jueves, 25 de enero de 2018

Excursión 385: Bola del Mundo - La Maliciosa - La Barranca

FICHA TÉCNICA
Inicio: Puerto de Navacerrada
Final: 
La Barranca
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia:  11,5 Km
Desnivel [+]: 545 m
Desnivel [--]: 999 m
Tipo: Sólo ida
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 29

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta





















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
Creo recordar que ésta sería la tercera vez que iba a subir a la Maliciosa, y la segunda con nieve, lo que siempre da un plus añadido a la conquista de esta mítica montaña, y por si fuera poco aliciente, ésta sería mi excursión 100 con este maravilloso grupo.

Tras dejar algunos coches en la Barranca, nos fuimos al puerto de Navacerrada, que estaba muy animado, con mucha gente joven preparándose para esquiar, con los remontes a plena actividad.

En cuanto estuvimos todos, a eso de las 10:30, nos pusimos en marcha, sin apenas habernos saludado todos, enfilamos la senda que asciende a la cuerda de las Cabrillas por la cara sur de Dos Castillas.

El suelo estaba completamente nevado y algo resbaladizo por la dureza de la nieve, pero era un auténtico placer contemplar todo el entorno blanco en un día sin frío y unas nubes que parecían estar pintadas al oleo.

Casi sin darnos cuenta, por las animadas charlas durante el trayecto, nos plantamos en el colladito de la sierra de las Cabrillas, donde comenzaba verdaderamente la parte más empinada de la subida a la Bola del Mundo. Enseguida, el grupo se estiró muchísimo, los más veloces metieron la directa, y dejaron atrás a los que se lo tomaban con más calma. 

La fatigosa pendiente nos dio una tregua al alcanzar la pista de cemento, tapada completamente por la nieve Yo me acerqué con Juan a las cercanías del cristo de las nieves, que adornado con flores contemplaba todo el trajín de esquiadores y senderistas disfrutando de ete bello día.

En el tramo final de subida a la Bola del Mundo coincidimos con los más rezagados, y una vez en la cumbre, nos acercamos al vértice geodésico del Alto de las Guarramillas (2.258m), donde nos hicimos las inevitables fotos con el resplandeciente manto blanco de La Maliciosa de fondo.

Al buscar al resto del grupo, comprobamos que estaban junto a un grupo de militares de la Guardia Real que se disponían a esquiar por la zona.

La verdad es que con lo altos que eran y esos uniformas, no me extrañó que alguna chica del grupo quisiera darles su teléfono, por si necesitaban algo, ja ja.

Tras descansar mientras tomábamos el tentempié, iniciamos el descenso hacia el collado del Piornal, y como la nieve estaba algo dura, las caídas no se hicieron esperar, la más fotogénica fue la de Sol, que casi arrastra a José Luis M. en el que se intentó apoyar, pero sin duda el récord de la jornada se lo llevó Rosa C, que contabilizó más de una docena de culetazos a lo largo del día.

Al llegar al collado paramos a hacernos la foto de grupo, aunque cuatro con prisas se habían ya fugado hacia la Maliciosa, aún así la hicimos, con la ayuda de uno de los chicos de un grupo que compartía recorrido con nosotros.

En este punto las cuatro estrellas fugaces de hoy nos dejaron para regresar al puerto por el mismo camino, el resto iniciamos el ascenso en busca del siguiente objetivo.

La subida a la Maliciosa se me hizo menos pesada de lo que esperaba, quizás porque nos lo tomamos con calma y ascendimos sin prisas, a pesar de que la nieve no ayudaba mucho en hacerlo fácil.

Coronados los 2.227 metros a los que se halla el vértice geodésico de esta cima, nos deleitamos con sus espectaculares vistas a la vez que nos inmortalizábamos en una que otra foto. No duramos mucho aquí, lo concurrido de la cima hizo pensar a Antonio en buscar un lugar más tranquilo para comer, así es que nos pusimos de nuevo en marcha.

Los primeros metros de descenso de la Maliciosa fueron muy resbaladizos, la nieve completamente helada hacía muy inseguro el descenso, tanto que Juan tuvo que emplearse a fondo en ayuda de los que no llevaban camprones o se mostraban más inseguros.

Al llegar a las cercanías del collado del Piornal paramos a comer los bocadillos, aprovechando las zonas sin nieve que las incipientes aguas del Regajo del Cancho Negro proporcionaban.

Estando allí, se nos acercarnos unos chicos que habían encontrado unas llaves de coche, por si eran de alguno de nosotros, no fue así, y seguro que alguien se llevó una sorpresa al intentar recoger su coche.

De nuevo en marcha, continuamos el descenso siguiendo el PR-26, en la que fue sin duda la parte más divertida de la ruta. Divertida por el gran número de culatazos, todos sin consecuencias, que nos dimos, no se libró de ellos ni el jefe. Y eso que lo resbaladizo de algunos tramos hiciera que pusiésemos nuestros cinco sentidos en intentar no caer, pero al menos descuido, al suelo, así hasta al menos en tres veces en mi caso.

La nieve estuvo presente en todo el trayecto de bajada y solo desapareció al internarnos en el bosque de pinos, llegando ya a la fuente de la Campanilla, que como el que llega a un oasis, celebramos quitándonos las polainas y los camprones.

Tras hacer sonar la campana, como marca la tradición, y habernos agrupado todos, iniciamos el descenso hacia el aparcamiento de la Barranca. 

Continuamos por la pista y senda que baja por la rivera izquierda del río Mavacerrada, siguiendo la Senda Alakan, que abandonamos para cruzar el río por un punto con mucha agua, teniéndonos que apoyar en unas resbaladizas piedras que prometían alguna caída y así fue. La afortunada con un imprevisto remojón en las fresquitas aguas del río Navacerrada fue Pepa, que en un visto y no visto estaba en su lecho estirada como si fuese a cruzarle a braza.

Como no tuvo consecuencias, todo quedó en unas risas, que animaron el resto del recorrido por la pista, junto a la que vimos un curioso belén hecho con figuras recortables, llegando al aparcamiento de la Barranca, fin de esta invernal y entretenida ruta.

Solo faltaba celebrarlo en el bar de las Postas, mientras los conductores iban a por los coches dejados en el puerto de Navacerrada. Total, 5 sicarias para esta invernal excursión.
María Ángeles Peña

FOTO REPORTAJES

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