miércoles, 19 de junio de 2024

Excursión 785: Monte Abantos por la directísima

FICHA TÉCNICA
Inicio: El Tomillar. El Escorial 
Final: El Tomillar. El Escorial
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 11,5 Km 
Desnivel [+]: 831 m 
Desnivel [--]: 831 m
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas/Agua: No/Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 28

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta

















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













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RESUMEN
La jornada comenzó con el grupo del GMSMA congregado en el área recreativa del Tomillar. Eran las 10,30 de la mañana cuando, bajo un cielo gris y ligeramente nublado, nos pusimos en marcha. A pesar de la apariencia invernal del cielo, el ambiente no presagiaba lluvia, y el ánimo del grupo estaba tan alto como el desafío que nos esperaba: el Monte Abantos, una de las cumbres más emblemáticas de la Sierra de Guadarrama.

El camino comenzó de forma tranquila, avanzando entre el matorral bajo y las zarzas que bordeaban el sendero.

Pronto cruzamos el arroyo del Barrancón, cuyas aguas frescas se deslizaban en su cauce, creando una atmósfera más vivaz. El terreno, aunque algo incómodo por la maleza, se tornó más manejable a medida que nos acercábamos a las colmenas, ubicadas en una pequeña explanada con olor a hierba fresca y miel silvestre.

Desde allí, nos adentramos en una pista asfaltada que nos llevó bordeando otro arroyo hasta alcanzar el área recreativa de La Penosilla.

El reloj marcaba algo menos de las 12, pero el hambre empezaba a hacer mella en el grupo. Decidimos hacer la tradicional parada del Ángelus en ese punto, donde cada uno sacó su bocadillo y las anécdotas y risas no tardaron en surgir.

Algunos compañeros llevaban viandas dignas de un festín montañero, mientras que Paz R. comentaba preocupada a Carlos R. que la subida que venía era de las más duras que había enfrentado en mucho tiempo.

Con el estómago lleno y el ánimo repuesto, reanudamos la marcha, conscientes de que la verdadera prueba estaba por comenzar. La cuesta que teníamos por delante, conocida como la "directísima" al Abantos, no se gana su nombre por casualidad. Con una pendiente que llega al 32% en algunos tramos (500m de desnivel en 1,5 Km), la ascensión se volvió un desafío no solo físico, sino también mental.

A medida que subíamos, el paisaje se volvía cada vez más impresionante. Los pinos daban paso a amplias vistas de la sierra, con el Monasterio de El Escorial a lo lejos, asomando entre las colinas. 

El grupo se mantuvo unido al principio, pero pronto las diferencias de ritmo empezaron a notarse. Paz R., nuestra compañera, se quedó muy rezagada, luchando contra la dureza de la pendiente. En varios momentos, manifestó su intención de desistir, pues el cansancio y el calor empezaban a hacer mella en ella.

Sin embargo, algunos miembros del grupo, entre ellos Enrique P. decidieron acompañarla, alentándola en cada paso. Con gran esfuerzo, Paz finalmente alcanzó la cima del Abantos, con su característica cruz presidiendo la cumbre junto a su vértice geodésico, donde la recibió un aplauso cálido y merecido de todos nosotros. No fue solo la victoria sobre el monte, sino una lección de resistencia y compañerismo que quedará en la memoria de todos.

La estancia en la cima (1753m) no fue tan larga como nos hubiera gustado, ya que habíamos perdido algo de tiempo en la subida. La bajada comenzó sin demora, tomando un sendero diferente, más suave, que nos condujo a las ruinas de la Casa del Renegado, un lugar envuelto en historia y leyendas. El nombre de la "Casa del Renegado" proviene de una antigua leyenda local que habla de un personaje que, tras ser expulsado de la sociedad o por haber cometido algún acto de traición (de ahí el término "renegado"), se retiró a vivir en aislamiento en esta casa o refugio. Aunque no existen muchos documentos históricos que confirmen la veracidad de esta historia, el mito ha perdurado en el tiempo.

Se dice que este renegado habitó en soledad las ruinas, que hoy son poco más que restos de muros de piedra cubiertos por la vegetación de la sierra. La leyenda añade un aura de misterio al lugar, sugiriendo que el hombre pudo haber sido un exiliado o alguien que se apartó voluntariamente de la sociedad, buscando la tranquilidad y el aislamiento en plena naturaleza.

El lugar ha ganado popularidad entre excursionistas y senderistas, no solo por su importancia histórica y legendaria, sino también por las impresionantes vistas que ofrece del entorno. Aprovechamos este rincón para tomar nuestra comida, sobre las dos de la tarde. Las vistas desde ese punto son sobrecogedoras.

Tras el merecido descanso, reanudamos la marcha por un conjunto de zetas (curvas en zigzag) que nos llevaron a la senda de despegue del parapente, donde algunos aventureros se lanzan al vacío, surcando los cielos sobre el valle. La jornada ya comenzaba a pesar en las piernas, pero el entusiasmo del grupo se mantenía intacto.

Finalmente, alcanzamos la fuente de las Cebadillas, en la que algunos repusieron sus cantimploras antes de volver a la pista principal. Tomamos un desvío que nos llevó de nuevo al área recreativa de La Penosilla, desde donde enlazamos con el camino del Agua, cruzando el arroyo de las Cebadillas, y siguiendo por el Cordel del Valle. La última parte de la excursión, ya con menos desnivel, fue mucho más llevadera, aunque el cansancio acumulado se dejaba sentir.

A las 16:00 horas, tras 11,5 kilómetros de recorrido y un desnivel acumulado de 831 metros, llegamos de nuevo al punto de partida en el Tomillar. Las caras de satisfacción eran evidentes. Habíamos recorrido un trayecto exigente, con pendientes que hicieron temblar las piernas, pero también disfrutamos de un paisaje magnífico y de la inquebrantable camaradería del GMSMA.

Por la belleza del paisaje, las extraordinarias vistas desde la cima del Monte Abantos, y el considerable esfuerzo que supuso la ascensión hacen que esta excursión sea digna de ser recordada. La jornada fue un auténtico test de resistencia física y mental, pero también de compañerismo, como demostró la ayuda mutua en los momentos más duros. Sin duda, un cinco merecido para una excursión que quedará grabada en la historia del grupo.
Antonio López

FOTOS

1 comentario:

  1. El Monte Abantos es un paraje natural impresionante que ofrece una combinación única de belleza escénica y una rica biodiversidad. Situado cerca de San Lorenzo de El Escorial, es un destino perfecto para los amantes del senderismo y la naturaleza, brindando vistas panorámicas espectaculares y la posibilidad de desconectar del bullicio urbano. Su entorno tranquilo y sus rutas bien señalizadas lo convierten en un lugar ideal para quienes buscan un refugio natural cerca de Madrid. Además, su proximidad al Monasterio de El Escorial añade un valor histórico y cultural que complementa su atractivo natural.

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