Inicio: Mataelpino
Final: Mataelpino
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 10 Km
Desnivel [+]: 736 m
Desnivel [--]: 736 m
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas y agua: Sí
Dificultad: Alta
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 17
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
TRACK
RESUMEN
* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
TRACK
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
RESUMEN
Interesantísima jornada la de esta
excursión, a la que hemos llamado ‘Cueva del Maquis- Cancho Mágico’, pero que
bien podremos recordar por muchos otros nombres: ‘La de las excusas’, ’la de
hacer camino al andar’, ‘la del buitre’, ‘la de los 13 magníficos’, ‘la de sólo
una chica’, ‘la cortita’, ’la entretenida’,
‘la de los patucos’, etc …. Veamos el motivo de estos nombres
alternativos:
LA DE LAS EXCUSAS: Por la gran cantidad
de ‘esta me la pierdo, y bien que lo siento, que lo paséis bien’ que ha habido
y las correspondientes excusas: los nietos, ir al pueblo, ir al médico, estar
de obras, es que me duele aquí, estar de vacaciones, etc …. Faltó un ‘estoy
concentrado para el partido de esta tarde’ (ji, ji ..)
LA DE LOS 13 MAGNIFICOS: Ya que tan solo
13 gemesmanianos terminamos la excursión.
LA DE SOLO UNA CHICA: Pepa, la única
chica de entre los 13 que terminamos ¡bravo por ella!
LA DE SE HACE CAMINO AL ANDAR: Pues por eso, una buena parte del
camino era ‘sin camino’ y hubo que apañárselas como pudimos, haciendo camino al
andar.
LA DEL BUITRE: Por el nido de buitre, con
polluelo incluido que tuvimos la suerte de encontrar y contemplar. No pienso
decir donde, por cierto.
LA CORTITA: A priori iban a ser sólo 8
km, super cortita, si bien al final fueron 2 km maá. ¡que raro! ¿no?.
LA ENTRETENIDA: Porque lo fue y mucho. No
sólo por las vistas, el Cancho Mágico, el buitre, etc. Sobre todo por lo de
‘hacer camino’, que resultó entretenido y hasta divertido.
LA DE LOS PATUCOS: como método infalible
para determinar el sexo de animales o plantas, por ejemplo el de la jara. Por
el color de los patucos.
Bueno, volviendo al tema de la
asistencia, pasemos a analizar algunas frases o palabras que incluidas en las
convocatorias del jefe permiten una previsión del volumen de asistentes.
Conceptos como "tranquila excursión", "apenas desnivel" o "y para terminar comeremos en …", suelen ser indicadores de
mucha asistencia. Por otro lado, si Antonio dice cosas como "llevar mucha agua", "si la lluvia nos respeta", "700
metros de desnivel" pues lo contrario, y no digamos lo que incluyó en esta
ocasión: "consolidar el camino, llevar manga larga, pantalón largo, guantes" y "posibles
arañazos", pues peor aún: Pírrica asistencia.
Y es que el campo es campo, y el monte es
monte. Y en el campo o en el monte llueve, hace sol, hay bichos, cuestas ,
piedras, rocas, jaras, pinchos e incluso muchas, demasiadas, vallas y
alambradas.
Bueno, al grano, el punto de encuentro era el
aparcamiento de Matalpino, pero resulta que hay varios, por lo que a alguno nos tocó
andar un tanto perdidos hasta encontrar el correcto. Éramos muy pocos, 17 ¡
sólo 17! Menos de la mitad de lo habitual de los miércoles. Y nos disponíamos a
recorrer el mismo trazado que unas semanas antes habían hecho un grupito de
exploradores gemesmanianos.
Avisados estábamos de que una parte iba a ser muy
dura, la subida, por su fuerte pendiente y sobre todo porque en este tramo no
había un camino claro ni mucho menos, por lo que tendríamos que abrirnos paso
entre las jaras como buenamente pudiéramos. De ahí el riesgo de arañazos, la
conveniencia de llevar manga y pantalón largos, etc, e incluso la necesidad de
trabajar para conseguir hacer camino, Uff, "trabajar"·, esa sí que es una palabra elimina asistentes.
Comenzamos a andar saliendo del pueblo
por el este, utilizando un tramo del GR10, cruzando por primera vez el Arroyo de las Callejas y poco después el Arroyo
del Palancar, continuando por la pista Cañada de los Cobachuelos,
llana y ancha. Este camino de rosas nos indujo a pensar que tal vez el jefe se
había liado o nos había gastado una broma al informarnos sobre la jornada. ¡ Ja ,
Ja! ¡Y una porra! Cuando llevábamos cerca de 2 km ¡zas! Nos salimos de la pista
hacia la izquierda e iniciamos un brutal ascenso casi vertical, por la Senda de
la Cueva del Maquis, por llamarlo de alguna madera. Era un senderillo en muy
malas condiciones pero al menos transitable y adivinable. Tras un rato de
ascenso implacable las cuatro estrellas fugaces de la jornada se dan la vuelta, viendo lo que aún les esperaba por hacer, y sólo nos
quedamos ´los 13 magníficos’ y entre ellos Pepa ¡ super Pepa!, la única chica
que completó la jornada.
El terreno se hacía cada vez más duro y
empinado y ‘el camino’ ya había desaparecido. Nos guiaba Cristobal, unos de los
exploradores de semanas atrás, usando como referencia las rocas de la cumbre así
como las señales de piedras que ellos mismos habían colocado en su reciente
paso. Pero la vegetación era exuberante por lo que tuvimos que esforzarnos para
avanzar y habilitar un paso aceptable. También hubo que trepar por rocas,
incluso pasar con dificultad por algún hueco entre ellas. Y sí, sufrimos
arañazos, muchos menos de los previstos, y además resultó divertido y
entretenido. Yo iba de los primeros, y era gracioso mirar hacia atrás y ver la
fila entera medio agachada, mirando hacia abajo, trabajando para poder avanzar.
Alguien me dijo que el que cerraba el grupo ( un tal Sant….) no colaboraba
mucho, al fin y al cabo, como era el último pues estaba verificando que
realmente se podía caminar tras nuestro paso, oye también es verdad ¿no? Era el
de Control de Calidad.
Tras un rato largo llegamos a uno de los
puntos de interés del recorrido, un viejo alcornoque de tronco gordísimo y
hermoso que parecía brotar de la nada entre las rocas próximas. Me llamó la
atención que pese a lo complicado de llegar hasta él, hubiera un cartelito que
requería respetarlo, evitando pisar sus gruesas raíces que sobresalían de la
tierra para no deteriorarlo.
Un poco más de ascensión y llegamos a
otro de los reclamos: La Cueva del Maquis, así llamada por que tras la Guerra
fue utilizada como refugio por un grupo de maquis de la zona, cuyo líder utilizaba el pseudónimo
de Severo Audel de la Paz, de ahí que también se la llame Cueva de la Paz. Al
parecer en ella tenían una rudimentaria imprenta y todo. Realmente no
es una cueva, más bien un hueco amplio formado entre grandes rocas apoyadas
unas en otras y con una segunda entrada más pequeña, pudiéndose pasar de lado a
lado de forma razonablemente cómoda. Triste, muy triste el estado en que se
encontraba, llena de pintadas por todas partes. En fin, muy difícil llegar
hasta allí, pero los vándalos también llegan si se lo proponen. Paramos un rato
para hacer el bocata del Angelus.
Más ascenso, el camino ya es algo más
asequible hasta llegar a lo alto, en concreto al Collado de las Loberas. Una
vez aquí tomamos hacia la izquierda la Senda de los Porrones, que era un camino
claro y perfectamente definido. En el primero de estos porrones que nos
encontramos aprovechamos para hacernos la foto de grupo,...bueno, de mini grupo.
Seguimos por esta senda, que trascurre por
las cumbres de la cuerda, con breves paradas de vez en cuando, para admirar el paisaje
espectacular a ambos lados. El tiempo era bueno, incluso soleado, en contra de
las previsiones iniciales, según las cuales iba a llover todo el día. Pero no:
Ni una gota. Seguramente tuvo mucho que ver el pacto secreto de Antonio con San
Pedro.
Pasamos por el Cancho de las Porras, ya
estábamos muy cerca de otro de los reclamos de la excursión, el Cancho Mágico. Teníamos
ganas de volver a él, hacia más de dos años de nuestra última visita a este
sitio y tenemos un recuerdo muy especial. En aquella ocasión la subida fue
menos dura en cuanto al trazado si bien a alguno nos tocó subir llevando un
peso extra a nuestras espaldas. Parada obligada en Cancho Mágico, claro está,
buenas vistas y mejores recuerdos. Fotos y más fotos.
Ya nos queda poquito para iniciar el
descenso, antes pasamos el Cancho Porrón e inmediatamente después, en el
Collado Porrón, giro a la izquierda y nos tiramos hacia abajo, a tumba abierta
hacia Matalpino. La pendiente es fuerte, similar a la de la subida, en torno al
40% de media, dividida en dos partes separadas por una pradera, en la que hay restos
de una vieja cabaña, y por el Arrollo de las Callejas, que cruzamos de nuevo.
Ahora sí podemos admirar la belleza de la
retama florecida, y de las jaras, polemizando sobre el sexo de cada planta ¿
cual será macho y cual hembra? ¿ las de flores con manchas rojas en la base de
los petalos o las totalmente blancas?, fácil solución, ‘patucos azules’ son
machos y ‘patucos rosas’ son hembras ¿no?, vamos, de toda la vida. Incluso
vimos peonias en varios puntos del camino y en todo su esplendor, preciosa flor
difícil de ver por su corta duración y su escasez, de ahí que resulte complicado pillarla en el momento justo.
Tras esta pradera otra vez fuerte descenso,
que termina en otra más amplia y acogedora, cruzando de nuevo el Arroyo de las
Callejas, con un mar de florecillas tipo Heidi. Nos reagrupamos antes de
continuar. Ya nos queda muy poquito, estamos casi el Matalpino, donde llegamos
en un último tramo de suave descenso y entrando, al igual que habíamos salido,
por otro tramo del GR10.
En resumen:
Dura jornada,
pero no tanto.
Nada de
lluvia, ni una gota, pese a las pesimistas predicciones.
Fantásticas
vistas, del paisaje, de la vegetación e incluso de la cría de buitre (insisto
en no decir en qué punto lo encontramos).
Y bajas,
muchísimas bajas, y mínima asistencia.
Por la dureza y lo que vimos, esta
excursión se merece 5 sicarias.
Jorge Montero.
FOTO REPORTAJES
Jorge Montero.
FOTO REPORTAJES
Bonita ruta, descripción y dibujo. Lo del nido, de sobresaliente
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