Inicio: Puerto de Canencia
Final: Puerto de Canencia
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 11,4 Km
Desnivel [+]: 550 m
Desnivel [--]: 550 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 37
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
TRACK
RESUMEN
Después de las ultimas nevadas había que seguir andando por la nieve antes que el invierno primaveral de 2017-18 acabase con ella. Así que después de un caótico intento de aparcar los coches en el puerto de Canencia, nos pusimos sobre la marcha a andar por la pista que sigue el GR-10 hasta el centro de Educación Ambiental de la casa del Hornillo.
La pista, en la que la nieve estaba muy pisada, se mostraba muy resbaladiza, haciendo que la fila de senderomagos avanzásemos con dificultad. Alguno para acabar con los resbalones se calzó unos crampones de diente de tiburón, que le hacían andar como si fuese un pasiego con zuecos.
Así avanzamos hasta que a la hora del ángelus, llegamos a lo que parecía una magnifica pista de esquí entre los pinos, en la subida al Cerro de Cuclillo. Allí una pala inmaculada de nieve virgen con mas de 50 cm de espesor, nos esperaba para que la holláramos con nuestros pasos, cosa que hicimos en una perfecta fila india, donde la pisanieves y abre pistas Isabel trazó una perfecta linea recta de subida que todos seguimos, hasta llegar a la cima.
Con tanta nieve alrededor, alguien no pudo resistir la tentación de hacer una bolita de nieve y tirarla por encima de los que estábamos allí, con tan mala suerte que debió de dar a alguno, lo que hizo que comenzase una autentica batalla de bolas y bloques de nieve, que nos hizo rejuvenecer unos cuantos años.
Aquí cogió el papel de pisanives Carlos Muñoz, y nos llevó al toril o redondel de Canecia. Junto a sus muros tomamos la comida esperando que apareciese algún torito para lidiarlo en ese albero inmaculado.
Acabada la comida y después de un delicioso descanso al sol reemprendimos la marcha hacia la Perdiguera, atravesando un campo de retamas con tal cantidad de nieve, que hacia que nuestros trazadores de pisadas, Joaquín, Juan y Jorge Sánchez, desapareciesen en algún momento tragados por el terreno. Con muchas penalidades se alcanzó la Perdiguera, el punto más alto de la ruta, y de allí por el pinar con algún que otro resbalón llegamos de nuevo al puerto de Canecia, donde a base de empujones hubo que rescatar los coches que tan inteligentemente aparcamos por la mañana.
Dado lo bonito que estaba el paisaje nevado, le damos esta excursión el calificativo de 5 sicarias
Antonio López
FOTO REPORTAJES
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