Inicio: Brunete
Final: Brunete
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 19,2 Km
Desnivel [+]: 118 m
Desnivel [--]: 118 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Dificultad: Baja
Pozas y agua: Sí
Ciclable: En parte
Valoración: 5
Participantes: 47
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
TRACK
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
RUTA EN WIKILOC
RESUMEN
En esta ocasión el punto de
encuentro de los 47 senderomagos participantes de esta excursión fue la Plaza
Mayor de Brunete, de claro estilo herreriano, que
fue declarada Bien de Interés Cultural por la Comunidad de Madrid en 2016. Es
el epicentro del casco histórico, desde el que parten las principales calles
del pueblo, y también el pulmón de la vida de sus vecinos.
La alta
participación en la excursión siempre es un indicativo de la escasa dificultad
de la ruta y de que su finalización estará acompañada por comida a “mesa puesta”
en algún restaurante de la zona, como contrapunto al habitual “bocadillo
montañero”. Ignoro si éstas fueron las causas, pero lo cierto es que contamos
con la presencia por primera de un alemán, Horst Zaun, amigo de Sol y que
congenió perfectamente, como no podía ser de otra manera por su origen, con sus
perros Twiter y Vito.
Una vez se comprobó la presencia
de todos iniciamos la marcha hacia el Parque de Nuestra Señora de la Asunción, coronado
en su centro por el “Templete” (quiosco de música), espacio para la cultura y
el encuentro de los vecinos. Continuamos hacia el sur en dirección a la
carretera M-600 que cruzamos para caminar paralelos a ella durante 300 metros;
en ese punto encontramos unos de los búnkeres presentes en la zona y que
constituyen la huella de una de las más famosas batallas de nuestra guerra civil, conocida como la batalla de
Brunete.
Si bien hay que precisar que no
visitamos todos, en total son 14 fortines, que aún se conservan y que están
incluidos en el Catálogo de Bienes Protegidos de la Comunidad de Madrid. Los
búnkeres de esta zona del municipio tienen forma abombada, signo inequívoco de
que fueron construidos por el bando republicano.
Retrocedimos un poco sobre
nuestros pasos y cruzamos una carretera a la altura del supermercado Aldi, -¡ay,
que no se puede hacer publicidad!-, para establecer nuestro primer contacto con
el medio propio del senderista, el campo. Nuestras primeras pisadas nos llevaron
a otro par de búnkeres con las mismas características del mencionado
anteriormente.
Tras recorrer 1.300 metros en dirección norte llegamos a la Fuente
del Caño Nuevo, una de las fuentes del municipio de Brunete llenas de magia e
historia. Está situada en el margen derecho de la carretera M-513 dirección
Boadilla del Monte y tiene un siglo de antigüedad, aunque se cree que el pozo que
la alimenta pudiera remontarse a épocas anteriores. Fue construida con un solo
caño y en grandes bloques de granito tallados.
Hecha la visita a la fuente cruzamos
la carretera M-513 para atravesar la finca de Los Pilares y enlazar con un
camino sin nombre, ahí dejo eso para los amantes de los bautizos, en la finca
de las Hoyas. A lo largo del mismo pudimos disfrutar del contraste del amarillo
de las flores con el verde de los prados, especialmente acentuado por las
lluvias con las que en las últimas fechas hemos sido agraciados.
Nuestro rumbo
nos llevó hasta el arroyo del Alamillo que cruzamos en la confluencia de
nuestro innombrable camino, no por nada, sino porque como ya he dicho no tiene
nombre, con el Camino de las Vacas. No abandonamos nuestro camino, al que ya
tomamos cariño, para llegar a la Urbanización El Valle de Los Rosales dónde está
ubicada la casa de Marcos Cid.
Allí hicimos un punto y seguido a nuestra ruta
porque Marcos, con motivo de su cumpleaños, nos quiso agasajar con un
impresionante aperitivo a base de los productos, que con su pericia busca en el
campo: acederas, que he de confesar es la primera vez que comía, espárragos,
boletus y otras setas. ¡Magnifico aperitivo en inmejorable compañía!, ¿qué más
se puede pedir? Quiero aprovechar esta tribuna, con la que he sido agraciado en
esta ocasión, para trasladar nuestro agradecimiento a Marcos y eespecialmente a su mujer, Maite, por la hospitalidad con la que fuimos recibidos en su casa,
y prueba de que este sentimiento era compartido por todos, le obsequiamos con una caja de lápices para que continúe decorando nuestras excursiones con sus fantásticos dibujos. Grandes Maite y Marcos!
Os queremos!, que diría Fernando Sangüesa.
Todo lo bueno se acaba, así que
retomamos nuestra marcha dirigiendo nuestros pasos al suroeste para buscar el
Camino del Olivar del Veliso. El día era muy caluroso teniendo en cuenta la
época del año en la que estábamos, así que pronto, cada cual a su manera,
iniciamos nuestro particular calvario, pero entre los penitentes llamaba la
atención uno de ellos: José María Mascaraque. Me explico, José María en un acto
que le honra, cuando salimos de la casa de Marcos cogió una bolsa de
botellines, vacíos eso sí, para tirarla en un contenedor de basura. El caso es que el
contenedor no aparecía y José María no pudo cumplir con su propósito hasta,
según mis cálculos, 8,5 Km después. Posiblemente pueda tratarse de nuevo récord Guinness de transporte a pie de botellines!!!
Bueno que me enrollo; hecho este
pequeño inciso, prosigamos la ruta. Una vez en el citado camino nuestro rumbo
cambió a sureste y a unos 300 metros abandonamos el término municipal de
Brunete para adentrarnos en el de Villanueva de la Cañada. Tras 400 metros más de
andadura, con las vistas de los campos de colza en flor, parece que el olivar
cambia de dueño adoptando nuestro camino el nombre de su propietario y pasar a
llamarse camino del Olivar de Benito.
Finalmente, 200 metros más allá, nos
adentramos en el Parque Regional del Curso Medio del Río Guadarrama. El paisaje
cambió a partir de ese momento emergiendo de los prados un gran número de
encinas, circunstancia que ayudaba a mitigar el calor creciente de la mañana. Dirigiéndonos
ahora hacia el oeste dejábamos a nuestra derecha los cerros de Las Vacas y de
La Mocha, para llegar después de 2 Km de marcha y con las vistas del Castillo de
Villafranca como testigo, a las inmediaciones del río Aulencia; justo detrás se
encuentra la estación de seguimiento de satélites de Villafranca del Castillo,
el equivalente del centro de Robledo pero de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Giramos a la derecha, para seguir nuestra marcha por la margen derecha del río
plagada de fresnos de gran porte hasta llegar al punto donde el Aulencia
desemboca en el Guadarrama. Unos metros más allá encontramos una tubería sobre
el río, la intención era cruzarle, pero visto lo peligroso que podía ser,
desestimamos hacerlo.
Solo quedaba
retomar nuestros pasos para llegar a las proximidades del castillo de
Villafranca donde realizamos nuestra consabida “foto de grupo”. El Catillo de Villafranca, también
llamado de Aulencia, se erige sobre una loma denominada cerro Horcajo. Se trata
de una construcción fortificada de tipo mudéjar castellano, en la cual se
presume que pudo vivir el jefe árabe de la zona. Su construcción no está
fechada. La primera referencia al castillo se encuentra en un testimonio de Don
Alfonso, en Madrit (Madrid), en el año 1450, donde se le nombra como fortaleza;
más información para los curiosos aquí.
Un último vistazo al castillo
para iniciar el camino de vuelta a Brunete. Tomamos dirección noroeste por una
senda que discurría paralela al río Aulencia, pasando por el Barranco de los
Muertos. A unos 600 metros, cuando la senda llegó a las inmediaciones del
Barranco del Molinillo, la abandonamos para tomar otra menos marcada que
discurría, dirección oeste, paralela a este último barranco, que constituye el
curso del arroyo de su mismo nombre, seco en esta época del año como pudimos
comprobar cuando tuvimos que cruzarlo. Un giro a la izquierda, para tomar rumbo
sur, y una ligera ascensión nos llevaría
de nuevo a los caminos transitados horas antes, los caminos de los Olivares
sean éstos de quien sean: Benito o Veliso que tanto monta!
El camino nos condujo, después de 4
Km en los que el calor empezaba a hacer mella en nuestros cuerpos, hasta la
glorieta Olímpica de Brunete. Ya sólo restaba lo más sencillo, llegar hasta el
restaurante “El Rincón de Brunete” para dar buena cuenta, por este orden, de
cervezas, entrantes y paella. Puesto que celebrábamos cumpleaños no podía
faltar en el menú una tarta, pero no una tarta cualquiera, sino una muy
especial elaborada por Ana Chini para la ocasión, y que nos permitió comprobar
sus excelentes dotes de repostera.
Durante la entrañable comida, como todas las
que se celebran en este grupo, recibimos la visita de los nietos de Enrique,
que residen en el pueblo y no querían dejar pasar la ocasión de ver a su abuelo
vestido de faena.
Calificación de la ruta: 6 sicarias. Sí, ya sé que la nota
máxima es el 5, pero en esta ocasión y saltándome las normas establecidas por
la organización, considero que no se pueden calificar con menos iniciativas
como la de Marcos. Gracias y felicidades!!!
José Luis Benavete
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