miércoles, 30 de enero de 2019

Excursión 445: Las Cárcavas y Barrancas de Burujón

FICHA TÉCNICA
Inicio: Burujón 

Final: Burujón
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 20 Km
Desnivel [+]: 249 m
Desnivel [--]: 249 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 32

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta


TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Mapa 3D (archivo kmz)

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RESUMEN

En un lugar de la mancha de cuyo nombre quiero acordarme… Si, “Burujón”!! Reconozco que el nombre no me sonó nada bien acostumbrado al idioma refinado que aprendí cuando vine a esta tierra maravillosa.

Con esta primicia quise saber de dónde viene el nombre, hay os dejo algo de historia (Wikipedia):

· Del germano “burgus” que con el despectivo castellano significaría pequeño grupo de viviendas.

· Del árabe “burg” que con el mismo despectivo significaría pequeño torreón.

A lo nuestro, quedamos a las 11h de la mañana para iniciar nuestra caminata, como hacía mucho tiempo que no acudía a la llamada de nuestro querido pastor “Antonio”, tenía mucha ilusión y llegamos con antelación. No fuimos los primeros porque eso es muy complicado, ahí estaba Melchor con su furgoneta inconfundible.

Enseguida empezaron a llegar coches con amigos que hacía mucho que no veía, que alegría!! Además conocí a tres nuevas compañeras, más tarde me enteré que para una de ellas era la primera vez, para otra la segunda y de la tercera no tengo este dato pero si he visto que le gusta la fotografía. Pido disculpas pero recordar nombres es uno de mis pocos defectos, no es lo mío.

A las 11 en punto nuestro líder dio la señal de salida y nos pusimos en marcha, un total de 32 caminantes. Nada más salir del pueblo nos dimos buena cuenta del carácter ganadero de este lugar, el olor típico de las granjas porcinas nos envolvió para "disfrute" de nuestros sentidos.

Durante la primera parte del camino vimos como nuestros amigos caninos practicaban el instinto de la caza con algún animalito de la tierra sin mayor fortuna por suerte.

Así continuamos nuestro camino por tierras típicas manchegas con las habituales charlas entre amigos de diferentes contenidos, la idea de la organización era llegar a las Barrancas de Burujón por la parte del Tajo y disfrutar de sus vistas desde abajo, es decir, desde el río.

Pero mira por donde cuando estábamos llegando al río se nos presenta un supuesto guarda de la finca que muy amable pero también enérgicamente nos invitó a dar la vuelta. dado que se trataba de finca privada, con supuesto prohibido el paso, de estos carteles yo y todo los demás hemos sobrepasado unos cuantos en nuestras excursiones.

Los comentarios fueron varios, robarle el coche... esconderle en los pocos arbustos presentes... abalanzarse sobre él y vete a saber que más… pero con el buen criterio de siempre, nuestro pastor dijo que nada de excesos y dimos la vuelta por dónde habíamos venido.

Por desgracia nos quedamos sin ver la vista de las barrancas desde el río, pero como consuelo os dejo una imagen de lo que hubiera podido ser…

Las malas lenguas opinaron que fue la primera vez en una excursión nos obligaban a darnos la vuelta, los cronistas con más experiencia podrán confirmarlo, lo bueno fue que al salir de la finca pudimos reponer fuerzas con el merecido Ángelus.

Con fuerzas renovadas emprendimos el camino hacías las Barrancas, del paisaje hasta ahora poco que comentar, campos de cultivos multicolor, prácticamente llano.

Cuando llegamos a Las Barrancas ya fue otra cosa, el Gran Cañón del Colorado en miniatura. Disponía de muchos miradores desde donde se puede disfrutar de las maravillosas vista de este paisaje único. Fue en uno de estos miradores donde hicimos la foto de grupo para el recuerdo.

Rodeando Las Barrancas pudimos apreciar la magnitud del paisaje en todo su esplendor, con el río Tajo a sus pies, lo que le otorga un plus de belleza.

Saciada nuestra ansia de impresionantes paisajes, emprendimos el camino de vuelta hacia Burujón por el típico campo manchego donde incluso vimos agricultores con su tractor trabajando la tierra.

No quiero dejar de mencionar la llegada a las afueras del pueblo, donde nos encontramos con varias granjas de abono natural que sobrepasaron con creces los olores del inicio de nuestra marcha, culminamos la jornada con una merecida cerveza en el bar de la plaza del pueblo.

Por todo ello a esta excursión le otorgo 4 sicarias.
Fernando Lappano 

miércoles, 23 de enero de 2019

Excursión 444: El Ventorrillo - Estación del Puerto de Navacerrada

FICHA TÉCNICA
Inicio: El Ventorrillo 

Final: El Ventorrillo
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 10 Km
Desnivel [+]: 470 m
Desnivel [--]: 470 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 20

MAPAS
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RESUMEN

Pusimos esta excursión con muchas ganas de pisar nieve, y si que lo conseguimos.

A la hora en punto nos pusimos en camino 20 senderomagos, después de la deserción de los alcalaínos, que como había un calabobos decidieron subirse al puerto de Navacerrada para ver si allí nevaba. 

El calabobos nos animaba a entrar en calor y prepararnos para la que se nos venia encima, ya que después de pasar por el pino de la cadena empezamos a cruzar y recruzar el arroyo del Regato del Puerto hasta en cinco ocasiones, y en cada una de ellas alguno caía o metía la bota en el agua, con lo que ya había que hacer la excursión con los pies mojados. 

Así que queríais nieve, pues toma nieve, poco a poco, según subíamos, su espesor aumentaba y aumentaba y por si fuera poco, de lo alto de los pinos nos caía como copones la nieve que estaba en sus ramas, y así estábamos blancos por abajo y por arriba. 

Además el calabobos nos debió de coger cariño pues siguió cayendo en forma de finísima lluvia que empezaba a taladrar los más poderosos anorak y capas de agua. 

Los perritos que en esta ocasión nos acompañaban, Vito y Twitter, llegó un momento que solo podían ir siguiendo las huellas del grupo porque se hundían en la nieve y si las dejaban desaparecían en ella. 

Así que seguimos ascendiendo por el Reajo del Puerto, hasta la hora del ángelus, en esta ocasión microángelus, donde para evitar quedarnos tiesos, solo se pudo sacar algo de comer de la mochila y continuar andando. 

Andando y andando hasta un claro trampa, donde al menos tres de nosotros metimos las pata en un barro movedizo y pegajoso, que tapado por la nieve quería que dejásemos allí la botas pegadas. 

Por fin se ve la capilla de la Virgen de las Nieves y la estación del puerto de Navacerrada, donde nos íbamos a reconfortar con un caldito y los de las botas majadas íbamos a escurrir los calcetines y entrar en calor, pero….estaba cerrada, porque como había tanta nieve el tren no funcionaba. Ni caldito, ni calefacción. 

Comida rapidita para evitar la congelación y visto lo que habíamos pasado hasta allí, cambio de planes y regreso al Ventorrillo por el camino del Calvario, que bien merecido tiene su nombre porque allí más de una vez se oyó la tan temida frase “Antolín esto ya no tiene ni pu..gracia”. 

Y si no habíamos sufrido bastante, para acabar nada más llegar al Ventorrillo, al salir del pinar, un fuerte viento nos zarandeaba y nos empujaba a los coches. 

Bueno ahora llegan las puntuaciones: Para la excursión, 4 sicarias y para los senderomagos 5 sicarias.
Antonio López

FOTO REPORTAJES
* Foto reportaje de José María Pérez

FOTOS

* Fotos de Ángel Vallés

miércoles, 16 de enero de 2019

Excursión 443: Puerto de la Puebla-El Porrejón-La Hiruela

FICHA TÉCNICA
Inicio: Puerto de la Puebla 

Final: La Hiruela
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 15 Km
Desnivel [+]: 390 m
Desnivel [--]: 758 m
Tipo: Sólo ida
Dificultad: Media
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 35

MAPAS
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TRACK
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RESUMEN
En un precioso día soleado de invierno (16 de Enero de 2019), realizamos esta preciosa marcha que nos llevó desde El Puerto de la Puebla al pueblo de La Hiruela, pasando por el pico Porrejón (1.821m). Este pico forma parte de la Sierra del Rincón, junto al Pico de la Tornera (1.865m), la Peña de La Cabra (1.831m) y el Pico Centenera (1.809m). 

Quedamos a las 10,30h en el aparcamiento existente en lo alto del puerto que está a 1.638m y esperamos a una parte del GMSMA que regresaban de La Hiruela, punto final de la excursión, donde han dejado algunos coches para la vuelta. 

Aunque el día es muy luminoso y soleado, hay que abrigarse pues el ligero viento en esas latitudes, es bastante fresco. 

Desde el puerto comenzamos a ascender, hasta llegar a las agujas de El Contadero (1.789m).¡Ya hemos ascendido 130m de los 390m de ascensión total que nos esperan.¡ Este pico tiene formaciones rocosas en forma de cuchillas típicas de esta zona

Tras este primer esfuerzo, que deja algunos rezagados (vuelvo a insistir en la conveniencia de tomar cardo mariano con vitamina E, porque este tema, entre otras cuestiones, me está dejando unas comisiones ridículas), esperamos para reagruparnos y continuamos por la cuerda hasta alcanzar el Pico Porrejón (1.824m), donde subidos al hito del Instituto Geográfico y Catastral realizamos las fotos de rigor con la bandera verde del GMSMA. Corren rumores de que Manuela y otros políticos van a prohibir subir a los hitos los días de alta polución en Madrid para no ver la boina negra de la capital.

Las vistas en esta ocasión son excelentes, pues como hemos comentado, tenemos un día soleado, claro y luminoso y se pueden observar, los pueblos de La Hiruela y Cardoso de la Sierra, además de la Peña de la Cabra y una visión completa de la Sierra de Ayllón. 

Si miramos hacia el Este siguiendo la cuerda, vemos el Pico La Tornera, Pico Centenera, Cabeza Del Viejo y detrás el gran Ocejón. Hacia el Norte podemos observar Peña Cebollera, El Santuy, Cerrón, Pico del Lobo y al lado nuestro, el Cerro Salinero. También se contemplan los Montes Carpetanos, objetivo de las dos excursiones anteriores del GMSMA. 

Como ampliación de la cultura general del grupo, resaltar que el 29 de Junio de 2005, la UNESCO aprobó la declaración de Reserva de la Biosfera a la Sierra del Rincón, la cual está integrada por los municipios de Horcajuelo de la Sierra, Prádena del Rincón, La Hiruela, Montejo de la Sierra y Puebla de la Sierra.

Continuamos con la marcha recorriendo la cuerda que forma el lado oriental del llamado Circo de la Puebla, una amplia alineación montañosa en forma de herradura que tienen en el Pico de la Cabra (1831m) y en la Tornera (1865m) sus mayores cotas.

Todo el circo está formado por cuarcitas y pizarras, formando las pizarras diversos tipos de pedreras de lajas, mientras que las cuarcitas, mucho más duras se mantienen en las cumbres. En cuanto a la vegetación, predominan los pastizales, con una vegetación de brezos y gayube, y aparecen los pinares a una altura de unos 1600 metros. A menor altitud predomina el rebollo o roble, así como diversos tipos de plantas aromáticas como el cantueso. 

Desde el Pico Porrejón comenzamos el descenso, y pasamos cerca de Peña Hierro, llegando a un pequeño collado, llamado de las Palomas, desde donde tomamos una pista a la izquierda para alcanzar la falda del Cerro Salinero (1.661m).

Continuamos descendiendo por una estrecha senda y nos reagrupamos en un punto desde el que se observa el Cuchillar del Asomante, el cual lo disfrutamos en la excursión nº 292. Nos dirigimos a continuación al Cerro del Morro donde descansamos y tomamos las vituallas preparadas para la ocasión, léase comida y bebida con riquísimo vino en botas, propiedad de amables senderomagos. 

Luego de un agradable descanso en un lugar resguardado del viento, aunque sin siesta por la premura de tiempo, y con los estómagos satisfechos, continuamos el descenso hacia un precioso robledal, desde donde tomamos una pista a la izquierda que nos llevaría directamente a la Hiruela. Para llegar hay que cruzar el arroyo de la Fuentecilla por un bonito puente de madera y pasar por una capillita de la Virgen del Rosario de Fátima. Se ve que por aquí creen mucho en los milagros pues hay otra capilla con la imagen de la Virgen de Lourdes.

Ya en la Hiruela, precioso pueblo con una arquitectura de piedra negra muy cuidada, en el que los visitantes no pueden circular en automóvil por su interior, pasamos por la fuente del Corcho, escalonada en la pared, y tras un descenso de más de 700 metros, llegamos a la bonita iglesia de San Miguel Arcangel, del siglo XVIII, en pleno centro del pueblo, dando así por finalizada la excursión. 

En el bar de la plaza del pueblo tomamos unas merecidas cervezas y comentamos las incidencias de esta bonita marcha, a la que ha acompañado unas vistas preciosas y un sol excepcional. Por todo ello califico esta marcha con un 5. 

Espero, que no os guste esta crónica, y la “pongáis a parir”, para de este modo, librarme de realizar crónicas frecuentemente y realizar una crónica al año que no hace daño. Me gusta mucho leer las crónicas que hacen otros, pero no tengo tiempo para hacerlas Bueno creo que se nota que es “coña” y que me encanta hacer crónicas.
Nicolás Pizarro

miércoles, 9 de enero de 2019

Excursión 442: Sabinar y Acebal de Prádena

FICHA TÉCNICA
Inicio: Los Bardales. Prádena 

Final: Los Bardales. Prádena
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 20,6 Km
Desnivel [+]: 795 m
Desnivel [--]: 795 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 4,5
Participantes: 37

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
El acebo –ilex aquifolium- es una planta originaria de China que, en forma de arbusto o de árbol, puede llegar a alcanzar hasta los 8 o 15 metros de altura. y vivir cientos de años. Le gusta las zonas umbrías y las laderas septentrionales de las montañas en las que se le puede localizar hasta, como mucho, los 1.600 metros de altitud.

Desplazó al muérdago como tradición decorativa navideña al ser más vistoso que éste y carecer de las connotaciones paganas y mágicas que se le atribuían al otro.

Por otra parte, el sabinar es, por lo general, un árbol pequeño, caducifolios de 10 a 20 metros de altura, aunque algunas variedades no pasan de ser arbustos. Son endémicos de regiones frías y templadas, del hemisferio norte, se encuentra en bosques y setos, de las sierras de la mitad norte.

Habitan en altitudes de hasta los 2.000 metros, resistiendo bajas temperaturas, en bosque de haya, roble y abeto. Viven tanto a pleno sol como bajo la semisombra de otros árboles.

Y lo que no es muy común, es verlos compartiendo espacio como es el caso del Sabinar y Acebal de Prádena, a donde nos desplazamos en esta excursión para disfrutar de ambos espectáculos.

Tras aparcar en el área recreativa de El Bardal, junto a la carretera N-110 que bordea Prádena, iniciamos la ruta ascendiendo por la primera pista de tierra que sale a mano izquierda del aparcamiento, paralela al arroyo del Cuarto Perdido. 

A unos 700 metros del inicio, seguimos el camino que sale a la derecha, pasando un portón, señalizado como "Acebeda" y que asciende bruscamente por la ladera. Al llegar al alto tomamos una rodera a la izquierda y cruzamos la Cañada Real Soriana Occidental, que por aquí faldea la sierra segoviana, para inmediatamente pasar el muro de piedra por una puerta. 

Toda la zona está salpicada de monumentales robles desmochados y sabinas de portes muchas veces centenarios, ejemplares mastodónticos que bastarían, por si solos, para reclamar mucha más atención de la que tienen si no fuera porque la presencia del acebal les roba todo el protagonismo mediático. 

Subimos un poco más y nos desviamos a la izquierda hacia la finca Cuarto Perdido, donde se encuentra la mancha de acebos más extensa del Sistema Central. Son unas 60 hectáreas de lustrosos y rabiosos verdes oscuros, entrelazados por el rojo de sus frutos, que ahora estaban en todo su apogeo.

Sus hojas, pinchudas y lustrosas como las de ningún otro árbol de por aquí, recuerdan en algo a las de la encina. Por eso recibió el mismo nombre –ilex– con el que los romanos llamaban a ésta.

Lo recorremos de sur a norte y después bordeamos su cara oeste, para salir por un humedal medio congelado entre helechos secos, para continuar subiendo por la falda de la sierra hasta las inmediaciones de un abrevadero y a un monolito de piedra, desde el que nos asomamos a la provincia segoviana en un impresionante balcón natural. Junto a un depósito de agua cercano nos tomamos el tentempié de media mañana.

Tras el descanso, seguimos ascendiendo por una pista que realiza un par de zetas, pasando junto a unos abrevaderos con el agua medio congelada, cruzamos un arroyo y nos internamos en un pinar de postal navideña, al que parecía habían espolvoreado de blanco, tal era la impresión que la cencellada había dejado en sus hojas.

La pista continua su ascenso serpenteante hasta alcanzar el puerto de la Acebeda, donde nos reagrupamos antes de proseguir por la cuerda carpetana hacia Peña Quemada, dejando la congelada cerca de alambre a nuestra izquierda.

Recorridos 2,4 km, alcanzamos los 1.833 metros del vértice geodésico de Peña Quemada, donde fue preceptivo hacernos las fotos de rigor, conmemorativos de haber alcanzado la mayor altura del día. Desde aquí, solo quedaba regresar, descendiendo para ello al puerto de Peña Quemada, donde dejamos la cuerda descendiendo por la pista que nos sale a la derecha hacia el valle.

Acortando en lo posible, campo a través, las zetas de la pista, paramos en una de ellas a tomarnos los bocadillos, para seguir descendiendo por la zona conocida como Los Tejos, cruzamos el arroyo de la Mostajera y de los Poyales, donde el agua había esculpido figuras curiosas de hielo.

Dejamos la pista y seguimos una senda poco marcada que entre robles desciende por las Horcajadillas, cruza el arroyo de los Poyales, se interna en un pinar, cruza la Cañada Real Soriana Occidental y cruza el arroyo de Carramingo antes de llegar de nuevo al área recreativa de los Bardales, donde finalizamos esta bonita ruta.

Las cañas de celebración nos las tomamos en un bar de Prádena, que ayudaron además a redondear la nota de la excursión a 4,5.
Paco Nieto

miércoles, 2 de enero de 2019

Excursión 441: Peña Quemada

FICHA TÉCNICA
Inicio: Braojos 

Final: Braojos
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 22 Km
Desnivel [+]: 810 m
Desnivel [--]: 810 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 13

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
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RESUMEN

El recorrido escogido por Antonio, para esta primera excursión del año 2019, sigue básicamente el PR-38 en torno a las cumbres que rodean la Dehesa Boyal de la villa de Braojos de la Sierra.

Recién tomadas las doce uvas el día anterior, doce más uno para el que sea supersticioso, fuimos los que nos juntamos para disfrutar de estas preciosas tierras, antaño de ganaderos trashumantes y que por estas fechas estarían, quiero imaginar, camino de Extremadura. Nosotros sin embargo tomamos rumbo al Norte por la vía pecuaria que sube atravesando la cuerda de los Montes Carpetanos camino de las poblaciones segovianas de Arcones o Prádena.

Como doce es el número mágico de estos días, doce más uno son los lugares para el recuerdo que voy a describir a ritmo de campanada de Nochevieja.  Y a doce más uno participantes les dedicaré cada uno de estos tramos de la excursión, con la huella que me han ido dejando en la memoria a su paso por ellos.

Comenzamos con los cuartos, que todavía no empiezan las doce campanadas.

Tras las felicitaciones por año nuevo que nos repartimos en el punto de encuentro en la plaza del pueblo, enseguida doblamos por la calle Carmen, siguiendo las indicaciones que pronto se ven hacia la Dehesa Boyal. La protagonista en este punto no puede ser otra que Carmen Mazarío, que aprovechó la placa con su nombre para darse un homenaje en forma de foto. A Carmen, dedicaré también el último lugar a describir, sorpresa que no se podrá desvelar hasta que el lector pase por tomarse las uvas con cada campanada.

Primera campanada.

El camino PR 38 enseguida va tomando altura por una pista o vía pecuaria recta en principio por terreno despejado y luego ya junto a la ladera del Cerro de la Porrilla, al que acabaremos ascendiendo. En este tramo aprovechamos para ir charlando unos con otros y en mi caso, es con Luis el que me deja grabado en el recuerdo sus experiencias con los coches eléctricos compartidos. Tramo por tanto ideal para ir tranquilamente calentando y departiendo conversación con los compañeros.

Segunda campanada

Esto ocurre cuando la pista alcanza los pinares de La Vaqueriza, ladera arriba a la izquierda, momento en el cual Antonio, que ya nos venía anunciando que tendríamos que abandonar la comodidad de la pista, nos envía monte arriba por un cortafuegos que da para pensárselo antes de iniciar la subida. Subimos junto al citado pinar por una  pendiente pronunciada, en la que vamos con la lengua fuera desde el mismo comienzo y hasta su final en el Cerro del Ochando. Subida de cien metros de altura en poco menos de cuatrocientos metros lineales y sin descanso. Este lugar se lo dedico en el recuerdo a Isabel, que es la primera que alcanza el cerro y a la que los que vamos inmediatamente detrás nos cuesta seguir su ritmo. El esfuerzo merece la pena, pues enseguida se atisba al fondo los picos nevados de la Mujer Muerta y la cuerda de los Montes Carpetanos hacia los que más tarde nos dirigiremos, en un desnivel que ya parece aparentemente fácil.

Tercera campanada

Aprovechamos a esperar a los últimos rezagados en la infernal subida y nos dirigimos en cómodo y ligero ascenso a tomar un tentempié en el Cerro de la Porrilla.  El lugar merece la pena de por sí si alguien alguna vez quiere darse un paseo a esta loma. Desde ella se domina la Dehesa Boyal de Braojos y es un mirador excelente de la Sierra de Ayllón, La Cabrera y la Mujer Muerta. El lugar se lo dedico a Enrique Cid, que con la torta de cicharrones que nos reparte, me trae el recuerdo del cordero que en verano tomamos en sus tierras segovianas de Navares y que estuvo al final endulzado por el mismo postre. También me trae el recuerdo del cordero que más recientemente había tomado el día anterior por Año Nuevo cuya grasa pretendo bajar con esta excursión.

Cuarta campanada

Una vez retomadas fuerzas, deshacemos camino de nuevo hacia el Cerro Ochando, para seguir en línea recta por pista hacia la cuerda carpetana en un sube y baja que nos lleva por Peña de la Muela, el Alto de la Dehesa y la Ladera del Sapo. Lugar para ir bajando los chicharrones y a buen paso con mi amigo Javier, con el que suelo toparme cuando se trata de ir a paso ligero, vamos avanzando entre las ganas de seguir adelante y el recelo de que tomemos camino equivocado o perdamos al resto. Pese al rompe piernas que supone este trayecto, el paisaje por el cortafuegos nos deja bosques de pinos a ambos lados, pilones abrevaderos rebosando de agua y el disfrute de un día soleado de invierno con temperatura agradable que permite ir sin apenas abrigo.

Quinta campanada

Llegados a un desvío de caminos en la Ladera del Sapo, esperamos a las indicaciones de Paco Nieto que nos lleva por el ramal de la derecha abandonando el PR 38, para alcanzar nuestra cota más alta de hoy en Peña Quemada. Peña que alcanzamos por su lado Este una vez alcanzada la cuerda de los Montes Carpetanos donde se encuentra. Tras atisbar un corzo que huye despavorido de nosotros enseguida alcanzamos la Peña del Avellano lugar que dedico a Paco y al resto de sufridos compañeros del GMSMA que en un 9 de Marzo de 2016 en la excursión 286, tomaron la sabia decisión de retirarse a poco menos de doscientos metros de Peña Quemada por el temporal de niebla y ventisca al que se vieron sometidos.

Sexta campanada

En esta ocasión y en día espectacular, sí que llegamos a Peña Quemada a 1.833 metros de altura. Cima de la excursión de hoy y que como cronista de la excursión me dedico a mi mismo. Pese a que me había tomado la excursión como oportunidad para hacer ejercicio, comer ligero y contrarrestar los excesos navideños, mi propósito cayó en vano al ser tentado con un exquisito jamón húngaro llamado Mangalica, que más de uno lo tomaría por ibérico, con una empanada de pollo, con dulces de jengibre y chocolate así como con un Ribera del Duero de la bodega Buen Camino que ocupa la bota que en esta ocasión porta Antonio.  Menos mal que los perros Vito y Twitter aprovechan para descansar de la subida algo alejados de nosotros, sin darles pie a que saliven por las suculentas viandas.

Séptima y Octava campanada

A Lucio y Carolina, que tan amablemente nos han surtido de manjares en la cima, les dedico el siguiente tramo que cogemos ya de regreso a nuestro punto de partida. Por esta zona tienen a bien acercarse a coger setas y de alguna forma les pertenece en el recuerdo. Pasamos por un manantial en la zona todavía alta, cerca de la cuerda, que se supone empieza a alimentar el Arroyo de La Trocha y por cuyo valle iremos descendiendo por una interminable pista que a veces atajamos para huir del tedio.

Lo de juntar las campanadas es más bien quizás por las viandas y caldos con los que nos agasajaron, que me traen el recuerdo de cuando en Nochevieja se me junta más de una uva en la boca por lo que les dedico este tramo horizontal de la cuerda y manantial que anuncia la bajada.

Novena campanada

Vamos bajando por una larga pista que se dirige sin prisa alguna hacia el pueblo, dejándonos pocos entretenimientos tales como tramos del camino helados o abrevaderos.

El trayecto se ve amenizado con un antiguo pluviómetro abandonado y medio roto, cerca de la casa forestal de Santuil.  Este lugar se le dedico a José María pues es donde se hace un simulacro de foto de grupo a falta de algún miembro al que la atracción no le ha llamado suficientemente la atención como para desviarse del camino.

Décima campanada

Alcanzada la extensa ladera de robles de El Bardal, abandonamos la pista y nos adentramos por este bosque cubierto con una manta de hojas, en bajada rápida hacia el Arroyo de la Trocha ya cerca del pueblo. Este lugar se lo dedico a Jorge que, pese a recelar del campo a través por el que nos mete Antonio, busca ya al final del trayecto una salida honrosa para acabar plácida y cómodamente este sector.

Undécima campanada

Aprovechamos a reagruparnos en esta bajada a cincuenta metros del Arroyo de la Trocha, en un lugar donde el campo a través nos pone en una zona escarpada cerca del río y sin paso claro desde la distancia. Le dedico este lugar a Antonio que sufre la disensión de parte del grupo, partidario de tomar un posible atisbo de trocha que se abre en suave bajada hacia la derecha hacia más bajo un camino que cruza el río y frente a su criterio más campero de haber tirado loma abajo por barranco más pronunciado pero despejado de vegetación haca el río.  Al final como buen líder accede al criterio mayoritario de no hacer “el cabra” y avanzar por el camino que parece menos problemático.

Duodécima campanada

Una vez cruzado el río, nos dirigimos ya al pueblo por el camino asfaltado del Molino del Vadillo. El atardecer nos depara una luz espectacular para las fotos y vamos disfrutando de los veneros y regueras del pueblo. Dedico este lugar a Marcos que cargado con una bolsa de setas secas que le ha ido recogiendo a Carmen para sus centros florales, disfruta como el que más con este entorno idílico y entreteniéndose con el deleite de pisar fuera de los caminos en busca de sorpresas que le depare la naturaleza.

Llegados ya al final de la excursión, el último lugar para el recuerdo, es el bar del pueblo, casa cultural, lugar de encuentro de alguna peña ciclista con maillots rojos dedicados por algún líder de la Vuelta a España y con algunos artículos taurinos como una montera, se supone de José Tomás, pues de este pueblo son sus abuelos y otros familiares. 

Acabo pagando las cañas en deuda personal con Antonio que me ha encontrado un guante que perdí en el trayecto de ida y vuelta del Cerro de la Porrilla. Todo ello tras adelantarme en el pago a Carmen que le hubiera gustado invitar y a la que vuelvo a dedicar el final de la etapa tras avisarnos de su inminente cumpleaños. Acabamos cantándole todos el “cumpleaños feliz” y dejando aquí registrado su deuda pendiente con el grupo que ya tendrá ocasión de saldar en otro miércoles con Antonio.


Por el kilometraje de la excursión que me deja satisfecho, el tiempo espléndido, coronar la cumbre de Peña Quemada y disfrutar de estas tierras ganaderas, con el único pero, de la larga bajada por pista hasta Braojos, concedo cuatro sicarias a esta ruta.
César Rodríguez

FOTO REPORTAJES
Foto reportaje de José María Pérez