Inicio: Puerto de Navacerrada
Final: Puerto de la Morcuera
Tiempo: 7 a 8 horas
Distancia: 21,1 Km
Desnivel [+]: 1276 m
Desnivel [--]: 1386 m
Distancia: 21,1 Km
Desnivel [+]: 1276 m
Desnivel [--]: 1386 m
Tipo: Sólo ida
Dificultad: Alta
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 32
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
Dificultad: Alta
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 32
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
TRACK
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)
RUTA EN WIKILOC
RUTA EN WIKILOC
* Ver esta ruta en Wikiloc
RESUMEN
RESUMEN
Es requisito indispensable entre los
senderistas de la sierra de Guadarrama haber hecho La Cuerda Larga para disfrutar
de un mínimo prestigio. Así que quienes no la teníamos en nuestra colección, no
podíamos faltar a la cita, incluso con previsiones meteorológicas tan
desfavorables como lluvia abundante e incluso tormenta. Íbamos un poco
temerosos de que nuestra osadía nos pudiera salir cara. Eso sí, los habituales,
como Antonio, que la había preparado primorosamente con servicio de autobús
incluido, parecían tener el temple que sólo dan la experiencia o la
inconsciencia.
Trasportados por el autobús desde
Manzanares hasta el puerto de Navacerrada, con un conductor de lujo que velaba
mucho por nuestro bienestar en las curvas, partimos enseguida por la senda que
sube al alto de Guarramillas. Nos acompañaba una niebla no muy espesa, pero que
impedía ver nada significativo del paisaje circundante. Apenas se deshilachaba
algunos instantes para permitirnos, más que ver, imaginar algunos retazos de La
Barranca.
Hubo reagrupamiento al llegar al alto de
Guarramillas y enseguida, en alegre caminar, reemprendimos la marcha camino de
Valdemartín. Aquí empezaban las novedades para algunos de nosotros.
Bajando del pico y remontando el collado hacia La Cabeza de Hierro Menor, la niebla se fue espesando y comenzaron a caer goterones. Se hizo una parada en la cuesta, para descansar y acomodarse las prendas de agua, pero lo cierto es que la lluvia cesó pronto. En la cumbre nos despedimos de Juan, que nos había dado la sorpresa de aparecer con su coche al inicio de la marcha, pero que ya se tenía que volver.
Bajando del pico y remontando el collado hacia La Cabeza de Hierro Menor, la niebla se fue espesando y comenzaron a caer goterones. Se hizo una parada en la cuesta, para descansar y acomodarse las prendas de agua, pero lo cierto es que la lluvia cesó pronto. En la cumbre nos despedimos de Juan, que nos había dado la sorpresa de aparecer con su coche al inicio de la marcha, pero que ya se tenía que volver.
Había que seguir por la loma de
Pandasco, un largo trayecto un tanto monótono, apenas amenizado con el amarillo
de los macizos de piornos en flor con que nos íbamos tropezando, amén de por
nuestras animadas conversaciones, que nunca faltan.
En estas estábamos cuando, de pronto, la niebla se rasgó como una cortina, quedando sobre nuestras cabezas y permitiéndonos contemplar como en una visión de ensueño, los riscos y valles de La Pedriza bañados por el sol, con las laderas coloreadas de flores amarillas y violetas.
Al poco incluso se podía contemplar el pico de Peñalara con su circo; hasta se diría que se apreciaba la mancha oscura de la Laguna Grande.
En estas estábamos cuando, de pronto, la niebla se rasgó como una cortina, quedando sobre nuestras cabezas y permitiéndonos contemplar como en una visión de ensueño, los riscos y valles de La Pedriza bañados por el sol, con las laderas coloreadas de flores amarillas y violetas.
Al poco incluso se podía contemplar el pico de Peñalara con su circo; hasta se diría que se apreciaba la mancha oscura de la Laguna Grande.
Ya casi extasiados llegamos a Asómate de
Hoyos sin sentir, donde aprovechamos para hacernos la foto de grupo. Desde allí
ya no quedaba gran cosa para alcanzar Bailanderos. El cielo cada vez estaba más
despejado y nosotros cada vez más cansados, cosa que fuimos notando sobre todo
al ascender por entre las rocas.
Como había que coger el autobús de
vuelta en el puerto de La Morcuera a la hora acordada, Antonio dictaminó que la
subida a La Najarra sólo la harían los más frescos y atrevidos, con
cronometraje incluido.
Así fue como cinco escogidos salieron de Bailanderos a buen ritmo con este propósito, mientras los demás descendimos tranquilamente atrochando por la ladera y los praderíos para confluir en el puerto con ellos. Para deshonra nuestra, hay que decir que llegaron primero los cinco de La Najarra.
Y para mayor desdoro, hay que asumir que los que quedamos rezagados sólo podemos presumir a medias de haber hecho La Cuerda Larga, ya que ésta sin La Najarra no es lo mismo. Mirando el lado bueno, así tendremos un motivo más para reintentar la hazaña.
Así fue como cinco escogidos salieron de Bailanderos a buen ritmo con este propósito, mientras los demás descendimos tranquilamente atrochando por la ladera y los praderíos para confluir en el puerto con ellos. Para deshonra nuestra, hay que decir que llegaron primero los cinco de La Najarra.
Y para mayor desdoro, hay que asumir que los que quedamos rezagados sólo podemos presumir a medias de haber hecho La Cuerda Larga, ya que ésta sin La Najarra no es lo mismo. Mirando el lado bueno, así tendremos un motivo más para reintentar la hazaña.
De vuelta a Manzanares, lo festejamos en
el bar de la plaza con abundante líquido a cuenta, en gran parte, de la enésima
celebración del cumpleaños de Mª Ángeles.
Madi dice que esta marcha se merece más
de cuatro sicarias por su belleza y atractivo, pero menos de cinco por no
haberla podido disfrutar como se merece en su totalidad, o sea que la
calificación se queda en 4’5.
Melchor
FOTO REPORTAJES
Recibo siempre en mi correo electrónico los resúmenes de las excursiones que habéis hecho. Por favor podríais decirme dónde hay que apuntarse? acpinto@las.es
ResponderEliminar