FICHA TÉCNICA
Inicio: Tella
Final: Tella
Tiempo: 1 a 2 horas
Distancia: 2,3 Km
Desnivel [+]: 86 m
Desnivel [--]: 99 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Dificultad: Baja
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 16
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
* Mapas de localización y 3D de la ruta
TRACK
* Track de la ruta (archivo gpx)
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)
RUTA EN WIKILOC
* Ver esta ruta en Wikiloc
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RESUMEN
Si no fuera porque ya habíamos
hecho en coche un espectacular recorrido para llegar hasta Tella, diría que el
paseíto por el pueblo y sus ermitas sirvió para abrir boca en los Pirineos
otoñales con que Juan nos había obsequiado. Pero desde que nos habíamos asomado
a los Pirineos en el puerto de Monrepós, ya no había parado la fiesta.
Por Sabiñánigo nos habíamos
adentrado en el valle del río Basa, donde los hayedos contrastaban en colorido
con los árboles de ribera, especialmente los arces, todos enmarcados en los
verdes perennes de las coníferas; tras pasar el túnel de Petralba, habíamos
descendido hasta el río Ara por el barranco de San Salvador en un continuo
disfrute para la vista; luego por el Ara hasta Ainsa, el ascenso por el valle
del Cinca y la sinuosa subida hasta Tella. Además, habíamos abierto boca
verdaderamente en Boltaña con unos grandes bocadillos que en muchos casos se
transmutaron en menú del día.
Ya en Tella, donde se tienen
sensaciones de dejavú seguramente debido a los encantamientos del lugar,
tuvimos el placer de caminar despacito y en deportivas, al contrario de lo que
viene siendo habitual, deteniéndonos en cada rincón de la aldea, como es el
caso de la peculiar entrada a su iglesia parroquial.
Tella está enclavado en un
pequeño cordal, a más de 1.300 m. de altitud, así que el pueblo y los
alrededores son una atalaya privilegiada desde la que observar multitud de
cumbres y depresiones. Al poco de abandonar el pueblo en dirección a nuestra
primera ermita, la de San Juan y San Pablo, sobrecogía la visión de las cimas y
sus barrancos, con La Punta de las Olas dando paso a la sierra d’as Zucas a
nuestra derecha.
Desde allí sólo había que subir una cuesta para llegar a la ermita de la Virgen de la Peña, ésta muy próxima a un mirador natural desde el que se contempla el valle del río Yaga, evocador de brujas ultramontanas y enmarcado por una sucesión de cumbres.
Dicen que las tres ermitas de
Tella, al formar un triángulo mágico, protegen a la población de los
encantamientos malignos. No sé cuánto habrá de verdad en ello, pero nuestra
tercera ermita, la de la Virgen de las Fajanillas, cercana a la anterior,
parece más bien hallarse dentro del triángulo formado por las otras dos y por
la iglesia del pueblo. A paso sosegado descendimos hasta ella y entre algunas
flores dispersas y ciertas zarzas disimuladas entre la vegetación, nos hicimos
la foto de rigor todos juntos.
El último tramo hasta el pueblo
es muy agradable y discurre por un caminito lindante con los huertos, algunos
de los cuales todavía se cultivan a la manera tradicional. ¡Lástima que el
caminito no dure un poco más!
Si se ha estado en Tella y no se
ha visitado su famoso dolmen, es un pecado. Así que, al poco de bajar por la
carretera, detuvimos unos minutos los vehículos para poder decir que habíamos
visto el dolmen.
Lo miramos por arriba, desde abajo, por un lado y por otro, cavilamos sobre cómo se pudo construir y para qué, y dijimos adiós a Tella, o más bien hasta luego, pues seguramente en alguna otra ocasión volveremos allí sin saber si ya habíamos estado y reviviendo esa extraña sensación de dejavú. Y es que subir a Tella es como viajar por el espacio-tiempo.
Lo miramos por arriba, desde abajo, por un lado y por otro, cavilamos sobre cómo se pudo construir y para qué, y dijimos adiós a Tella, o más bien hasta luego, pues seguramente en alguna otra ocasión volveremos allí sin saber si ya habíamos estado y reviviendo esa extraña sensación de dejavú. Y es que subir a Tella es como viajar por el espacio-tiempo.
Madi informa de que no puede conceder
la máxima calificación al paseo porque casi no estiramos las piernas, pero que
por la belleza del lugar y el entorno otorga 4’5 sicarias.
Melchor
FOTO REPORTAJES
* Foto reportaje de Francisco Nieto
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