Inicio: La Jarosa
Final: La Jarosa
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 17,5 Km
Desnivel [+]: 788 m
Desnivel [--]: 788 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 4
Participantes: 29
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
TRACK
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)
RUTA EN WIKILOC
* Ver esta ruta en Wikiloc
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RESUMEN
Hoy, el lugar de encuentro ha
sido el aparcamiento del área recreativa del embalse de la Jarosa. Algunos de
nosotros, previamente, hemos tomado el
cafecito en el pueblo de Guadarrama.
Entre saludo y saludo, el amigo
Melchor nos ha endulzado la mañana con unos estupendos bombones. Acompañar al
GMSMA en 100 ocasiones, bien merece una celebración.
Las previsiones meteorológicas (estado
del cielo: cubierto; precipitaciones generalizadas, podrán ser localmente persistentes;
vientos de componente oeste, fuerte o muy fuerte), hacen que vayamos
pertrechados con el equipamiento y complementos adecuados para la ocasión.
Como de costumbre y casi sin
darnos cuenta, con Antonio a la cabeza, los 29 nos ponemos en marcha rumbo al objetivo,
Cerro de la
Carrasqueta. Caminamos rodeados de pinos y jaras e intentamos
sortear las piedras y piñas del camino.
Descendiendo a la Cerradilla encontramos
a los trabajadores del pinar, que están reponiendo fuerzas. La tarea de hoy es
quemar los restos de la poda de los pinos y vigilar que la quema sea totalmente
controlada. Entre humo y fuegos caminamos mientras mantenemos animadas
conversaciones.
Tras patear caminos y atravesar
algún que otro arroyo, hacemos una pequeña parada para tomar un bocado (y
bombones). Reanudamos la
ascensión. El viento, como un compañero más, se une a
nosotros. Caminamos un tiempo por una pista
asfaltada y en el suelo aparecen las primeras procesionarias del pino, este año
la plaga viene fuerte y temprana.
A la izquierda, a lo lejos, divisamos
el Yelmo de la Pedriza y a nuestro querido amigo el Cerro de San Pedro. Giramos
a la derecha al alcanzar el bosque plateado, y nos internamos en él por la
ladera empinada, en busca de la cima, toca pedir a nuestras piernas un pequeño
esfuerzo adicional.
Finalmente llegamos a la Carrasqueta, el fuerte viento y una insignificante
fina lluvia se han instalado en la cima, lo que hace que la sensación térmica
sea de algunos grados menos. Toda precaución es poca, las rachas de viento y las
rocas resbaladizas, hacen que no sea fácil mantener el equilibrio.
La panorámica es un regalo para
los ojos, los bosques de la zona de Peguerinos, el Valle de los Caídos, la
Cuerda Larga, la Pedriza y el embalse de la Jarosa a vista de pájaro. Antes de
abandonar las alturas, hacemos nuestra obligada foto de grupo, esta vez el
maestro de ceremonia y fotógrafo ha
sido Paco N.
Continuamos por la cuerda de la
Carrasqueta, comenzamos a descender, a
la izquierda atravesamos por un paso abierto
en el vallado de alambre. Seguimos caminando junto al muro de piedra que rodea
el Valle de los Caídos.
En plena ladera, resguardados del viento y de la amenaza de lluvia, hacemos la tan esperada parada para dar buena cuenta del merecido bocadillo montañero. Aparecen las botas de vino, creo que ya son cuatro, y entre trago y bocado, reponemos fuerzas.
En plena ladera, resguardados del viento y de la amenaza de lluvia, hacemos la tan esperada parada para dar buena cuenta del merecido bocadillo montañero. Aparecen las botas de vino, creo que ya son cuatro, y entre trago y bocado, reponemos fuerzas.
La mascota que hoy nos acompaña,
nuestro Teo, anda correteando poniendo ojos tiernos de un lado a otro, buscando
a un generoso o generosa, que comparta su bocadillo con él.
De nuevo a lo nuestro, a la senda que desciende con fuerte pendiente paralela al muro. Continuamos por un cómodo camino, y de repente el bosque, amable, nos regala la imagen de un grupo de corzos que tranquila y sigilosamente nos observan. Todo un lujo.
De nuevo a lo nuestro, a la senda que desciende con fuerte pendiente paralela al muro. Continuamos por un cómodo camino, y de repente el bosque, amable, nos regala la imagen de un grupo de corzos que tranquila y sigilosamente nos observan. Todo un lujo.
Llegamos a un ancho y placentero camino de tierra, señalizado como la senda del agua, pensando
en que pronto estaríamos en nuestro
punto de partida, pero para nuestra sorpresa, nuestro guía Antonio y su bendito
GPS, se encaminan a la subida en vez de seguir por la bajada. Se le ha
ocurrido que, como vamos bien de tiempo (no tengo ni idea de qué entiende por
tiempo ni de cómo lo mide), vamos a visitar la Ermita del Altar Mayor del Valle
de los Caídos.
Como ya es habitual, dejamos el
camino y otra vez, en línea recta a escalar el bosque. Atravesamos por un hueco
el muro derruido en busca del risco de la Brulera, y ahora sí, las piernas pesan. Llegamos a los
escalones de granito, que nos recuerdan
la muralla china y que nos conducen a la Ermita, dedicada a la Virgen María , es la
VIII de las XIV estaciones del Vía
Crucis del Valle de los Caídos.
Como mirador, en mi opinión, no
tiene nada que envidiar a otros que conocemos de nuestra sierra. Divisamos la monumental
cruz, en el risco de la Nava, el valle de Cuelgamuros y los pueblos que parecen pintados en el verde
que los rodea. Madrid se divisa a lo lejos.
Volvemos tras nuestros pasos,
ahora sí, en busca del final de nuestra
pequeña aventura. Caminamos disfrutando de la compañía y murmullo de las aguas del Picazuelo, uno de
los arroyuelos que alimentan el embalse de la Jarosa. Tras bordear durante un
largo trecho el embalse, por fin divisamos el aparcamiento. Milagrosamente la
lluvia nos ha perdonado.
Y para celebrar que estamos secos
por fuera, nada mejor que unas cervecitas en el pueblo de Guadarrama. Alguno de
nosotros hemos cumplido años en estos días
y como es costumbre, lo celebramos con el resto de compañeros y
compañeras.
Por todo ello, este bonito paseo es
merecedor de 4 sicarias.
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