Inicio: Canto Cochino
Final: Canto Cochino
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 12,3 Km
Desnivel [+]: 489 m
Desnivel [--]: 487 m
Distancia: 12,3 Km
Desnivel [+]: 489 m
Desnivel [--]: 487 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 24
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 24
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
TRACK
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)
RUTA EN WIKILOC
RUTA EN WIKILOC
* Ver esta ruta en Wikiloc
RESUMEN
RESUMEN
Primera excursión veraniega, con el
agua de las pozas como motivación para caminar bajo los rigores de los calores
del estío. Fuimos 24 los que queríamos
zambullirnos en las charcas de la Pedriza, en una ruta que prometía además
otros alicientes. Mario nos acompaña por primera vez.
Ilusionados por los primeros baños
del año, salimos de Canto Cochino, acercándonos enseguida al río Manzanares, al
que vadeamos, saltando entre grandes rocas, para cambiar de orilla.
Remontamos el río embelesados por
las múltiples charcas, que cada pocos metros formaba el agua, de momento
solitarias y tranquilas, aunque seguro que duraría poco su paz, porque a pesar
de no ser fin de semana, su proximidad al aparcamiento las hace estar siempre
muy concurridas en esta época del año.
Dejamos a un lado el puente de las
Ranas y de Cola Caballo, pero el tercero, el del Vivero, lo cruzamos para
continuar remontando el río, ahora por su margen derecha, hasta alcanzar la famosa Charca Verde, no sin antes vadearlo con algún que otro traspiés de nuestro
experto en caerse al agua, afortunadamente sin mayores consecuencias.
En la Charca Verde, la más grande
de la Pedriza, nos bañamos a placer en
su agua esmeralda, aprovechando que aún no se había plagado de gente. La charca
enamoró tanto a tres de los participantes, que se quedaron junto a ella,
renunciando al resto de la excursión. Entre ellos, Melchor, que llevaba el
track del recorrido, diseñado por Paco C. siguiendo mis sugerencias.
Antonio cogió los mandos, y
siguiendo el trazado previsto continuamos por una empinada senda que tras unas
cuantas grandes curvas, nos llevó al Collado Cabrón, donde hicimos una breve
parada de reagrupamiento. Al poco, llegamos al Mirador de los Pinganillos, donde
disfrutamos de sus excelentes vistas: de frete, el Pájaro y las formacione s rocosas vecinas, a las que antes llamaban
los Pinganillos, de ahí su nombre, y a nuestra derecha, el valle que forma el
arroyo de la Dehesilla, con Peña Sirio y la entrada a la Cueva de la Mora.
Continuamos por una senda, que enseguida
nos llevó al Collado de Malbis, mientras comíamos, con vistas de pájaro del Tolmo y los Fantasmas. El
camino siguiente fue complicado , al discurrir por una senda, que aunque venía en los mapas,
debe hacer años que no pasa nadie. Como pudimos sorteamos el arroyo de los Poyos y grandes rocas, buscando
la charca de nuestro siguiente objetivo. Tras un penoso rodeo a una gran
roca, enlazamos con la senda de la Majadilla, que baja del Callejón de las
Abejas, encontrando al poco, por fin, la ansiada charca del arroyo de la
Ventana, donde el refrescante baño nos hizo olvidar la aventura pasada hasta
llegar allí.
Proseguimo s el descenso, con la vista del Pájaro
siempre presente, hasta cruzar el arroyo de los Poyos por segunda vez, para
dirigirnos, con fuerte pendiente, a conocer una curiosa roca en forma de calavera, que nos costó
encontrar.
El regreso lo hicimos pasando bajo la gigantesca roca de El Tolmo y el refugio de Giner de los Ríos, para proseguir, ya cansados y
sedientos, por el cordel del Ortigal, plagado de altas jaras que
dificultaban el
descenso, hasta encontrar la primera charca que vimos, en la que los más
sofocados se saciaron de refrescante agua, los demás seguimos un poco más en
busca de la Charca Kindelán, pero como se hacia de rogar, nos zambullimos en una
previa con muy buena pinta.
Refrescados por fuera, quedaba sólo
refrescarse por dentro, lo que hicimos en el bar del aparcamiento de Canto
Cochino, invitados por Raquel, que celebraba su cumpleaños, y Luis, mi primo,
por haber superado la que le resultó una dura prueba.
Por todo ello, esta excursión se
merece 4,5 sicarias.
Paco Nieto
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