miércoles, 17 de diciembre de 2014

Excursión 214: Navacerrada - Mirador de Las Canchas

FICHA TÉCNICA
Inicio: Navacerrada
Final: Navacerrada
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia:  11,7 Km
Desnivel [+]: 651 m
Desnivel [--]: 646 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: No

Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 52

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta





















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
 
RESUMEN
Para celebrar el éxito del 2014, en nuestro último encuentro del año no podíamos por menos que acabar degustando en camaradería el inefable “cocido posteño” seguido de una sobremesa ambientada con arte. Para ello había que estar en Las Postas a las dos en punto; como Antonio no quería perderse las espectaculares vistas que ofrece el mirador de Las Canchas en estas fechas, la solución estaba en subir todo derecho por la “senda de El Cojo”, también anunciada eufemísticamente como “senda de los Miradores”.

Antes de iniciar la marcha, parece ser que Antonio y Paco ya habían saludado al Cojo, a quien habían encontrado trajinando por el pueblo, así que seguimos su rastro y, tras atravesar todo el casco urbano, iniciamos la subidita por el pinar, al principio ligera. Enseguida nos topamos con un rebaño y, sin darnos cuenta, se nos pegó un joven mastín negro, confiado y lametón, que ya nos acompañó hasta que al bajar lo devolvimos a sus quehaceres.

La senda se iba complicando y la pendiente se hacía más pronunciada, pero merecía la pena porque nos adentrábamos por el cauce del arroyo del Chiquillo, que bajaba cantarín entre la vegetación. Un poco más tarde cruzábamos el arroyo para seguir ascendiendo por el pinar, ya entre rocas y con bastante esfuerzo; algunos nos quedamos algo rezagados pero tuvimos la suerte de que los demás equivocaron el camino, así que les alcanzamos en un claro del monte mientras tomaban las viandas de media mañana.

El último tramo, desde el cruce con la senda Ortiz hasta el mirador, costó menos, quizá porque íbamos encantados contemplando el paisaje, ya que el bosque se abría cada vez más y nos podíamos detener en numerosas atalayas. Pero ningún panorama puede igualarse al que se disfruta al llegar arriba, siempre arrebatador aún para quienes ya es familiar; no digamos lo sorprendente que resulta a quienes lo descubren por primera vez: Ana F. no quería bajar, a pesar del viento helador que barría la explanada.

Volvimos, ya por la pista, hasta el lugar donde estuvo el “hospital de Walpurgis”, no sin antes detenernos para hacer la foto de grupo en un roquedo escogido para que cupiéramos todos: ¡Nada menos que 52! Después abandonamos la pista y tomamos un bonito camino, ya en desuso, que nos llevó directos a La Fonda Real, en la carretera al puerto de Navacerrada. Desde aquí, Antonio nos guió para entrar enseguida en el pueblo por intrincados recovecos y atravesarlo de nuevo para llegar a la hora convenida a Las Postas, donde algunos senderomagos más se sumaron a la celebración.

Del restaurante no puedo decir más que cosas buenas, a pesar del piano que tuvo que sufrir Paco C. y otros antes que él. La disposición de las mesas, el servicio y la paciencia del personal, como nunca. El cocido estaba insuperable (los más garbanceros repetimos sopa y garbanzos hasta la saciedad) y el menú tenía una pinta suculenta.

Pero, como siempre, lo mejor de todo fue la sobremesa, amenizada esta vez, no sólo por Joaquín entonando con pasión el himno informal del GMSMA, o por José Mª recitando con maestría a José Larralde, o por el esforzado trabajo de Paco C. con el piano, sino por la presentación en primicia de “La Rondalla del GMSMA”, voces y guitarras que sonaban de fábula y que ejecutaron un amplio repertorio, algunas de cuyas piezas fueron coreadas por todos y muy celebradas.

También se le entregó a Antonio un nuevo GPS como reconocimiento a su encomiable labor; GPS al que podrá sacar partido con el ofrecimiento que Juan nos ha hecho para explicarnos sus secretos, cosa que Antonio agradeció en nombre de todos, incluida la que buscó infructuosamente su estrella blanca en internet.

Para finalizar hubo una larga nominación de estrellados, aunque sólo Nicolás y Fernando D. pudieron recibir el emblema en el momento. Yo me quedé a medio camino, ya que no lo recibí pero fui doblemente estrellado merced al incontrolable fervor de Fernando S. (“cosas que pasan…”).

A pesar de lo bien que estuvo todo (mejor que en una boda, a decir de Vicky) Madi quiere ser prudente y concede únicamente 4 sicarias. Madi no ha admitido a trámite mi petición de “conceder” un par de sicarios a Fernando S.
Melchor


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