FICHA TÉCNICA
Inicio: El Tiemblo. Ávila
Final: El Tiemblo. Ávila
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 11,5 km
Desnivel [+]: 598 m
Desnivel [--]: 523 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 35
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
TRACK
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)
RUTA EN WIKILOC
* Ver esta ruta en Wikiloc
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RESUMEN
El fin de semana anterior habían cambiado la hora, así
que al levantarnos como cada miércoles para nuestra cita con la naturaleza,
había más luz que de costumbre... bueno pues mucho mejor.
Hoy el trayecto es largo: camino del Tiemblo; la
mayoría por San Martín de Valdeiglesias y, en algún caso, un poco de atasco
para salir de Madrid.
De nuevo una plaza de toros como lugar de encuentro.
Hace muy buen día, unos 14 grados y el cielo despejado. Saludos, café y de
nuevo a los coches para hacer el camino de aproximación por la garganta del
Castañar. Tras varios kilómetros por una pista de tierra, llegamos al punto de
inicio de nuestra marcha alrededor de las 11.
Al comienzo la subida es cómoda y los colores del otoño
en los castaños nos hacen sentir esa magia que tienen los cuentos con bosque,
lobos, gnomos y caperucitas.
Árboles varias veces centenarios nos ofrecen la imagen
de majestuosos pies, que después de haber vivido muchos avatares, como
incendios, rayos o talas, se han regenerado en múltiples varas, cada una de las
cuales es un árbol de pleno derecho. El más famoso es el que conocen por la
zona como “el abuelo” con el que no pudimos menos que hacernos fotos de nuevo,
porque ya era un viejo conocido de alguna que otra excursión.
Seguimos y en el refugio de piedra de Majalavilla hacemos una
brevísima parada, hay buscadores de setas... también en nuestras filas.
El suelo esta plagado de castañas de muy buen aspecto,
pero un poco ásperas al paladar. son las “guarreras”, según nos dicen unos
paisanos de la zona... ellos sí que conocen donde quedan algunos castaños
“injertos” que las dan dulces y “peladeras”... de las otras podríamos haber
cogido varias toneladas y otro tanto de bellotas de roble.
Pero hemos venido a lo que hemos venido y hay que
seguir... la cuesta se empina, el ritmo se ralentiza y la cháchara disminuye.
Todavía un repecho más y llegamos al Portichuelo del Pozo. La vista es
espectacular a todo nuestro alrededor: pueblecitos a los que no acertamos a
poner nombre y montañas que azulean en la distancia. Parada obligada para el
bocata y la foto de grupo, esta vez sin gorras para que nadie se camufle.
Seguimos adelante y pronto llegamos a una cuidada
construcción que alberga un pozo de unos seis metros de profundidad por otros
seis de diámetro. Servía antaño para conservar la nieve que luego se vendía
hasta en Madrid, a donde la llevaban en carros durante el verano. Algún
atrevido (bueno uno sólo), bajó hasta el fondo por una escalera de dudosa
estabilidad.
Cumplido el objetivo y
ya de vuelta, pasamos a través de una cerca. Tras caminar un rato,
pasamos por un chalecillo con pinta de abandonado y aparece por fin: la mansión
del propietario, el cual nos echa una buena bronca y nos da media hora para
desaparecer de sus tierras... no sé, pero me recuerda a algo.... quizás a una
película del far west...
Completamos el recorrido sin más aventuras que las que
entraña la recogida de alguna que otra seta.
Llegamos sobre las 3 al pueblo y enfilamos a “Casa
Mariano”, que ya hace hambre. El local estaba avisado de nuestra aparición
pero, inexplicablemente, se produjeron una serie de ataques de stress entre los
camareros, así como lo que podríamos llamar “la crisis de los judiones” que,
sin llegar a ser “la de los misiles”, estuvo a punto. Ojo que las cañas no entran
en el menú...
¡Vaya platazos!, después de las judías en sus diversas
formas, vinieron los churrascos y el lenguado-panga. Y por fin, los postres... alguno, en la
confusión del momento se hizo con varios y repitió hasta dos veces. Café de
puchero y “pa' casa”
Paloma Sabio
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