FICHA TÉCNICA
Inicio: Valsaín
Final: Valsaín
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 16,4 Km
Desnivel [+]: 512 m
Desnivel [--]: 536 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 49
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
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PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
TRACK
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)
RUTA EN WIKILOC
* Ver esta ruta en Wikiloc
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RESUMEN
Multitudinaria marcha, ¡nada menos que
49!, para emular a los más legendarios exploradores de la historia, pero, eso
sí, finalizando con un buen cochinillo o bacalao (a elegir) en el emblemático
“Rancho de la Aldegüela”.
Al partir de Valsaín la niebla ya había
levantado y el día se mostraba diáfano y soleado. Mientras calentamos el cuerpo
en la subidita hasta La Cruz de La Gallega, el panorama se iba abriendo y
departíamos en pequeños grupos sobre lo divino y lo humano. Daba gusto, en
particular, contar con la presencia de Ángel Vallés, conocedor de cada palmo de
terreno, así como de la historia y antropología de la zona, además de orgulloso
admirador de su nieto de 2 añitos. Venían también con nosotros, por primera vez,
Agustín y Ricardo.
Casi sin sentir, llegamos a la cañada de
Santillana, dejamos a la derecha Cabeza Gatos y tomamos un bonito camino que
baja hacia la presa de Puente Alta, aunque tuvimos que abandonarlo enseguida
para avanzar monte a través; debía ser porque hacía mucho que no sorteábamos
una valla. El premio fue el ascenso a Cabeza Grande, repleta de trincheras y
otros restos de la Guerra Civil, y que constituye una auténtica atalaya desde
la que gozar con las vistas de Segovia y su entorno al norte, así como todas
las cumbres de la sierra hacia el sur.
En Cabeza Grande tomamos un relajado
tentempié, mientras descubríamos en el paisaje cada vez más detalles para
rememorar. Destacaré, entre ellos, la inusual visión de Siete Picos enmarcado
entre la blancura del Alto de Guarramillas y el Montón de Trigo, o el bloque
monolítico del palacio de Riofrío. Nicolás, para celebrar su porra de fin de
2014, repartió, con la colaboración de Leonor, unos dulces navideños regados
con pacharán, que entraron muy bien. Tras el relax nos hicimos la foto de
grupo.
Descendimos hasta la Cañada Soriana
Occidental, donde ya se marcaba, con algún hito de madera nuevecito, la
conducción subterránea de agua hacia el acueducto de Segovia. Siguiéndola
llegamos a la cola del embalse y desde ahí remontamos el río Frío. El paisaje
era precioso y el nombre del río muy a propósito, pues se notaba que ya no daba
el solecito e íbamos por umbría; incluso había bloques de hielo en algunas
ramas y piedras, salpicadas por la corriente.
Así llegamos al azud donde se toma el
agua del acueducto y junto al que se puede ver el sistema de decantación,
aunque yo creo que sufrimos cierta decepción, ya que la obra original ha debido
remodelarse tantas veces que apenas queda la estructura; quizá se evoca
únicamente, en la represa, por unos bloque de granito unidos por grandes grapas
de hierro. Para colmo, la entrada de agua estaba cerrada y el decantador sólo
contenía agua estancada llena de broza.
Ya sólo quedaba volver a Valsaín y lo
hicimos encaramándonos por la ladera del río para coger el camino hacia Cabeza
Gatos y La Cruz de La Gallega. Daba gusto caminar bajo el sol tibio de enero
con el relieve de la mole de Peñalara al frente, remarcado por las sombras de
las gargantas.
La mayoría, 37, acudimos en los
vehículos al fin de fiesta gastronómico
en El Rancho de la Aldegüela, en Torrecaballeros. Las viandas, como
siempre, estuvieron de vicio. Al final del ágape se hizo la imposición de
estrellas pendientes, pero, como faltaba el “observador estadístico del GMSMA”,
hubo que confiar en la supuesta honestidad de los agraciados, que
voluntariamente fuimos desfilando para recibir el homenaje. No me atrevo desde
aquí a dudar de la buena fe de nadie, pero: ¿Es normal que desfilaran todas (o
casi todas) las damas para recibir el beso de tornillo de Fernando S.?
Y una vez más, por petición abrumadora,
el GMSMA explotó, casi hasta la extenuación, las cualidades artísticas de
Joaquín, que contribuyó con sus dos piezas más emblemáticas: “Er niño las
monjas” y Carretera Asturiana.
En la sobremesa también se produjo un
comunicado que aquí quiero plasmar por escrito para que no haya dudas: Por
poderes recibidos de Antonio, este cronista, ya en decadencia, tendrá el
privilegio de señalar al inicio de cada marcha al participante encargado de
escribir la crónica correspondiente. Con esta iniciativa se pretenden desvelar
las indudables cualidades literarias que muchos atesoran, como fue el reciente
caso de Marcelo. O, ¡quién sabe!, puede ser una estrategia ideada por Antonio
para reducir el grupo a base de provocar el miedo escénico cada miércoles.
La calificación de Madi para este evento
ha sido de 4 sicarias, sin posibilidad de recurso.
Melchor
Melchor
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