Inicio: Toledo
Final: Toledo
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 11,3 km
Desnivel [+]: 273 m
Desnivel [--]: 273 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: En parte
Ciclable: En parte
Valoración: 4
Participantes: 36
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
TRACK
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)
RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
RESUMEN
Como de costumbre y sin mucho
preámbulo, el boss comienza a caminar, dirigiéndose al margen derecho del río Tajo, hacia el
puente de Alcántara, de origen romano y uno de los más emblemáticos de la
ciudad.
Accedemos por la
llamada Puerta de Alcántara, cruzamos el puente para alcanzar
la margen izquierda del río. Empezamos a descubrir la ciudad, desde el mirador
junto al río, disfrutamos de una bonita estampa, el puente, la puerta y el
Alcazar.
Bajo el puente y por el sendero que transcurre
junto al río, divisamos alguno de los antiguos molinos ribereños. Unos
maltrechos y otros restaurados.
Dejamos el sendero, pisamos un
poco de asfalto (ruta de Don Quijote) y campo a través por un pequeño barranco,
nos topamos con un arroyo y su leyenda, la de la Degollada. Y como no podía ser
de otra manera, nuestro narrador oficial del GMSMA, Antonio V, en el mismísimo
arroyo y junto al puente del mismo nombre, nos deleitó con esta mágica y
antigua leyenda.
Ni que decir tiene que todos estábamos
ensimismados con la historia, a pesar de su final. “bla,bla,bla…. y salieron al
encuentro de Rodrigo y Zahira dos jinetes sarracenos y al llegar al arroyo la
degollaron”.
Una lástima que el propio
narrador nos confesara que ni él mismo se creía la historia. No importa, soy un soñador, me creo la leyenda tal y como se cuenta.
Dejamos el arroyo y vuelta al
Tajo (me refiero al río), nos espera en su parcela y junto al embarcadero del
transbordador que cruza el río, un caballero de hojalata, el Ingenioso Hidalgo
Don Quijote de la Mancha. Saludo y foto de rigor al caballero mientras
contemplamos las bonitas vistas de Toledo que desde aquí se tienen.
Siguiendo la marcha, llegamos a
un molino ya desmantelado, los de por aquí no son de viento, estos son hidráulicos. Algunos de ellos convertidos en
centrales eléctricas a principio de los años 90.
Cambiamos de tercio y volvemos a
las alturas, nuestro próximo objetivo era la peña de Rey Moro, a la que había
que ascender siguiendo una senda zigzagueante.
De camino a la peña, pasamos junto al cerro del Bu, donde
actualmente se realizan trabajos arqueológicos. Visita rápida a la Ermita de Nuestra Señora del Valle, donde
muchos intentaron conseguir dar los tres toques de campanas que manda la
tradición.
Llegamos con viento fresco, a la
famosa peña, que se encuentra por encima de la ermita, desde aquí, la vista de
la ciudad es un lienzo impresionante. La Catedral, el Alcázar, la academia de
Infantería, el castillo de San Servando, las torres de las Iglesias, los
tejados, etc,etc. Ahora entendemos el por qué el Greco inmortalizó esté mosaico
allá por el siglo XVI.
Aquí un descansito y aperitivo
montañero como de costumbre. Por cierto José Luis , que sea la última vez que te dejas la
bota de vino en casa, sin bota, no vienes más. No sé si me explico.
Se acabó el descanso, que nos
quedamos fríos, rumbo al Parador. Mini estancia, una ojeada a las magníficas
vistas de la ciudad desde la amplísima terraza, mientras que algún que otro
senderomago se castigó con unas refrescantes cervecitas.
Ahora sí, ya toca ir pensando en
conquistar la ciudad e ir bajando de las alturas. Vuelta al río hacia el puente
de San Martín, no sin antes tener que ir barranco abajo y barranco arriba, y
aunque para este grupo andarín, esto parecería un camino de rosas, coser y
cantar, pues menudo chasco, porque al parecer los moradores de la ciudad, querían
vender caro el asalto y nos tenían preparada una sorpresita, que por momentos
dejó algo mermada nuestra moral.
Nos vimos sorprendidos por cientos de
espinas que astutamente estaban
amontonadas en el suelo y que parecía que tenían vida propia. Taladraban toda
clase de calzado, deportivas, botas, suela de goma, cuero. Imposible deshacerse
de ellas sobre la marcha y menos sin ayuda.
Espinas como anzuelos, penetraban
como en manteca y se suicidaban dentro.
Dicen las malas lenguas, que
quien más se empleó en la ayuda, fue nuestro Joaquín, que con gran destreza
quitó una a una las espinas clavadas en el calzado de Rosa C, todo un caballero. Si
nos hubiesen acompañado nuestras queridas mascotas, aún estaríamos paseándolas a hombros y en procesión.
Al finalizar la cuesta y dejar
atrás el campo de batalla, sentaditos en un muro, nos entretuvimos quitándonos
las espinitas, cada cual como pudo, algunos hasta tuvieron que emplear alicates
para arrancar estas espinas de las chumberas. De los tallos salen los artejos o
palas y en estas palas están las dichosas espinas. Se podían haber esperado
para podar. Sin duda, fue la anécdota de la jornada. A los documentos gráficos
me remito.
Recuperados del ataque y pensando
más en la comida que en cualquier otra cosa, reanudamos la marcha, rumbo a la
ciudad por el oeste, puente de San Martín.
Obligada foto de grupo en dicho puente.
Esta vez el fotógrafo no fue José María, nos retrató un joven turista argentino
de la provincia de Santa Fe ciudad de Rosario.
Una de las leyendas que nos envío
Paco N, se refería a este puente. Al
cruzarlo, a la izquierda hay una placa cerámica en alusión a La mujer del
Alarife “El valor de una mujer salvó el honor del alarife incendiando el puente
de San Martín”.
En el lateral del puente, en el arco central, hay una talla, dice
la leyenda que en honor a la mujer, otra leyenda más de las muchas que hay en la
ciudad.
Seguimos caminando y alguno de nosotros reparó en unos pequeños
azulejos incrustados en el suelo y con motivos claramente referidos a los
antiguos moradores del barrio de la judería.
Jesús S. me ha pasado información
al respecto. Al parecer los alumnos de albañilería de la Escuela Taller , elaboraron
las placas o azulejos con tres logotipos distintos, uno con el símbolo de la
Red de Juderías de España, que recuerda un mapa de la Península Ibérica ,
otro con la palabra *vida* escrita en hebreo y una tercera con el símbolo de un
candelabro, muy destacado en la cultura sefardí.
De camino, pasamos por el
convento de San Pedro Mártir, de nuevo otra placa haciendo alusión a otra de
las leyendas enviada por Paco , la
leyenda de “El Beso”. Ésta mucho más reciente, de la época de la toma de la
ciudad por los franceses (1808-1812).
Parada y gran vista panorámica de
la ciudad, desde las torres de la iglesia de San Ildefonso (Los Jesuitas),
incomparable mirador de la ciudad, previo pago de 2,50 euritos, alguno de
nosotros preferimos tomamos una cañita y ver la panorámica después en los
distintos reportajes que harían.
Caminando y caminando, por fin
llegamos junto al ayuntamiento y catedral, donde, de nuevo Antonio V. nos
cuenta una historia, esta vez verdadera y de su familia, referida a su abuelo,
que fue seminarista en Toledo y estuvo presente e incluso cruzó una mirada con
Hirohito emperador de Japón, cuando éste entraba por la puerta de la catedral,
o al menos eso nos había contado en otras ocasiones, aunque al parecer, el
emperador jamás estuvo en Toledo. En fin otro mito roto.
Continuamos por la calle Cardenal
Cisneros ¡que estrechita!, hasta darnos de bruces con el restaurante Los Cuatro
Tiempos. Qué bien, y a comer! Gran mesa corrida en salón privado, cervecita y a
dar buena cuenta del menú. Cada grupito con sus chascarrillos, risitas, chistecitos,
vamos lo habitual en estos casos y con buen rollito, menos Antolín y Antonio,
que estuvieron un ratito con cara de niños cabreados porque el camarero no les
servía el segundo plato, ni caliente ni frío, ¿qué le habrían hecho al
pobrecillo?.
Llegó el gran momento, el de las
estrellas y, como de costumbre, Antonio organizó el cotarro, en esta ocasión con
Rosa C. como ayudante, pero con la cosa de la crisis, nos hemos quedado sin
material, así es que, una vez que uno tiene el honor de cambiar de color, ya
está devolviendo la estrella que tenía en depósito, para que otro compañero
pueda disfrutarla, je, je, y eso que la economía va mejor.
A Javier M como primer
estrellado, Rosa le hizo la pregunta del millón ¿dónde quieres que te la ponga?
sin comentarios, risas, aspavientos, que alborozo, el respetable se viene
arriba y la estocada acaba en el glúteo derecho del condecorado. Estrella
negra.
Para José Luis F no hubo pregunta, él solito se descubrió, mostró su
ombligo, y fue condecorado en el pecho como Dios manda. Estrella negra.
Vicente A, ni pregunta ni le
preguntan dónde quiere ser condecorado porque su esposa estaba muy cerca y
atenta. Estrella verde.
Para Tomy, tampoco hubo pregunta,
y fue condecorada por Antonio, con mucho cuidado de dónde ponía las manos, digo
la estrella, su esposo, con cara de guardia civil no le quitaba ojo. Estrella
blanca tras seis largos años para conseguirla.
Pepe M, valiente y torero,
afrontó la faena a pecho descubierto. Rosa se contuvo y le condecoró sin la
efusividad que todos esperábamos. Estrella blanca.
Ricardo T, el último estrellado fue el más osado y, abusando de la dudosa confianza que le daba ser paisano de Rosa, le pidió ser condecorado en ciertas zonas delicadas, con el consiguiente estupor de Rosa y el griterío del personal, aunque finalmente fue su tripa la galardonada. Estrella blanca.
Ricardo T, el último estrellado fue el más osado y, abusando de la dudosa confianza que le daba ser paisano de Rosa, le pidió ser condecorado en ciertas zonas delicadas, con el consiguiente estupor de Rosa y el griterío del personal, aunque finalmente fue su tripa la galardonada. Estrella blanca.
Por un error, nuestro querido Marcelo también debió ser condecorado como caballero estrella azul, y ha jurado
venganza si no lo es en el próximo acto.
Y con este apoteósico fin de
fiesta, continuamos la ruta para abandonar la ciudad de Toledo por la calle Carretas ,
puerta del Sol y puerta de la Bisagra, hasta llegar de nuevo al aparcamiento
donde dejamos los coches.
Por lo compartido, comido y
aprendido en esta excursión, le concedemos a la misma cuatro toledanas sicarias.
FOTO REPORTAJES
* Foto reportaje de José María Pérez
* Foto reportaje de José María Pérez
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