
climatología parecía favorable y por los comentarios recibidos del “boca a
boca”. Pues nada más lejos de la realidad, porque para empezar, un grupo de
“avanzadilla” en el que me encontraba y donde casi nunca estoy, sin saber muy
bien a quien seguíamos, ascendimos por una zona equivocada que luego tuvimos
que descender con algún riesgo para nuestra integridad física.
Comenzamos a andar por el Canchal de la Pedriza (parte baja de la
Pedriza anterior) para ver “el Indio” y conocer el que dicen es el alcornoque
más anciano de la Comunidad de Madrid con 750 años de edad, llamado del
Bandolero, por una leyenda en la que se cuenta que este árbol lo utilizó un
bandolero muy conocido en el siglo XIX, Pablo Santos, llamado el Bandido de La Pedriza, como cobijo y
para esconder los botines obtenidos en sus robos. Eran tiempos en los que bandoleros como Luis Candelas y los integrantes de su banda, la de Paco el Sastre gozaban de cierta fama.
La verdad es que el alcornoque sí, pero el indio no se sabe muy bien si
es sioux o cherokee. Por aquí, es donde algunos nos hemos despistado, y hemos
realizado un ejercicio extra, no previsto en los planes iniciales. De allí
hemos ascendido hasta alcanzar el PR1, el cual hemos seguido hasta la
desviación de la cueva del Ave María. Interesante cueva con “pinturas
rupestres” del siglo XX, en las que aparece un portal de belén con vaca y burro
incluidos. Además es un buen lugar donde resguardarse de las inclemencias del
tiempo.
Volvimos al PR1, para observar de cerca el Caracol, al que varios
senderomagos se preocuparon de ponerle cuernos, y cantar la famosa canción de
sacar los cuernos y ponerlos al sol.
Más adelante, nos encontramos con el Cancho de las Mozas, también
llamado o Risco del Ofertorio, donde se ubica un lugar muy agradable con una
protectora pared de piedra, que está muy resguardado de los fríos vientos del
norte, y que se denomina de las “mozas casaderas”. En este lugar, tengo
constancia, que un senderomago “encargó” su primer retoño (hace ya una pila de
años) y al que acude cada aniversario, para tratar de repetir “la hazaña”, sin
éxito aparente. Ojo me contaron la anécdota, pero no me preguntéis, porque no
sé quién es el protagonista.
Nosotros, hemos recuperado fuerzas en este lugar, tomando el tentempié de
las 12 de la mañana. “Algo es algo”.
Continuamos subiendo y subiendo, piedra tras piedra, por la Gran Cañada
hasta un desvío que nos dirigía hacia las Serradillas, donde íbamos a ver “el
elefantito”. Algunos ya lo conocíamos de anteriores marchas, y aunque el camino
es bastante complicado, el animalito se encuentra en una agradable pradera, y
lo mejor de todo es que parece realmente un elefante con trompa y todo. Algunos
senderomagos han ascendieron a la trompa y saludaron desde allí al resto de la
expedición.
Después de un rato disfrutando de las espectaculares vistas del lugar, descendimos
hasta llegar a la Gran Cañada, a un lugar conocido como el Mirador del Tranco,
donde aprovechamos para reponer fuerzas y comer. Las vistas hacia Manzanares el
Real y su embalse eran impresionantes. En la comida, Ana Ch. nos agasajó con un
rico bizcocho artesano de chocolate, y Santiago P, con su siempre anhelada y
deseada bota de buen vino. Felicidades a los citados y agradecerles la
celebración de sus cumpleaños con el GMSMA.
Nos pusimos de nuevo en marcha descendiendo hacia el Hueco de las Hoces
donde pudimos observar un grupo numeroso de cabras, con un macho alfa de
considerable cornamenta. No se asustan y cada vez están más cerca de los
visitantes. Continuamos descendiendo, siguiendo el curso de un riachuelo, que
nos llevó rápidamente hasta las cercanías de Canto Cochino, donde
desgraciadamente, no teníamos nuestros vehículos. Alguien me comentó que desde
allí los conductores irían en taxi a recoger sus coches y vendrían a recoger al
resto de la expedición. Menos mal que era una broma, pues lo que nos quedaba
hasta el Tranco, era un agradable y bonito paseo, siguiendo el curso del rio
Manzanares, que por este lugar en esta época discurre con gran fuerza y
belleza.
En total y como resumen una bonita excursión, aunque algo dura, como
todas las de la Pedriza, de 10 kms de longitud y 521 metros de desnivel
acumulado.
Tomamos las acostumbradas cervezas en la plaza de Manzanares el Real, invitados
por su cumpleaños Ana Ch., Santiago P., Paco R. y Ricardo T. Muchas felicidades
para los cuatro.
A pesar de la dureza de la marcha y por las extraordinarias vistas en un
día despejado, y lo bonito del lugar, otorgo 5 sicarias a esta excursión.
Nicolas
Nicolas
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