miércoles, 4 de febrero de 2015

Excursión 219: El Cancho de la Cabeza

FICHA TÉCNICA
Inicio: Patones de Arriba
Final: Patones de Arriba
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia:  12,5 Km
Desnivel [+]: 686 m
Desnivel [--]: 688 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: No

Ciclable: En parte
Valoración: 4,5
Participantes: 27

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta

























PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
















TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
 
RESUMEN
¿Os acordáis del tipo que confundía los colores con los números?, pues me lo encontré en la excursión de Canencia,  y me pidió que escribiese yo la crónica, (que traducido al tabernáculo quiere decir  “por el c___ te la hinco”  y yo que para los nombres de los maravillosos parajes donde nos lleva el jefe  tengo poca memoria, pero para los chistes soy un memoriudo,  le dije “vaya marrón”, bueno ya sé que en el chiste es al revés, pero eso lo único que demuestra es que: o el que confunde,  o  el que escribe es un invertido. Como no lo teníamos claro, quedamos en que yo escribiría la siguiente.

Bueno pues éramos unos cuantos, y volvimos casi todos, así que la excursión fue un éxito, eso sin contar que vimos arboles, piedras, un arroyo (el de las Cuevas), un embalse (el del Atazar), un Cancho (el de la Cabeza), una torre (la de Mordor, por donde estaba Madrid), y como mi cronista favorito me dice que no se debe de mentir en la crónica, no voy a decir que vimos una importante masa forestal, porque efectivamente no la vimos,  pero no me negareis que esa frase queda bonita en cualquier crónica, vamos que nos lo pasamos de rechupete, aunque ahora que lo pienso no nos hubiera venido mal precisamente uno de esos.

Mi amigo Santiago se quedó un poco atrás para ayudar a una de las dos chicas, Ángel hizo alguna que otra de sus demostraciones de estado de forma, y yo como siempre no paré de decir inocentes barbaridades,  y conté un par de chistes,  (lo primero es broma, lo segundo y lo tercero, no).

Venga, en serio, voy a por la crónica:
Esta vez salimos desde Patones de Arriba, ya sabéis, el pueblo que no tiene un  bar Manolo, pero si al terminar bajas a Patones de Abajo, te darás cuenta que sigue allí, y que sigue poniendo unos ricos huevos fritos, con colesterol  y lo que tú quieras.  Aunque a estas alturas de mis 50.0 excursiones me da la sensación de que esto es lo de menos, ya es lo mismo de donde salgamos  y a donde vayamos, el jefe es un crack, y todo el mundo asume que la ruta será alucinante,  (aunque se le pongan diferentes sicarias a cada una, todas son irrepetibles).

Lo más bonito de este grupo es que todo el mundo viene con la mochila llena de buen rollo, e intenta dar lo mejor que tiene para agradar a los demás, bueno hay un par de excepciones: una es la de José Luis H. que no lleva mochila, pero lleva todo lo que le cabe en los bolsillos, y le cabe bastante (por cierto hoy no vino, espero  que tenga alguna excusa convincente).

Pues eso, que salimos de Patones de arriba en dirección al Cancho de la Cabeza ese  por una zona de monte bajo, ligeramente nevado. Cuando llegamos al collado, subimos con paciencia y un pelín de esfuerzo por un inacabable cortafuegos  hasta el pico.

Desde el Cancho de la Cabeza las vistas del Embalse del Atazar, Tres Provincias, Pico del Lobo, La Cabra, son impresionantes, y aunque hacía un viento y un frio de mil demonios, logramos sobreponernos y sacar fotos, fotos y más fotos: cancho con Atazar al fondo, bicho con la cabra al fondo, bicho con bicha y con cancho….., lo que yo no vi por ningún lado fue la cabeza, quizás por eso (por falta de cabeza) le pregunté a Manuel C. si le importaba que lo tiráramos al embalse del Atazar para poder pedir un deseo, pero posiblemente por el frio, o porque durante la dura subida había descargado su mochila de lo del buen rollo me contestó  que no.

Visto lo visto, que allí ya estaba todo el pescado vendido, y que el gran jefe se movía dirección Patones, comenzamos la bajada, esta vez siguiendo la senda del Genaro durante un buen trecho, bonita senda por cierto.

Y  fue en este tramo de agradable y  cómoda bajada donde comenzaron a desatarse nuestros instintos más salvajes, pensando, unos en los huevos, otros en María, y los más osados en pancetas, orejas y chorizos, aunque hasta en esto hubo excepciones: un reducido grupo de una persona quizás debido a algún virus montañero iba pensando en lechuga con cebolla y tomate, y como en este grupo se perdona y se quiere a todo el mundo, menos a uno, dejamos que hiciera realidad sus deseos. Por cierto este uno “Fernando I el deseado”  tampoco vino aunque esta vez tenía una buena excusa.

La comida fue ruidosa pero agradable, y  finalizó como estaba previsto con un difícil silencio para que el amigo Antonio Villagreen nos contara casi toda la 3ª parte de la fascinante historia del niño Eugenio  “La verdadera historia del niño Eugenio”,  que por fin nos ha sido revelada, y por difícil que parezca, mi buen amigo Joaquín no cantó “Er niño las monjas”, quitándole un puñado de puntos a la excursión, que a pesar de ello ha sido calificada con 4,5 lindas y esbeltas sicarias.
Jesús Cordero 


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