Inicio: Casillas
Final: Casillas
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 17,8 Km
Desnivel [+]: 984 m
Desnivel [--]: 983 m
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas y agua: No
Dificultad: Alta
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Valoración: 4,5
Participantes: 36
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
RESUMEN
Esta vez la ruta comenzaba en Casillas, pueblo de la provincia de Ávila,
situado en un entorno espectacular, rodeado de castaños y pinos que en esta
época (otoño) presenta una paleta de colores impresionantes: amarillos, rojos,
marrones, verdes...
Después de los habituales saludos y siendo las 11:00 de la mañana, nos
ponemos en marcha, esta vez, 36 senderomagos. Ya las primeras subidas (todavía
en el casco urbano) eran de órdago. Rápidamente salimos del pueblo y nos
internamos en un precioso sendero lleno de castaños, cuyos frutos (castañas) en
gran número se encontraban por los suelos.
Subimos decididos a alcanzar el Puerto de Casillas, pero no por la pista
forestal que es más cómoda, no, esto es el GMSMA. Fuimos por sendas y troches
pasando por La Melchora, El Soto y las Parihuelas. A medida que ascendíamos,
nos encontramos con grandes castaños, sobre todo uno, que debe ser centenario,
aunque también podría ser milenario. Naturalmente nos hicimos fotos junto a él.
Algunos historiadores señalan que los primeros castaños de la península
ibérica los introdujeron los romanos. Sin embargo, investigaciones posteriores
han señalado que ya existían con anterioridad, habiéndose encontrado polen y
restos de carbón de castaño muy anteriores a la conquista romana.
Volviendo a la ruta. Llevábamos subiendo alrededor de una hora y paramos
como es costumbre para tomar un refrigerio y descansar de la subida. Pero como
dice el refrán: “La dicha dura poco en la casa del pobre”. Digo esto porque
enseguida nos pusimos en marcha y ya sin parar llegamos al Puerto de Casillas
(1467 m). Desde aquí había una buena vista del Valle de Iruelas. Aprovechamos
el lugar para hacernos la foto del grupo y despedir a las “estrellas fugaces”,
o sea, las que regresan, por no disponer de tiempo, antes a casa. Sorpresa nos
llevamos al ver que volvían algunos miembros y “miembras”. Entre ellos estaba
José María, pero claro es que jugaba su Real Madrid esa tarde un partido
trascendental. Nada menos que contra la Cultural Leonesa. ¡Casi na!
Los que quedábamos del grupo nos dirigimos en cansina subida, azotados por
la niebla y el viento, hacia el Alto del Mirlo (1768 m) al que llegamos con
perseverante esfuerzo. Una vez allí nos hicimos fotos junto al solitario hito,
que seguro que le agradó nuestra visita (aunque son de hormigón también tienen
sentimientos). Hacía frío y niebla. Ahora tocaba descender por la vertiginosa
bajada que nos decía Antonio. Bajando y bajando encontramos un lugar más o
menos apto para comer las viandas que todavía llevábamos en la mochila.
La
comida fue rápida porque el frío no nos daba tregua. Bajamos entre piornos y un
cortafuegos cruzando la Cruz del Tornero y el Prado de la Archivilla. Como
incidencias durante la marcha se puede resaltar un pequeño tirón en la pierna
que le dio a nuestra reciente compañera Gari, faltando poco para terminar la
ruta pero que se repuso rápidamente y terminó razonablemente bien. Llegamos de
vuelta a Casillas alrededor de las 17:30.
Ahora faltaba saborear las cañas que
nos tomamos en el bar que encontramos abierto, atendido (muy amablemente) por
una señora que instantes antes de que llegáramos se había quedado al cuidado de
él, porque se tenía que marchar su hija que es la que lo atiende habitualmente
y la había dicho: “No te preocupes mamá, que a esta hora no va a venir nadie”. Llenamos
el bar.
Los ”paganinis” de las cañas fueron esta vez: Rosa Pérez y Enrique Cid por
haber alcanzado sus 100 excursiones. Felicidades a los dos; Javier Miguel por
su cumpleaños. Felicidades; y Gari, nuestra reciente incorporación. Bienvenida.
Solamente queda resaltar que nuestro querido (aunque sea del Barsa)
compañero Jorge se dejó las llaves de su coche dentro y no podía abrirlo. Del
Barsa tenía que ser. Se solucionó viniendo los de la grúa y abriendo la puerta
con un sistema limpio que por prudencia no quiero decir.
Finalmente para terminar, recordar a Leonor, Paco Nieto y Carlos Muñoz para
que estén pronto con nosotros. Y a algún otro que hace tiempo que no vemos.
A esta bonita ruta la damos: 4,5 sicarias. ¡Hala!
Joaquín Pérez
FOTO REPORTAJES
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