Inicio: Serrada de la Fuente
Final: Serrada de la Fuente
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 13 km
Desnivel [+]: 475 m
Desnivel [--]: 485 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: En parte
Ciclable: En parte
Valoración: 4
Participantes: 28
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
* Mapas de localización y 3D de la ruta
TRACK
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)
RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
RESUMEN
¡Esperaba yo que no me tocara tan pronto hacer de cronista!, y menos hoy que no había venido el cronista oficial, reconvertido a nominador de reporteros
improvisados, pero para eso estaba el jefe, que se acordó de mí. Intenté chantajearle, pero
no tuve éxito, así es que aquí estoy con el folio en blanco intentando
salir del paso.
Y es que ya había signos de que se mascaba algo desde el
momento que leí el nombre de la excursión: “Azud del Tenebroso”, seguido de un
cielo igualmente tenebroso al llegar a Serrada de la Fuente, donde acudimos 28
senderomagos a los que no nos asustó el sugerente título.
Salimos del pueblo por una calle que pronto se convirtió en
pista, y enseguida en un barrizal. Esto
aún se puede poner peor, pensé, agraciada ya con la noticia de mi nombramiento,
y efectivamente, al poco comenzó a nevar, y cada vez había más barro,
inundándome una sensación de desesperación que sólo aliviaron las reconfortantes vistas
de los recodos del río Lozoya, en el embalse del Villar.
Para paliar el tener que seguir enfrentándonos a tanto
lodazal, el jefe tomó la sabia decisión de atrochar campo a través, lo que, al
contrario de lo habitual, fue muy bien acogido, a pesar de que el peaje fue
tener que cruzar un par de arroyos y sus correspondientes vallas.
Fue al cruzar el arroyo de las Quebradas y remontar una loma,
cuando tuvimos las primeras vistas de la presa de Puentes Viejas y de su
impactante aliviadero soltando agua. Al poco, llegamos al esperado Azud del
Tenebroso, que toma su nombre del cerro cercano. El azud fue construido para desviar las
aguas turbias que se producían aguas arriba del embalse del Villar, y conseguir
que ésta se autodepurase.
En su tenebrosa presa de 26 metros de altura y 68 de longitud
nos hicimos las mejores fotos que este
bonito lugar ofrecía, mientras que reponíamos fuerzas y, a la vez, tomábamos el
aperitivo.
Iniciada de nuevo la marcha, por arte de magia (por eso
debemos ser senderomagos), pasamos a
estar en las Cataratas de Iguazú,
disfrutando de unas vistas asombrosas, en las que el estruendo del agua del aliviadero de Puentes Viejas
acaparaba toda nuestra atención, y allí estuvimos un buen rato, contemplando y recreando la vista, haciendo todas las fotos posibles, desde los distintos ángulos. Hasta había dejado de nevar, y salió un poco el sol.
Después, nos tocó
cruzar el arroyo Malillo, que haciendo honor a su nombre, no nos lo puso fácil
por su abundante caudal, y a falta de la
pértiga de José Luis R., hubo que aprovechar un árbol caído sobre su
cauce para poder salvarlo. Estuvo muy
divertido, con los fotógrafos atentos por si alguno se bañaba, pero el árbol
aguantó y pasamos todos sin mayores sorpresas.
Continuamos hasta llegar al lateral de la cascada, más
imponente de cerca, y que nada tenía que
envidiar a Iguazú, comprobando cómo el agua salía con una fuerza inusitada al
llegar a la barandilla de la presa de Puentes Viejas.
El camino de regreso a Serrada de la Fuente pasaba por
Paredes de Buitrago, donde se quedaron
los hermanos Anaya, porque Vicente se lesionó su tocado tendón de Aquiles, y optó por no seguir andando. A la salida del pueblo, nada más cruzar de
nuevo el arroyo Malillo, ahora por unas oportunas grandes piedras, paramos a comer, y lo hicimos rápido, ya que empezó otra vez la ventisca de
pequeñas bolas de granizo, que se parecían a las del poliespan al desmenuzarlo.
Remontando la loma del cerro de la Cabeza, dejó de granizar y
hasta salió el sol, un poco antes de llegar a la estación de tratamiento de la
Corta, donde un elevado vértice geodésico puso a prueba a los más cabras del
grupo, entre los que me incluyo.
Tras sortear una nueva valla, sobrellevar otra ventisca y
darnos un susto unos carneros de gran tamaño a la entrada a Serrada de la
Fuente, nos reunimos en el único bar del pueblo para celebrar el cumpleaños de
Nico y las nuevas estrellas negras de José Luis F. y Javier M.
A pesar de lo mal que empezó esta excursión, el viaje gratis
a Iguazú bien merece 4 sicarias.
María Ángeles Peña
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