Inicio: Cruz de Tejeda
Final: Laguna de Valleseco. Teror
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 9,6 Km
Desnivel [+]: 141 m
Desnivel [--]: 753 m
Tipo: Sólo ida
Dificultad: Baja
Pozas y agua: No
Dificultad: Baja
Pozas y agua: No
Ciclable: Sí
Valoración: 5
Participantes: 32
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
TRACK
RESUMEN
El autor señala
al navegante cartaginés Hannon como el descubridor de las Canarias. “De sus
noticas fabulosas surgió el nombre de Afortunadas
con que comenzaronlas a designar los pueblos de la
antigüedad. Y no fue el único,
otros más las loaron, entre ellos el más grande. “Ya Homero las designó como Campos Elíseos ,
lugar donde pasan los hombres una vida tranquila y dulce, sin experimentar nieves,
inviernos rígidos, ni lluvias, sino un perenne aire fresco, nacido de las
respiraciones de los céfiros que el océano exhala”.
La guía cuenta todo lo que puede ser útil al viajero de
1952. Es natural. Pero está, avisa, por si el turista se despista, sobre la
belleza de las mujeres canarias, aunque algunos senderomagos no necesitan este aviso: “Sorprende
ver tanta mujer hermosa en Las Palmas. El recién llegado cree, cuando menos,
que el Ayuntamiento tiene una organización perfecta para hacer discurrir a las
más hermosas al paso del viajero. Surgen…..como fantasmagóricas apariciones en
terrazas rebosantes de flores, al pie de las palmeras o entre la fronda irisada
de los crotos. Caminan con singular elegancia, con rítmico y cadencioso paso,
como si ensayaran un minué. Son recatadas y enigmáticas y en el mirar,
impenetrables. Quizá observándolas escrutadoramente se disipe en parte tanto
misterio, pero viéndolas pasar silenciosamente por las plazas tropicales os
hacen vibrar con el encantamiento de lo que no conocemos “. Era aquel
tiempo, aquel país…
El viajero
que el 8 de marzo de 2018 se hallase en
la plaza de San Telmo de Las Palmas, además de su encantador kiosco modernista, habría visto también algunas senderomagas en un río gigante de mujeres que con paso firme, unidas a las manifestaciones feministas de
toda España y del mundo exigían respeto, igualdad y libertad. No había ningún
misterio. Era muy bello.
Teror en domingo, día de mercado. Tiene este bonito
pueblo sus calles en cuadrícula y casas
de dos plantas con puertas de maderas nobles y amplias ventanas con rica forja.
Con la concurrencia de visitantes y
vistosidad de los puestos callejeros se llena de vida.
La vegetación urbana es tropical y abundan
los dragos, símbolo de Canarias.
Destacan los amplios balcones canarios de madera tallada y llenos de plantas y flores. Teror recuerda a
ciudades coloniales de Cuba, Méjico o Colombia. No es extraño, Canarias ha
sido hasta la llegada del avión, paso obligado entre la península y América. Y sigue siendo punto de encuentro
entre las dos orillas del Atlántico.
Destaca la armoniosa basílica que acoge la
imagen de Nuestra Señora del Pino,
patrona de Canarias. La imagen de la
Virgen, talla del siglo XVI, resalta en
el centro del altar mayor. Contrasta con la amplia pantalla de plasma del lado
derecho que emite diversos mensajes religiosos y advierte de que
“La Virgen más que flores y velas prefiere comida no perecedera para los
pobres”.
Y en la gran
plaza aneja un magnifico ejemplar de laurel de Indias (ficus microcarpa) cobija
a un grupo de mayores que platican y observan la animación del día. El
hombre del puesto de artesanía de madera “exótica” explica que su materia
prima es el laurel de Indias, que recoge
tras la poda anual del Ayuntamiento. ¿Cómo no
comprarle un trompo idéntico al
de mis juegos de los lejanos días de la
infancia en un pequeño pueblo de Castilla?
El artesano lanza con maestría el
antes de venderlo para comprobar la calidad de su producto.
Como en días
anteriores nuestros nuevos amigos canarios nos hablaban de plantas que vamos viendo, la mayoría nuevas para
nosotros. Como el tajinaste, del que nos
contaba Adrián que cuenta con varias variedades endémicas de Canarias y la
particularidad de tener las flores diversos colores (blanca , púrpura, roja…)
según las islas. La evolución de las especies,
también tiene algo mágico.
De nuevo en
la guagua por los vertiginosas carreteras para llegar a la Cruz de Tejada donde
comenzaría la caminata (Ver reseña de Carlos Vera más abajo). Al principio del
recorrido disfrutamos de excelentes vistas de las montañas que habíamos
conocido los días anteriores desde un
paisaje abierto, por la altura, sin árboles. Destacaba el espectacular Roque
Nublo. A medida que bajábamos nos adentrábamos en pinares donde corrían arroyos,
poco frecuentes en la isla.
A los peninsulares nos llamaba la atención la abundancia de largos líquenes hilosos que colgaban tanto de pinos como de las ramas desnudas de los no-pinos, debido a la humedad que traen los vientos alisios. Palmeras, como es lógico sólo se dan en cotas más bajas.
La parada para el tentempié la hicimos al lado del camino en una pequeña loma. Lugar agradable y tan relajante que alguien se dejó las gafas y no se percató hasta más de un kilómetro más abajo (se dice el pecado pero no el pecador). Adrián se prestó a ir a recogerlas, este cronista le acompaño lo mejor que pudo pues subía como un gamo y enseguida encontró las gafas.
A los peninsulares nos llamaba la atención la abundancia de largos líquenes hilosos que colgaban tanto de pinos como de las ramas desnudas de los no-pinos, debido a la humedad que traen los vientos alisios. Palmeras, como es lógico sólo se dan en cotas más bajas.
La parada para el tentempié la hicimos al lado del camino en una pequeña loma. Lugar agradable y tan relajante que alguien se dejó las gafas y no se percató hasta más de un kilómetro más abajo (se dice el pecado pero no el pecador). Adrián se prestó a ir a recogerlas, este cronista le acompaño lo mejor que pudo pues subía como un gamo y enseguida encontró las gafas.
Seguimos bajando y llegamos a la carretera,
donde hicimos una pequeña parada en el Mirador de Zamora. Entramos en la tienda en
la que hay de todo. Desde frutas y
embutidos, a pilas y bombillas, desde escobas de palma y sombreros a mercería. Y todo
expuesto con buen gusto y cariño.
Luego fue otro el
que perdió su querida gorra de Carros de Fuego. ¿Quién sería? . Antonio López se presta enseguida acompañarle. Estaba en
el suelo de la tienda de ultramarinos. Dos de dos, qué suerte!!
Salimos
enseguida de la carretera en la indicación de La Laguna de Valleseco, nuestro
destino. Recorremos un camino en altura
de tierra bermeja con las cunetas llenas
de crestagallos (Chasmante Aethiopica) en plena floración.
Tenemos vistas a
las dos vertientes pero los ojos se nos
van al norte, al mar. ¡Qué bien se distinguía la playa de las
Canteras, el istmo que ocupa la zona norte de Las Palmas y la península
de la Isleta!
La laguna es más bien
un humedal en el que florecen todo tipo de plantas y flores. Sus alrededores son un anfiteatro natural
en el que hay una zona de picnic muy agradable.
La intendencia, que funcionó como
un reloj, había comprado en Teror sus famosos chorizos para untar, queso de la
tierra, panes, bollos y bebida. Unos cuantos
voluntarios prepararon los bocadillos. Disfrutamos de lo lindo, todo estaba muy
rico.
A los
postres, Antonio López estuvo muy
acertado, sencillo y emotivo, como es él,
puso en palabras el agradecimiento y afecto de todos los senderomagos
a nuestros amigos canarios, por su
excelente hospitalidad. A Carlos Vera se
le impuso su primera estrella GMSMA, se
puso muy contento y dijo que estaban encantados de compartir con el GMSMA su querida isla. A Alicia, Adrián, Pedro y Pepe se les hizo entrega de una camiseta como recuerdo. A su vez los peninsulares nos volvimos con un
regalo (uno más) que nos recordará lo afortunados que somos por los días que
pasamos en Canarias en marzo del 2018.
Antes de terminar,
este cronista debe pedir disculpas a los que me han pedido, insistentemente, que incluyera la crónica rosa del viaje a
Canarias. Ya saben los que allí estuvieron: lo del Malecón de la Habana y sus mojitos sublimes, La Azotea con sus
nuevos barman (y besitos furtivos) y donde hubo tantas risas. Ya en horario diurno,
el carnaval, el paseo por la zona nudista de la playa, sus dunas y las fotos
maliciosas. Y la guinda: la fiesta en
el apartamento de Pepa, Sol y el PM (no
es Prime Minister, es Pringao Máximo del GMSMA y todos sabéis quien es) con su alfombra
roja para lucir modelitos….. Lo siento, lo
que pasa en Canarias se queda en Canarias.
Sí os
contaré, no puedo evitarlo, que ya de
regreso, en el avión, exactamente a la mitad del camino, un poco adormilado me vino a la mente una imagen, pero tan viva y real
como si estuviera ante la pantalla de un cine: Dos caminantes por un sendero de
tierra rojiza enmarcado por crestagallos en flor, por el acento uno era peninsular
y el otro canario. Uno decía “espero que esto sea el comienzo de una
larga amistad” y el otro asentía con la cabeza.
La agencia
Modys califica esta excursión con 5 sicarias.
RESUMEN CANARIO DE LA VISITA
Tras la buena acogida que el GMSMA me dio en Madrid cuando contacté con ellos, a través de Paco Nieto, para realizar rutas aprovechando mi corta estancia en la península, nada me podía satisfacer más que acogerles en mi tierra para caminar con ellos durante unos días y así poder enseñarles una mínima parte de los lugares y rincones de los que tanto he disfrutado.
Es por esto que me he animado a recoger a continuación mi visión de su paso por Gran Canaria.
ATERRIZAJE
La espera se hace larga mirando
hacia el panel de notificaciones del aeropuerto, con su silencio y frialdad que en el de Gran
Canaria contrasta con el ambiente alegre y cálido de los canarios que aguardan
la llegada de los suyos. Yo soy uno de ellos y ya deseo que aparezcan mis
compañeros procedentes del otro lado del charco. La sonrisa se dibuja en los
algo abrigados recién llegados cuando me reconocen entre los presentes. Veo en
sus caras la expectativa ante lo nuevo, la promesa de lo desconocido, la
ventaja del cambio. Todo está preparado y aunque nunca te vacunas contra los imprevistos, cuento con la indulgencia de
los que están dispuestos a ser felices haciendo lo que más les gusta.
Las bienvenidas son cálidas y
afectuosas en general y ésta no lo fue menos y como el día prometía serenidad y
buen tiempo, ahí dejamos el primer contacto porque los de aquí, como casi
cualquier isleño del mundo que se ve constreñido entre aguas y cielo, saben que
el mar es un espléndido anfitrión y estaba seguro de que el azul de Canarias
sabría granjearse el cariño de los recién llegados.
Por la noche pude ver las
primeras fotos y reconozco que disfruté con la sonrisa y con la felicidad de
las radiantes caras de los protagonistas de cada instantánea. Me acosté seguro
de que todo estaba preparado y que iba a salir bien.
CRUZ DE TEJEDA- DEGOLLADA DE BECERRA-EL GARAÑÓN- EL MONTAÑÓN-ROQUE
NUBLO
Así nos acercamos vuelta a vuelta, barranco a
barranco, con conducida serenidad hasta la Cruz de Tejeda. Observo al grupo,
escucho “¡qué bonito!” al ver los
alrededores del Parador Nacional y sonrío ante el previo conocimiento que tengo
de la que sé será la primera sorpresa paisajística.
Encabezo el ascenso por el
sendero, pero la única prisa que me apura es la llegada al primer altozano para
nombrar el paisaje en piedra esculpido sobre el risco forjado por millones de
llantos de nubes, pronto secados por tórridos días de vientos incesantes durante eones. Les señalé el Roque Nublo, la Caldera de Tejeda,
el Bentayga y Artenara, enmarcando en la lejanía al aborigen y majestuoso
infierno de guanches y canarios: Echeyde, nuestro Teide imperturbable flotando
sobre el cerúleo fondo aún con la albina cresta de las últimas nieves caídas.
Bordeamos la muralla de la antigua formación volcánica ascendiendo y
descendiendo, acercándonos con poco sigilo y mucha risa hacia el Roque Nublo.
Paramos y reponemos fuerza en las inmediaciones de una charca, pero no
tengo más hambre que devorar el camino que nos queda hasta nuestro destino.
Llegamos al Montañón. Las cámaras disparan repetidos click, todos queremos
fotografías, todos ser fotografiados reduciendo con nuestros objetivos el
espacio que por los profundos riscos nos
separa de la piedra lunar deseo de estos primeros pasos en Gran Canaria.
Descendemos el Montañón,
ascendemos al Roque Nublo. No quiero ser de los primeros. Quiero la sorpresa de
la llegada al pedregoso plano antesala del monolito. Siempre me ha gustado
hacerlo. Siempre me sorprende y deseo que todos sientan lo que yo sentí la primera vez, aunque sé
que sobre sentimientos y sensaciones cada mente es un barrio de puertas y
ventanas con diferentes orientaciones.
Siempre lo toco, me encanta el calor que
irradia la piedra calentada por los rayos del sol, me une a mi tierra, a la voz
de mis ancestros, al cálido aire que
respiraron otros antes que yo, quizás con más fervor, quizás incluso con total
sometimiento hacia el coloso de sesenta y siete metros de altura, esa altura
que rige los cambiantes destinos de la sinfonía de luces y sombras tatuadas en
las rocas a lo largo del día.
Nadie sabe esperar como un
canario. Ese es otro de mis orgullos. Por eso no puedo dejar de admirar la
sonrisa socarrona de Juan cuando llegamos casi tres horas más tarde de la
prevista a su restaurante a comer, para después descubrir, como casi siempre, que por más tarde que sea siempre allí sobra
comida.
SANTA LUCÍA- INGENIO DE SANTA LUCÍA-LA SORRUEDA-LA FORTALEZA DE
ANSITE-FATAGA
No podemos acercarnos a Santa
Lucía de Tirajana por donde me hubiera gustado, la estrechez y sinuosidad de la
carretera no admiten las dimensiones de nuestro vehículo. Me pierdo uno de mis
paisajes favoritos y me da pena no poder enseñarlo. Es Santa Lucía, o por lo
menos a mí me lo parece, un tibio pueblo entre montañas asentado sobre los
últimos reductos de los hasta el final orgullosos e independientes aborígenes
canarios.
Por la senda que nos lleva a los barrios que bordean el barranco de
Tirajana, vamos disfrutando de sus islotes de palmerales, de la siempre
presentes tabaibas, la olorosa lavanda
canaria, el tajinaste de Gran Canaria, el curativo aloe al que llamamos pita
sábila y como no, los acebuches, portentosos olivos de los que se obtiene en la
zona la tan rica como corta producción de aceite de oliva.
Los barrios del Ingenio y la Sorrueda me
parecen espectaculares islas de paz, poco conocidos incluso para muchos
canarios y Ansite con su pétrea fortaleza objeto de utilización por los
aborígenes como vivienda, granero, quizás Tagoror donde se reunían guerreros y
ancianos presididos por el Mencey y
según la leyenda no siempre compartida por los historiadores, de roca de
inmolación desde la cual se tiraron Bentejuí y Tazarte al vacío al grito de
“Atis Tirma”, como última respuesta a la
amenaza de la esclavitud.
Desde allí, con el grupo dividido
al cincuenta por ciento, algunos decidimos cruzar el barranco y ascender su
ladera hasta alcanzar la degollada o collado que lo separa del de Fataga.
Después de comer en lugar de sestear,
aumentamos nuestro ritmo, nuestras sensaciones se llenaron de colores, de alegría, de transgresión y desparpajo en el
carnaval de Maspalomas. Mientras el grupo mira yo me recorro más de un
kilómetro para recoger de entre una intransitable y tumultuosa carroza los
refrescos, ron, hielo y vasos con los que terminaríamos refrescándonos en la
espera a la recogida de la guagua. Algunos me dijeron que aquél momento había
sido la guinda de un buen día y pienso que todo va bien, que las
improvisaciones dan color y aún sin estar planeado, las carrozas y mascaritas
nos dieron también parte de sus desbordada alegría.
TEROR-CRUZ DE TEJEDA-LANZAROTE-LAGUNA DE VALLESECO.
Da gusto visitar Teror a primera
hora los domingos, cuando aún soñolientos, los puestos van confeccionando el
paisaje de tenderetes en donde se puede encontrar viandas, ropas y objetos
diversos. Recorrer en esas primeras horas su calle de casas con balcones canarios
presidida por la basílica nos desentumece y tonifican para el día que comienza
nuevamente en la Cruz de Tejeda, esta vez en descenso por el sendero de Los
Peñones, aún con zonas por las que fluye el agua en medio de los pinos.
Insisto
en ir descubriendo durante la bajada el cambio de la vegetación que conforma el
paisaje, sólo hablo para los que están más cerca de mí, pues la orografía del
sendero nos ha convertido en una larga culebra cuya cola aún sigue atrás
bajando desmayadamente desde un nivel superior al que recorre la cabeza.
Pronto
se partirá, sobre todo tras el tentempié en donde el relajo olvidó a la
memoria. Fui el primer sorprendido en hallar La laguna de Valleseco, tan
frondosa y floreada, en encontrar tan comprensible al vigilante que me pedía el
permiso para entrar y en descubrir la aceptación general del bocadillo de
chorizo de Teror, del queso de la cumbre y de las rosquillas. Otra
improvisación de última hora que sale bien. Todo es más fácil cuando se está
dispuesto a abrazar con cariño lo que venga y en eso estábamos. ¡Bien por
nosotros!
EL SUR: MASPALOMAS-EL PAJAR-PUERTO DE MOGÁN
Lo mejor de la comida de El Pajar,
el estar junto a la playa y la sensación de que el cercano final de nuestro encuentro, no queda
enturbiada por la mejorable calidad de algunas de las viandas propuestas en la
carta. Nos acercamos al Puerto de Mogán
y con ello a la puesta de sol, al ocaso de unos bonitos días, entre veleros y
mojitos cubanos.
Estoy satisfecho. Los días ayudaron. Los amigos Pepe, Adrián,
Alicia y Ramón también lo hicieron, sin ruido, sin más interés que enseñar y
compartir lo mucho que conocen y disfrutan de Gran Canaria, una isla que está
dispuesta a enamorarnos una y otra vez a pesar de vivir en ella.
Sólo deseamos,
y en eso creo que hablo en nombre de todos ellos, poder haber transmitido un
poco de nuestro amor. Si lo hemos conseguido, que sepa el GMSMA, que todo fue intencionado.
Gran Canaria a 16 de marzo de
2018
Carlos Vera
FOTO REPORTAJES
FOTOS
FOTOS FUERA DE RUTA
No hay comentarios:
Publicar un comentario