miércoles, 15 de mayo de 2019

Excursión 464: El pinar de los Belgas y valle de la Angostura

FICHA TÉCNICA
Inicio: La Isla
Final: La Isla
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 16,1 Km
Desnivel [+]: 602 m
Desnivel [--]: 602 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 5
Participantes: 21

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta















TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
 
RESUMEN
Hoy, día de San Isidro, fiesta para los madrileños y para mí, claro, qué mejor que emplearlo en pasar el día con el Gmsma.

Como siempre que voy con ellos, le pregunté a Paco ¿cómo va ser la excursión?. Un paseo sin piedras, me contestó, lo de sin piedras tenía razón, lo del paseo, en fin, un poco exagerado, como buen andaluz, jejeje.

Nos reunimos en la Isla, cerca de Rascafría, inicio de ruta, veintiún participantes, me pareció poco comparando con otras excursiones, claro que en ésta se comía de bocadillo, y cuando es de restaurante, se apunta hasta el Tato.

El tiempo estupendo, calor pero con un poco de viento, ideal para andar, y para empezar a subir los primeros cinco kilómetros, después bajar uno y medio y a continuación subir un poco y ya todo bajada, hasta llegar a dieciséis. Unas cinco horas andando.

La zona más bonita fue para mí la que recorrimos junto a los arroyos, muy agradable ir paseando, escuchando el sonido del agua y sintiendo su frescor. Aunque realmente ha sido preciosa toda la ruta, porque la primera parte, transcurrió por el pinar de los Belgas, con estupendas vistas hacia el valle y el macizo de Peñalara, después de pasar por un mirador con obelisco y una preciosa laguna.

El bocadillo lo tomamos a la sombrita, junto al agua del arroyo de la Angostura, sin prisas, se agradeció lo de la tranquilidad, porque me dio tiempo hasta de tomarme la fruta, otras veces cuando estoy pelando la manzana, han dicho vámonos, y ni manzana ni nada.

Después del bocadillo paramos junto a una espectacular poza, por supuesto, en cuanto llegamos, Paco ya estaba dentro del agua y eso que estaba fría como el hielo, lo sé de buena tinta, porque hubo que cruzar dos veces un arroyo y, como siempre, lo pasé descalza y ya con mojarme los pies tuve bastante.

En definitiva el único que se bañó fue Paco, y lo más gracioso es que había una mujer, como veréis en las fotos, que estaba plácidamente en una roca en medio del agua, en plan contemplativo y su chico en la orilla y llegamos los veintiuno y se acabó para ellos la tranquilidad.

Paco diciendo, hacerme fotos, y estaba al lado de la chica, que llevaba un bikini color carne, parecía que estaba desnuda, y yo le decía que no se podía hacer fotos que salía ella, pero se hicieron porque ahí están, lo que nos reímos. Menos mal que a ella no pareció importarle.

De allí, acompañamos al arroyo hasta la presa del Pradillo y la Isla. Las cañas, o lo que pidiese cada uno, las tomamos en el chiringuito de la Isla, la verdad es que es un rato muy agradable el estar unos minutos sentados charlando, después de la caminata.

Aquí fue cuando comentó Marcos H, ¿os apuntáis a ir a la fábrica de chocolate de Rascafria, que es de un amigo mío? Palabra mágica "chocolate". Al poco, allí estaba todo el grupo, probando todos los chocolates, incluidas unas trufas que nos regalaron para repartir que te chupabas los dedos. Se portó genial el dueño, y todos compramos. 

No podía acabar mejor el día, lo que hizo que esta excursión pasase de tener un 4 a un 5, la máxima nota. Como es mi primera crónica, espero no haberos aburrido mucho.
Vicky


San Isidro Labrador
nos proporcionó su ayuda;
fue debido a él, sin duda,‏
que hubiera tanto esplendor.

Dio comienzo la excursión
en el lugar de La Isla
y el protocolo legisla
empezar sin madrugón.

Primero nos dirigimos
a un mirador sin hayedos:
Mirador de los Robledos,
donde buenas vistas vimos.
Seguimos hacia el oeste,

¿Hoy cuándo se desayuna?
¡Después de ver la laguna!


Subimos por zona agreste
hasta Cabeza Mediana,
esa loma dominante,
redonda y exuberante
que es del valle capitana.

Seguimos hacia la Silla
de Malabarba, un collado,
que no es silla de sentado,
sino paso, o bien portilla.

Y en la cuerda, lo siguiente
era de lo más curioso:
nuestro Cerrito Sarnoso
tras remontar la pendiente.
Sarna con gusto no pica
y tras un descenso ancho,
Sillada de Garcisancho,

¡La cosa se clarifica!



Era el punto de retorno,
donde subir se acababa;
ya solo bajar quedaba
para cerrar el contorno;
y tomamos, con ventaja
sin enredos, sin atollo
una margen del arroyo
que de Peñalara baja,
cruzándolo varias veces
entre piedras resbalosas
¡podrían poner baldosas,
tropiezan hasta los peces!




En esta zona vaquera
la amplitud es estrechura:
el Valle de la Angostura,
su nombre así lo asevera.

¿Cuándo se come otra vez?,
¡Qué pesado es este tío!
Y comimos junto al río
con bastante placidez.

Mas, para la digestión
es muy malo zambullirse,
que podría producirse
un paro de corazón;
y aún se necesitaría
por lo menos un valiente
¿hay alguno entre la gente?

Paco nos respondería:
«Yo me ofrezco voluntario»
y se tiró de cabeza
a las aguas, sin tibieza,
¡ni que fuera un balneario!
porque el agua estaba helada,
siete grados sobre cero,
un motivo verdadero
de destacar la machada.

Llegados a este momento
nos restaba del trayecto
por camino bien directo
volver al aparcamiento
para acudir sin tardar
a la Pradera del Santo,
que esperaba, mientras tanto,
la verbena popular.

Paco Cantos

FOTO REPORTAJES

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