miércoles, 17 de enero de 2024

Excursión 748: Vuelta a Peña el Águila

FICHA TÉCNICA
Inicio: Las Dehesas. Cercedilla 
Final: Las Dehesas. Cercedilla 
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 13,6 Km 
Desnivel [+]: 692 m 
Desnivel [--]: 692 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 28

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

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RESUMEN
Tláloc, «dios de la lluvia», deidad de los cerros, del agua y de la fertilidad. Según la cultura náhuatl, regía fenómenos meteorológicos como los relámpagos, los truenos, el granizo o las tormentas…. El día 17 de enero, había sido invocado por todas las web de previsiones meteorológicas.

De camino a las dehesas de Cercedilla, punto de partida de la ruta, tanto los que accedían por Guadarrama, como los que fuimos por Navacerrada, pudimos notar la fuerza de Tláloc, el agua caía a cantaros, los limpia-parabrisas de los coches luchaban ferozmente por evacuarla, la carretera era un auténtico río.

Es seguro, que más de un senderomago recordaba la famosa frase de nuestro amigo Paco C. “si la lluvia te pilla en la ruta, vale, pero salir lloviendo es de ....” por lo que, más de uno seguro que pensó, saludar a los amigos, tomarse un café y hacerse un alcalaíno.

Entrando en Cercedilla, Tláloc decidió tomarse un respiro, o vete tú a saber si fue la convocatoria del GMSMA la que amaino su fiereza, ya que en el punto de partida, el cielo se abrió con un azul intenso, sin nubes; el sol brillaba con fuerza y el vestuario para la lluvia que lucíamos los 28 senderistas que nos presentamos a la convocatoria como un ejército de Titanes, era inútil, sobraba todo.

Celia, nuestra guía en esta ocasión, no se de quien habrá aprendido…, repasaba su lista y a la hora de la convocatoria, inicio la marcha dirección a la fuente de la Teja, dando comienzo a la excursión.

Apenas habíamos caminado 500 metros, el arroyo del Balsanejo con mucha agua y fuerza nos obligó a dar un buen primer salto, nada comparable con lo que nos encontramos 300 metros más adelante, el arroyo del Infierno, era como un pequeño rio de aguas bravas y eso que no estamos en primavera y no ha empezado el deshielo. Ya Antonio nos había animado en su convocatoria a buscar el come nieves y yo creo, que allí lo encontramos confundido con el rastro de Tláloc.

Como de costumbre, algunos de los miembros del GMSMA tras recorrer unos metros de la ribera del arroyo del Infierno localizaron el paso idóneo, todos los senderistas sorteamos el arroyo sin problema, si bien alguno lo consiguió por otros pasos.

Poco después de pasar el arroyo, empezamos a subir por la vereda de Piñuela, a mitad de la subida hicimos una parada para tomar la foto del grupo, si bien casi siempre falta alguien, como viene siendo habitual, pero esta vez fue por una buena causa, buscar y encontrar un guante perdido.

Seguimos subiendo y cuando alcanzamos la pista Calle Alta, hicimos una parada para tomar un tentempié, descansar y compartir algunos frutos secos.

Celia marcó nuevamente la senda ascendente, siguiéndola los senderistas, excepto cuatro estrellas fugaces que se despidieron del grupo para continuar a la derecha por la cómoda Calle Alta, sin subir al collado y sin pisar la vertiente castellana.

Andamos algo más de 600 metros y alcanzamos la cumbre en el collado de Cerromalejo, paso de la frontera segoviana, que mantenía todavía algo de nieve.

Iniciamos el descenso hacia el valle del río Moros, y tras caminar unos 2 km de bajada por una vereda pedregosa y resbaladiza, llegamos al arroyo de la Gargantilla, cruzándolo esta vez por el puente del mismo nombre para seguir por la Majada Holgada.

Continuamos por una amplia pista, con una ligera y cómoda pendiente positiva, que permitía ir adquiriendo poco a poco cota y que nos permitió relajar las piernas tras la bajada, caminando tranquilamente y haciendo que fluyeran las conversaciones entre los senderistas, dando lugar a que el grupo se alargase durante unos 5 km de pista.

Pasamos cerca del refugio de la Vaqueriza, del arroyo y fuente de la Chispa. Celia nos indicó la vereda que teníamos que seguir hasta el collado de Marichiva, que se veía bastante empinada.

Si bien algunos repetían que el collado se encontraba cerca, a otros se nos hizo algo largo y durillo el ascenso; finalmente alcanzamos la cumbre y la frontera de Comunidades.

Tláloc, al que ya habíamos olvidado, volvió aunque algo más tranquilo, dándonos la bienvenida a tierras madrileñas, de nuevo el vestuario para la lluvia sale de las mochilas.

Los cuatro fugaces, que ya habían llegado a los coches, nos llamaron para indicarnos que la lluvia también les acompañaba.

En el collado, mientras nos reagrupábamos y poníamos los impermeables, algunos empezaron a sacar los bocadillos ya que era la hora de la comida, pero ante la propuesta de nuestra guía, “mejor no parar a comer ahora y hacerlo al final de la ruta en Casa Cirilo, para evitar la lluvia”, nadie lo dudó.

Descartamos la bajada prevista y cogimos una vereda mucho más recta hacia los coches que marcó Paco Nieto y en tan solo 2 km., llegamos a la carretera de la Dehesas.

Habíamos bajado 350 metros y la excursión estaba tocando a su fin, si bien un pequeño calambre retrasó a Flor y Juan. Nos faltaba cruzar un último arroyo, el de Majavilán, pero en este caso, sin mayores dificultades.

Algo mojados, dimos por finalizada la excursión, de unos 13 km y casi 700 metros de desnivel.

En Casa Cirilo, sentados y calentitos, nos permitieron consumir nuestros bocadillos y Jorge Isidro nos invitó a la bebida, por el nacimiento de su nieto Adriel. Felicidades en nombre de todos los miembros del GMSMA.

Otro fantástico miércoles, buena ruta, perfectamente guiada, buen tiempo y como siempre, excelente compañía, brindando por ese nuevo y futuro senderomago, se merece la jornada 4,5 sicarias.
Paco Donaire

FOTOS

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