miércoles, 12 de junio de 2024

Excursión 784: Vuelta por Segovia

FICHA TÉCNICA
Inicio: El Sotillo. Segovia 
Final: El Sotillo. Segovia
Tiempo: 3 a 4 horas
Distancia: 9,7 Km 
Desnivel [+]: 205 m 
Desnivel [--]: 205 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 29

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta



















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

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RESUMEN
Con la puntualidad que caracteriza al GMSMA, a las 10:30 iniciamos la ruta desde el punto de encuentro situado en el aparcamiento frente a la Venta Magullo, en el municipio de La Lastrilla. En esta ocasión, la organización de la ruta, y mucho más, corría a cuenta de nuestros anfitriones, Carolina y Lucio. Así, enfilamos por la N110 y vía de Roma 29 participantes más el pequeño peludo Kiro, que no se quería perder este paseo a cuatro patas por su ciudad.

Cruzamos el puente del río Eresma y, tras recorrer unos 2 km, llegamos a lo que sería nuestra primera parada que, como no podía ser de otro modo, fue el Acueducto. Tras unas cuantas fotos de rigor, descendimos por la Avda. del Acueducto hasta la iglesia de San Millán. Nueva parada frente a la iglesia para ensayar un par de canciones cuyas letras, sutilmente adaptadas por nuestra amiga Carolina, iban a servir para dar una sorpresa a nuestra compañera de fatigas que se encontraba no muy lejos de aquí en “arresto” domiciliario a causa de una reciente lesión. 

Terminado el ensayo, nos dirigimos a dar la murga a la convaleciente. Pasó un buen rato hasta que se percató de nuestra presencia y fue al asomarse al balcón cuando pusimos todo nuestro entusiasmo en cantar las canciones previamente ensayadas, en vano, tengo que decir, porque el resultado dejó bastante que desear, haciendo, no obstante, que el momento resultara aún más divertido.

Lanzándole besos al aire y deseándole una pronta recuperación dejamos atrás a nuestra querida compañera.

A continuación nos dirigirnos, por la travesía de Pelaires, hacia la llamada “Bajada del Salón” que, en nuestro caso, de bajada no tenía nada, más bien un buen número de escalones, todos de subida, para llegar al llamado “Paseo del salón de Isabel II”, un lugar tranquilo desde donde admirar la torre de la catedral, la sierra de Guadarrama, el cementerio judío... Un espacio idóneo para descansar a la sombra de su arbolado. Pero lo del descanso sería para otra ocasión, de modo que atravesamos la “Puerta de la Luna” y recorriendo las calles de la judería, llegamos a la plaza Mayor.

Para sorpresa de todos, vino a saludarnos nuestro buen amigo Ángel V., vecino de la localidad, al que echábamos mucho de menos como compañero de rutas.

En este punto, el grupo se dividió en tres, unos irían de visita a la torre de la catedral, otros al museo de títeres y unos cuantos optaron por hacer un recorrido cultural por los numerosos establecimientos que el sector hostelero tiene estratégicamente ubicados en la zona.

Yo me apunté al museo de títeres y marionetas de Francisco Peralta, situado sobre la Puerta de Santiago. Allí pudimos ver una muestra de su ingenio a la hora de fabricar las marionetas que podían manipularse de múltiples maneras a base de hilos, engranajes, articulaciones, varillas…, con el fin de recrear personajes de obras de teatro, piezas musicales o narrativas populares. Resultó una visita muy interesante y ¡gratis, mira tú por dónde, por ser miércoles!

Terminada la visita, fuimos al encuentro de los otros dos grupos y, ahora sí, un pequeño descanso para tomar algo en una de las tabernas de la plaza de la catedral, ¡y a cuenta de los anfitriones!

Aplacada la sed, emprendimos el descenso pasando por la Puerta de Santiago, que previamente vimos desde arriba en el museo de Francisco Peralta, hasta encontrarnos con el río Eresma, junto a la Casa de la Moneda y el monasterio de El Parral. Justo allí se encuentra una placa tallada en piedra con una curiosa inscripción que Marcos H., como buen conocedor de su querida tierra, tuvo a bien descifrarnos el significado de esas palabras y que, por su encanto, intentaré reproducir aquí:

Corrían los tiempos en los que las ofensas y otras trifulcas se zanjaban mediante duelos que tenían lugar junto a lo que antiguamente era la ermita de El Parral. Y cuenta la leyenda que Juan de Pacheco, marqués de Villena, fue un hombre que, por su carácter pendenciero, se granjeó la enemistad de muchos.

Así, uno de ellos le retó a duelo y se encontró con que el día pactado, su rival acudió allí acompañado por dos hombres.

Viendo que se encontraba en clara desventaja, elevó una plegaria al cielo y, no se sabe si por inspiración divina o por su gran ingenio, se dirigió a sus adversarios con la frase que se encuentra grabada en dicha placa: “Traidor, no te valdrá tu traición pues si uno de los que te acompañan me cumple lo prometido, quedaremos iguales”. Al oír esto, cada uno de los acompañantes pensó que era el otro quien se había vendido y, antes de llegar a más, prefirieron irse los dos por donde habían venido, dejando solo al retador. El marqués ganó la contienda y, agradecido, se encargó de convertir la modesta ermita en un magnífico monasterio.

Aplaudido el relato y tras una empinada, pero corta, subida llegamos a una senda que recorre la ladera norte de la ciudad, desde donde pudimos contemplar las preciosas vistas panorámicas que ofrecen el casco antiguo, la catedral y el alcázar.

Al poco, nos encontramos caminando hacia lo abierto y, casi sin darnos cuenta, la senda se transforma en una cómoda pista adornada en sus márgenes por llamativas amapolas cumplidamente fotografiadas. El camino atraviesa sendos campos de trigo, cuyos delicados tallos, mecidos por la suave brisa, empezaban a doblegarse por el peso de las espigas cargadas de generoso grano, anunciando así su pronta cosecha.

Se hacía sentir el calor cuando llegamos a buen paso al núcleo urbano de La Lastrilla, dando por concluida la ruta en la casa de nuestros guías y anfitriones de hoy, donde disfrutamos de una doble celebración cumpleañera y en la que no faltó detalle.

Cinco merecidas sicarias daría yo a esta completísima excursión, sin embargo, cuatro van a ser suficientes por culpa de algún episodio garrapateril sin consecuencias y de un inoportuno y triste régimen bajo en yodo.
MariJose L.

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