Inicio: La Panera
Final: La Panera
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 20 Km
Desnivel [+]: 365 m
Desnivel [--]: 365 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 37
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
TRACK
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)
RUTA EN WIKILOC
* Ver esta ruta en Wikiloc
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RESUMEN
Habíamos quedado a las 10,30 en el aparcamiento del área recreativa de La Panera, cerca del Espinar. Y allí nos juntamos 37 senderomagos, dispuestos a disfrutar del buen día que comenzaba, con mucho sol y un vientecillo fresquito. Hoy nos acompañaba Mecha, pero no Teo, que se quedó en casa por miedo a las procesionarias del pino, aunque por estos parajes no hay.
Comenzamos la marcha cruzando el puente de la Panera, para remontar la margen derecha del río Moros, que nos acompañaría a lo largo de todo el camino, primero por una carretera de asfalto que pronto pasó a ser pista en cuanto rebasamos la entrada a la dehesa y que del 1 de julio al 30 de septiembre está cerrado. Íbamos a recorrer el valle del río, también conocido como Garganta del Espinar y, en la Edad Media, como Garganta de Ruy Velásquez, aunque nadie sabe por qué.
Entre esbeltos pinos albares, caminamos en leve ascensión por una pista de tierra, pasando junto a varios refugios que adornaban el paisaje, hasta llegar al desvío que nos llevaría al embalse del Tejo.
El paisaje que se abre ante nuestros ojos es espectacular, los montes cubiertos de pinos silvestres y, abajo, el agua, brillante bajo el Sol.
Nos llamó la atención el especial aliviadero del embalse que conduce las aguas del río Moros. Aquí paramos para tomar el aperitivo, beber vinillo de las botas y hacer un breve descanso. También hicimos la foto de grupo. Anduvimos hasta el final de la presa y pudimos contemplar la Mujer Muerta por su lado sur, con una perspectiva poco habitual de la Peña del Oso, y la Pinareja.
Tras la parada, continuamos nuestro camino hasta el Embalse del Vado de Las Cabras, también llamado de El Espinar, más pequeño que el del Tejo, pero no menos bonito.
Desde allí podíamos ver el Montón de Trigo. Subimos a lo alto del embalse y las estrellas fugaces, con pena, nos dimos la vuelta para regresar pronto a Madrid.
Según me contaron después, el resto del grupo continuó bordeando el embalse hasta cruzar el río Moros por un puente que les llevó a la ribera este del embalse, por la que recorrieron una pista que va faldeando las moles de Peña Bercial, Peña del Águila y la Peñota, con bonitas vistas de los dos embalse, cuyas azules aguas se entreveían por los claros del bosque.
En una verde pradera, junto al refugio de la Vaqueriza, pararon a comer e incluso a sestear como nunca se había hecho hasta ahora, sin prisas. Continuaron en suave descenso hacia la Majada Holgada, donde se desviaron para acercarse a la pradera de Navalatienda, un oasis verde en el camino, en la que lamentaron no haberse llevado un balón para jugar un rato.
Prosiguieron descendiendo por la Loma de la Cacera, en dirección a las Dehesas de la Garganta y tras vadear el arroyo de la Gargantilla, llegaron a las Casas del Molino, cruzando por un puente el río Moros, al que siguieron hasta llegar de nuevo al aparcamiento.
Una excursión preciosa, siempre acompañados del rumor del agua y de la buena conversación de nuestros compañeros, disfrutando de un paseo primaveral.
Por todo ello, esta excursión merece ser calificada con 4 sicarias.
Por todo ello, esta excursión merece ser calificada con 4 sicarias.
Raquel Clabo
FOTO REPORTAJES
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