miércoles, 28 de marzo de 2018

Excursión 397: Praderas de Valsaín

FICHA TÉCNICA
Inicio: Puerto de Navacerrada
Final: Puerto de 
Navacerrada
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia:  12 Km
Desnivel [+]: 484 m
Desnivel [--]: 484 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 13

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta





















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
Como el GMSMA no descansa ni en Semana Santa, este miércoles también había excursión, inicialmente programada por Las Cerradillas, con inicio en el Puerto de Cotos, pero los primeros que
llegaron allí dieron la voz de alarma, era muy complicado poder aparcar. Reprogramación sobre la marcha, todos al Puerto de Navacerrada y ya veremos dónde acabamos.

Una vez todos agrupados iniciamos la ruta en dirección a la Residencia Militar de los Cogorros, en donde paramos a esperar a Javier B, que con todo el lío se había quedado sin avisar. Mucha fue la prisa que se dio porque apenas hubo tiempo para ajustarse los camprones y las polainas.

Reunidos por fin los 13 participantes de hoy -las vacaciones se hacen notar- nos ponemos de nuevo en marcha, rodeando la residencia por su cara oeste, con una temperatura idónea, superior a los 7 grados, y un cielo completamente despejado. Y para sorpresa de todos, nos acompaña de nuevo Oleg, tras muchos años de no caminar con nosotros.

La cantidad de nieve que nos encontramos, no por sospechada nos dejó de sorprender. Había que procurar pisar en la huella del anterior, so pena de acabar hundiéndote hasta la rodilla. Fue cuando Antonio puso a la cabeza a Oleg, que fue habiendo paso por la tapada senda que en dirección noroeste acaba en la Pradera de la Machorra, donde paramos a tomarnos el tentempié de media mañana, aprovechando los escasos asientos que nos proporcionaba el tronco seco de un pino caído.

Una vez repuestas las fuerzas, cruzamos la blanca pradera en dirección suroeste, con la intención de dirigirnos a la siguiente, la de Navalazor, pero para nuestra sorpresa, al intentar vadear el Arroyo del Telégrafo vimos que era muy complicado, por la gran cantidad de agua que llevaba. Estábamos en el punto de menor cota de la ruta.

No hubo más remedido que regresar sobre nuestros pasos y ascender por la pista que discurre paralela al arroyo por su margen derecha y cruzarlo por el puente existente junto al Cargadero del Hoyuelo.

Fue aquí donde Oleg hizo gala de su fama trasmitida por los veteranos del grupo que nos contaban  que en pleno invierno se daba baños en las gélidas aguas de los arroyos rematadas, por si no era suficiente, con restriegue por la nieve.

Verlo para creerlo, las fotos y vídeos dan fe de cómo se baño en la poza que forma el arroyo antes de cruzar el puente.

Después de lo visto, hasta Pepa aligeró su indumentaria, porque se nos había quitado de repente cualquier atisbo de frío, máxime viendo que ahora comenzaba el regreso y que todo sería ya en subida.

Lo que enseguida comprobamos nada más reanudar la marcha y dirigirnos hacia la Pradera de Navalviento, remontando el Arroyo Ventoso por su margen izquierda.

Se hizo dura esta cuesta, complicada por el agua y la nieve, tanto que Oleg tuvo que ceder el puesto a Miguel Ángel L, guiándonos sin pausa alguna hasta alcanzar la que sería la tercera y última pradera que visitaríamos. La Pradera de Navalviento tiene unas privilegiadas vistas del Montón de Trigo, que hoy más parecía de harina, por el blanco manto que la cubría. Con este fondo y el que aportaba la pradera totalmente cubierta de nieve sin pisar, nos hicimos innumerables fotos.  

Era el momento
de dar cuenta de los bocadillos y mejor lugar que este no íbamos a encontrar, por lo que nos pusimos a ello con premura, aprovechando unas rocas que se encuentran en su parte más alta.

La bota animó el almuerzo, que en mi caso a punto estuve de perderle en un descuido que aprovechó una de las mascotas de Sol.

Tras el descanso, ascendimos en dirección suroeste hasta dar con el Camino Schmid, en la proximidades donde nace el Arroyo Ventoso. El nombre le viene del 
austriaco Eduardo Schmid Weikan quien en 1926 señalizó la ruta que une el Puerto de Navacerrada con el Albergue del Valle de la Fuenfría, del cual llegó a ser guarda. 

Aquí de nuevo Oleg se puso a la cabeza y tiró del grupo sin compasión, alargándolo sobremanera hasta llegar de nuevo a los Cogorros, tras un largo ascenso sin mayores dificultades que cruzar 
la pista de esquí de El Bosque.

Reagrupados junto a la Pista de El Escaparate, sólo quedaba bajar a por las ansiadas cervezas a la terraza de Venta Arias, pero al
encontrarla cerrada, nos fuimos a por los coches con la intención de tomarlas en la terraza de la Fonda Real, que para nuestro disgusto tampoco estaba abierta, conformándonos con hacerlo en el interior de esta histórica casa de postas.

El calor de la chimenea suplió al que esperábamos tener bajo el sol y la invitación de Oleg por su regreso, puso el boche de oro a esta bonita ruta marcada por la nieve y el buen tiempo, mereciendo ser calificada con 4,5 sicarias.
Paco Nieto

FOTO REPORTAJES

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