FICHA TÉCNICA
Inicio: Cenicientos
Final: Cenicientos
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 14,6 Km
Desnivel [+]: 367 m
Desnivel [--]: 365 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: En parte
Desnivel [--]: 365 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 4
Participantes: 45
MAPAS
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
TRACK
* Track de la ruta (archivo gpx)
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)
RUTA EN WIKILOC
* Ver esta ruta en Wikiloc
RUTA EN WIKILOC
* Ver esta ruta en Wikiloc
RESUMEN
– Hoy no hemos subido nada.
– Pero, ¿vosotros no sois montañeros?
– No, nosotros somos Grupo Mágico Senderista, no grupo Mágico
Montañista.
Es verdad que nos tira la montaña más que a las cabras, pero
a veces hacemos excursiones de lo más campestre, y la de hoy, la duocentésima
septuagésimo cuarta, lo era.
Yo la calificaría de agrícola-ganadera, porque apenas vimos campo abierto durante el recorrido, y ya sabemos que en un entorno rural no pueden faltar las vallas.
En nuestro recorrido encontramos toda la tipología de vallas rurales: las de piedra, las de alambrada, las cinegéticas, las hechas con mallazo y por supuesto las de somieres de colchones.
Yo la calificaría de agrícola-ganadera, porque apenas vimos campo abierto durante el recorrido, y ya sabemos que en un entorno rural no pueden faltar las vallas.
En nuestro recorrido encontramos toda la tipología de vallas rurales: las de piedra, las de alambrada, las cinegéticas, las hechas con mallazo y por supuesto las de somieres de colchones.
En nuestras excursiones estamos acostumbrados a subir, subir
y subir para luego bajar. Y cuando en la convocatoria, Antonio nos dijo que el
desnivel era de 200 metros, todos pensamos que íbamos a subir algún cerrillo
para luego bajarlo. Pues no, esta vez empezamos bajando al arroyo de los
Molinillos, que tuvimos que cruzar por sus resbaladizas piedras, para llegar a
la Piedra Escrita, punto más importante de nuestro recorrido.
Se trata de un santuario rupestre dedicado a la diosa Diana
donde Julián nos explicó con todo detalle el significado que, según la doctora
Canto, tiene el monolito en cuestión. Por cierto que nos dejó con la
incertidumbre de saber lo que era un “sistro”.
Yo me he tomado la molestia de buscarlo, no en la Wikipedia, sino en la enciclopedia Espasa que tengo, que alguna vez tengo que utilizar, y que dice así: “Sistro: instrumento músico de metal, usado por los antiguos, en forma de aro o de herradura y atravesado por varillas, que se hacía sonar agitándolo con la mano.” Pues ya sabéis lo que llevaba en la mano el varón togado. Imaginación, que no falte.
Yo me he tomado la molestia de buscarlo, no en la Wikipedia, sino en la enciclopedia Espasa que tengo, que alguna vez tengo que utilizar, y que dice así: “Sistro: instrumento músico de metal, usado por los antiguos, en forma de aro o de herradura y atravesado por varillas, que se hacía sonar agitándolo con la mano.” Pues ya sabéis lo que llevaba en la mano el varón togado. Imaginación, que no falte.
Después de la disertación, Marcos hizo entrega a Paco N. y
a Melchor, de unas piedras con sus retratos dibujados en ellas,
sorprendiéndonos, de nuevo, con sus excelentes dibujos. Ya repuestos por la toma
de nuestro tentempié proseguimos la marcha comenzando por cruzar una valla de
piedra ayudados por una vieja escalera metálica que algún alma caritativa había
preparado para un más cómodo paso de todos nosotros.
Seguimos bajando cruzando por tercera y cuarta vez el arroyo de los Molinillos para encontrar las antiguas tumbas visigóticas esculpidas en la roca, dentro de una de las cuales pudimos ver un senderomago, que para los años que llevaría allí no tenía mal aspecto.
Seguimos bajando cruzando por tercera y cuarta vez el arroyo de los Molinillos para encontrar las antiguas tumbas visigóticas esculpidas en la roca, dentro de una de las cuales pudimos ver un senderomago, que para los años que llevaría allí no tenía mal aspecto.
Ascendimos un poco para tomar la Cañada de Talavera y cruzar
la M-544. Aquí nos dimos cuenta, por el cartel de la carretera, de que estábamos
en la provincia de Toledo.
Continuamos bajando para cruzar el arroyo del Tabalón, punto más bajo de nuestro recorrido. La verdad es que con la niebla y sin referencias de elevaciones yo estaba totalmente despistado. Creo que me oriento mejor en La Pedriza, dónde los canales te llevan sin tener que mirar constantemente el GPS como lo iba haciendo Antonio. Sin poder determinar dónde estaba el sol, hasta más de la mitad del camino no me di cuenta de que el sentido de la marcha era levógiro, es decir que estábamos describiendo un gran círculo a izquierdas.
Continuamos bajando para cruzar el arroyo del Tabalón, punto más bajo de nuestro recorrido. La verdad es que con la niebla y sin referencias de elevaciones yo estaba totalmente despistado. Creo que me oriento mejor en La Pedriza, dónde los canales te llevan sin tener que mirar constantemente el GPS como lo iba haciendo Antonio. Sin poder determinar dónde estaba el sol, hasta más de la mitad del camino no me di cuenta de que el sentido de la marcha era levógiro, es decir que estábamos describiendo un gran círculo a izquierdas.
Ascendimos hasta llegar a una loma cerca del Cerro de San
Julián donde Antonio se paró y nos mostró con satisfacción un gran domo de
piedra granítica, segundo destino de nuestro viaje.
Para llegar a él, deberíamos bajar una vaguada y cruzar el arroyo del Molinillo. No, este no es el anterior, el otro era el de “los Molinillos” y este un solo “Molinillo” y es además el límite entre provincias por lo que cruzándolo, volvimos a entrar en la Comunidad de Madrid.
Llegamos por fin al gran domo, al que tuvimos que trepar por una ladera cubierta de musgo, que si hubiera llovido habría que habernos visto. Y por fin, allí encima estaba el lugar donde, deberíamos comer el bocadillo con tiempo veraniego y siesta.
La verdad es que la roca tenía un tapizado que invitaba a ello, pero el tiempo, de veraniego nada, por lo que nada más terminar el bocadillo nos quedamos fríos y tuvimos que ponernos nuevamente en camino hacia nuestro destino final, Cenicientos.
Para llegar a él, deberíamos bajar una vaguada y cruzar el arroyo del Molinillo. No, este no es el anterior, el otro era el de “los Molinillos” y este un solo “Molinillo” y es además el límite entre provincias por lo que cruzándolo, volvimos a entrar en la Comunidad de Madrid.
Llegamos por fin al gran domo, al que tuvimos que trepar por una ladera cubierta de musgo, que si hubiera llovido habría que habernos visto. Y por fin, allí encima estaba el lugar donde, deberíamos comer el bocadillo con tiempo veraniego y siesta.
La verdad es que la roca tenía un tapizado que invitaba a ello, pero el tiempo, de veraniego nada, por lo que nada más terminar el bocadillo nos quedamos fríos y tuvimos que ponernos nuevamente en camino hacia nuestro destino final, Cenicientos.
Nos encontramos con una vetusta carretera con el asfalto en
muy mal estado, y por el que no vimos vehículo alguno. Lo seguimos por algo más
de un kilómetro y vimos a lo lejos el primer y único ser humano, ajeno a
nuestro grupo, que veríamos en todo nuestro recorrido.
Cruzamos el Puente de la Jabonera que cruza el Arroyo del Puente de la Jabonera (que imaginativo el que puso nombre al arroyo), y aquí nos desviamos por el que sería para mí el camino más bonito de todo el recorrido, el camino de La Postura.
Un camino estrecho y totalmente ascendente, pues en 2,5 Km ascenderíamos prácticamente desde la parte más baja a Cenicientos, el punto más elevado. El camino era muy apacible, entre fincas y vallas, y en algunos lugares con mucho musgo a pesar de no haber llovido nada.
Cruzamos el Puente de la Jabonera que cruza el Arroyo del Puente de la Jabonera (que imaginativo el que puso nombre al arroyo), y aquí nos desviamos por el que sería para mí el camino más bonito de todo el recorrido, el camino de La Postura.
Un camino estrecho y totalmente ascendente, pues en 2,5 Km ascenderíamos prácticamente desde la parte más baja a Cenicientos, el punto más elevado. El camino era muy apacible, entre fincas y vallas, y en algunos lugares con mucho musgo a pesar de no haber llovido nada.
Ya llegando al pueblo, lo primero que vimos fue lo que
algunos creyeron que era un polideportivo, pero lo que parecían gradas no eran
sino paneles solares. Una vez reagrupados todos en el cementerio, descendimos
una calle para terminar celebrando en el bar Avenida dos cumpleaños, una
estrellas roja y otra blanca.
Los de Alcalá no nos quedamos porque queríamos llegar a casa
el mismo miércoles. En total hicimos 270 Km en coche para recorrer 14,5 Km a pie
junto a nuestros compañeros. No diréis que eso no es afición.
Excursión fácil sin sol, pero sin frío, conociendo alguno de los secretos que guarda Cenicientos, por lo que la agencia
Madi otorga a esta marcha 4 sicarias.
Paco Cantos
No hay comentarios:
Publicar un comentario