Inicio: El Boalo
Final: El Boalo
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 6,9 km
Desnivel [+]: 481 m
Desnivel [--]: 471 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Dificultad: Media
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 36
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
* Mapas de localización y 3D de la ruta
TRACK
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)
RUTA EN WIKILOC
RUTA EN WIKILOC
* Ver esta ruta en Wikiloc
RESUMEN
RESUMEN
En
un lugar del Boalo, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo
que un grupo de senderomagos de los de botas, bastones, mochila antigua, rocín flaco y galgo….
me voy, me voy, cosas del pueblo.
A la
convocatoria de Antonio, miércoles 4
a las 10 de la mañana en la plaza del Boalo, 36 senderomagos preparados, toma las riendas
Paco Cantos y nos orienta hacia una tremenda pared vertical, como no, repleta de
“cantos”.
A la
salida del pueblo pasamos por un mercadillo (un único puesto) aventando bien sus mercancías y nos
encaminamos hacia la ermita de San Isidro; ya habíamos caminado 1,5 Km . en llano, parece que
la excursión prometía, pero… abrimos la puerta al campo, somier de muelles como es preceptivo y nos
topamos a la izquierda con la
Maliciosa , cubierta en su cumbre con un algodón de nubes
sujeto por sus chorreras de nieve y, de frente, una pared “a priori” inexpugnable
si no eres cabra y, hablando de cabras, fue este el momento en que Melchor,
estaba esperando a ¿? y cuando pasaba me dijo.. ¿Paco qué tal lo ves? Respondí...
¿qué? pues lo de la crónica de la
excursión,… pensé ¡por fin se han acordado de mi!, yo que lo primero que
hacía todos los miércoles (como todos) era ir a saludar a Melchor a preguntarle
que si esto que si lo otro, para estar a su lado al comienzo de la marcha y nada, pero por fin me llegó el día.
Bueno,
empecemos que ahora viene a lo que hemos venido: superar la pared de granito. Ya llevábamos 240m
de desnivel y las primeras cabras vinieron a visitarnos, extrañadas por el
rebaño tan largo y estirado que Paco Cantos lideraba. Éste impuso tal ritmo que las
amenazas, de no se qué hacerle en las piernas, las interpreto fatal, y antes al contrario, lo aceleró aún más, tanto es así que en la cota 1.250m ya habíamos ascendido 400m desde la apertura del somier
y solo habíamos andado algo más de 1 Km cuando realizamos la primera parada
para el primer avituallamiento y, principalmente, para el agrupamiento del
rebaño, donde creo que tuve un momento en blanco, no lo recuerdo bien, seguramente por
la emoción de la asignación.
Parada
larga, costó poner en marcha nuevamente al personal, ya que el pastor habitual,
no sé por qué, en esta ocasión, cerraba el rebaño; unos dicen que si... otros
que creen... otros que le dijeron… que vieron... bueno, yo no estuve y sólo constato que siempre llegaba el último
¿?, cierto es que en una excursión tan alargada, se precisarían dos relatores para
abarcarla.
Subimos
un poquito más hacia el este, por debajo de la Torreta de los Porrones, una
pequeña bajadita por un abrigo natural y como en los reportajes de la 2, una manada autentica de cabras apareció
frente a nosotros y de repente sobre nuestras cabezas, a no más de 4-5 metros de altura, un
águila real desplegó toda su grandeza y se lanzó al valle, dos o tres vueltas
de cortesía y desapareció hacia el oeste, y con él también las cabras, que cuando
fuimos a verlas nuevamente, ya no estaban.
Por
fin llegamos a la guinda de la andada “las clavijas” y como decepción, las
esculturas de latón, que dan nombre a esta ruta, habían desaparecido. Las
clavijas, tengo que decir, que me resultó la parte mas cómoda y segura de la
subida, principalmente por el espíritu de solidaridad del GMSMA siempre bien
presente; los expertos te indicaban dónde poner cada una de las extremidades, se
necesitaban las cuatro, como las cabras, hasta arnés y cuerda, para quien lo
requiriera, todo un lujo (ver documentos gráficos). Esta subida estiró aún más
el rebaño.
Subimos,
a esto hemos venido ¿no?, unos 150m más hasta alcanzar la Torreta de los Porrones, vistas
espectaculares, más de 180º de visión,
toda la cuenca alta del Manzanares; a nuestra espalda, la sierra de los
Porrones, chorreante de neveros; al este, los fantasmas de la Pedriza y el Yelmo, nos recordaban algunos de nuestros
maravillosos miércoles, como no, el siempre solitario cerro de San Pedro
marcando territorio; más abajo, a nuestros pies, Manzanares el Real, su castillo, el embalse
de Santillana; alargando la vista al sur, las otras torres, las de la Castellana, y perdiéndonos, como el águila real, hacia la derecha, todo el valle
repleto de afluentes y arroyos, que desembocan en el río Navacerrada, toda una
exhibición de la naturaleza, que algunos
acompañaron con un segundo avituallamiento.
Un
empujoncito más, solo 40m de subida y coronamos la ruta, el Torreón del
Robledillo (1.365,7 m ), no está mal, 416 m de desnivel en unos 1.800 m de recorrido, bueno
ya parecía todo fácil, estábamos arriba y nos dirigimos hacia la Cruz del Mierlo, pues
elegimos, cómo no, las dificultosas piedras frente al camino placentero.
Llegamos
al collado de Valdehalcones y a la Cruz.
Tuvimos que esperar al relator oficial del evento, que también en esta ocasión
empujaba, desde atrás, a… , al rebaño. El tiempo de espera, de nuevo, se
aprovechó por algunos para hacer el tercer avituallamiento, y ya, cuando todos estábamos alrededor de la Cruz , Joaquín nos relató, con
su indiscutible maestría, la historia del cabrero Mierlo, (los que aún no la han
escuchado, que no se pierdan la próxima subida a la Cruz ), sitio ideal, cómo no,
para hacernos la fotografía del grupo.
Todo
lo vivido y solo 3,5 Km .
recorridos. Lo que dan de sí la piedras
y como todo lo que se sube se baja, de cabeza para abajo. Ya nadie se queja, el
rebaño está más unido, el cuarto avituallamiento, el de verdad, nos espera. Pasamos
por una gran cueva de piedra y en menos que canta un gallo teníamos nuevamente
la puerta de somier abierta, diciéndonos que esta excursión se había terminado,
atrás dejábamos las cabras, su ruta y ahora la Maliciosa se mostraba
sin sus abrigos de nubes, en todo su esplendor.
De
nuevo en la Ermita
de San Isidro, nos juntamos y nos dirigimos hacia los coches, por cierto,
seguía el puesto del mercadillo. Lo siguiente es conocido por los miembros y "miembras" de esta congregación, Las Postas, cervecitas, cocidito, cuarto avituallamiento,
vino y porrón. Faltó el Niño de las Monjas, el piano y no dejamos que Fernando escalabrase a otro relator...
Y
créanme vuestras mercedes, si les digo que garbanzos, carnes y verduras sobraron; alegrías, risas y abrazos no
faltaron. Las piedras, cantos y más piedras que por doquier nos acompañaron,
merecen otorgar a esta jornada cuatro sicarias y media.
Paco
Donaire
No hay comentarios:
Publicar un comentario