Inicio: Puente de la Cantina
Final: Puente de la Cantina
Tiempo: 6 a 7 horas
Distancia: 18 Km
Desnivel [+]: 957 m
Desnivel [--]: 957 m
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas y agua: Sí
Dificultad: Alta
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Valoración: 5
Participantes: 22
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
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PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
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TRACK
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
* Mapa 3D (archivo kmz)
RUTA EN WIKILOC
* Ver esta ruta en Wikiloc
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RESUMEN
El Montón de Trigo es quizás una de las montañas de la Sierra de Guadarrama más identificable desde cualquier lugar de su entorno desde donde la contemplemos, su aspecto cónico la delata.
La leyenda que fantasea con su origen y justifica su nombre, concuerda a las mil maravillas con la estampa de esta piramidal mole de pedruscos que la trilla geológica fue separando del haz de la Tierra y amontonando, granito a granito, hasta alcanzar los 2.161 metros de altura.
Y para coronar su vértice y deleitarnos con sus magníficas vistas, 22 asistentes iniciamos la ruta, no desde las Dehesas del Valle de la Fuenfría, la vía de ascenso más directa al Montón de Trigo, sino que lo hicimos desde el cinematográfico puente de la Cantina, situado en la carretera que va del puerto de Navacerrada a San Ildefonso. En él se rodó una escena de La Caída del Imperio Romano.
El cielo estaba muy cubierto de nubes que pronto descargaron una fina lluvia que nos hizo tener que ponernos la indumentaria de agua y sacar algún que otro paraguas. Quizás este fuese el motivo de que algunos buscasen una buena excusa para no venir.
Cruzamos la carretera que baja del puerto de Navacerrada al Real Sitio de San Ildefonso, y siguiendo una bonita senda junto al río Eresma, en dirección suroeste, conectamos con la pista que asciende al puerto de la Fuenfría, coincidente con el GR-10.1.
Con el olor a tierra mojada y la agradable sensación de transitar entre pinos y helechos humedecidos por la lluvia fuimos siguiendo las revueltas que remontan con suave pendiente el bosque. Cruzamos el puente sobre el caudaloso arroyo del Telégrafo, la pradera de Venta de Araña, el puente sobre el arroyo Minguete y, poco antes de llegar a la fuente de la Reina, el arroyo de Casarás.
Junto a la fuente nos tomamos el tentempié de media mañana. Un mojón de granito con el símbolo del camino de Santiago nos indica que estamos a 596 Km de completarlo.
Fue aquí donde nos enteramos que dos compañeros no nos seguían por estar buscando Raquel a su mascota, Mecha, que en un alarde de osadía se había ido por libre. Al final fue encontrada por Lucio al regresar éste al inicio de la ruta por tener que volver pronto a Segovia.
El resto, repuestas las fuerzas, abandonamos la pista del puerto para seguir otra a nuestra derecha, que enseguida asciende a la conocida como pradera de la Venta, y es que antaño, estos caminos eran muy frecuentados al ser el paso natural entre Segovia y Madrid.
Nada más llegar a la pradera, dejamos la cómoda pista para seguir a la izquierda una senda propiciada por el paso de maquinaria utilizada en la explotación de estos pinares y que, en dirección este se dirige hacia el collado de Tirobarra.
Un chozo de piedra y madera a nuestra derecha nos sacó por un instante del camino para ir a explorarlo, continuando el ascenso entre pinos y pequeños claros. Cruzamos un arroyo que nace en la ladera norte del Montón de Trigo y poco más abajo se une al arroyo del Regajo.
Ahora la senda se adorna a sus orillas del dorado color del piorno en flor, que delata que hemos alcanzado una cota alta, 1800 metros. Al poco, el piorno se hace más presente y el bosque menos denso, estamos llegando al arroyo de las Cabras, que también nace en la ladera norte del Montón de Trigo y desemboca en el arroyo de los Horcajos unos metros más abajo.
Hicimos un descanso al alcanzar la Majada del Regajo, también llamado Corrales de las Cabras, por ser lugar de descanso del ganado. Aprovechamos para hacer la foto de grupo y despedir a los que regresaban por tener que estar pronto de vuelta.
Los doce que quedamos cruzamos el lecho seco del arroyo de las Cabras y continuamos ascendiendo entre los bellos piornos engalanados en oro, bordeando el pinar, que nos quedaba a nuestra derecha, hasta alcanzar, con una pendiente endiablada, el collado de Tirobarra, y que para nuestra sorpresa estaba nevado y corría en él un viento gélido.
Se llama así porque era donde los pastores, en sus ratos libres, competían tirando la barra lo más lejos posible. Estamos a 1984 metros y tenemos que subir a 2161 metros.
Las vistas desde aquí son espectaculares, al noroeste, las cumbres de la Mujer Muerta, al suroeste, valle del río Moros, con los embalses del Espinar y el Tejo de fondo y al sureste, nuestro objetivo, el Montón de Trigo.
Nos quedaba atacar el repecho final, entre piornos al principio y pedreras después, hasta coronar la cónica cumbre, sin apenas descanso para conseguir llegar a ella sin nubes que la cubriese.
La sierra de la Mujer Muerta (a poniente) y la afilada crestería de Siete Picos (a naciente) son las alturas vecinas que se contemplan desde este señero pedregal. Los valles de la Fuenfría y del río Moros (al sur y al suroeste, respectivamente) y los pinares de la Acebeda y de Valsaín (al norte y al noreste) acercan sus arroyos como dedos trémulos hasta la base de este túmulo que una fuerza inhumana plantó sobre el Guadarrama. Al norte, toda Segovia. Al sur, todo Madrid.
Tras las fotos de rigor y habernos zampado los bocadillos bien resguardados del viento, iniciamos el descenso por la cara sur, siguiendo la marcada senda, señalizada con hitos, que lleva al collado Minguete, situado a 2026 metros de altura.
Desde el collado, descendimos la ladera del cerro Minguete hasta alcanzar el puerto de la Fuenfría, desde sus 1792 metros de altura contemplamos una vez más la silueta puntiaguda del Montón de Trigo.
El descenso hasta el puente de la Cantina lo hicimos bajando por el GR-10.1, desvío a la izquierda que tomamos nada más pasar la fuente de la Fuenfría, dejando a la derecha la Senda de los Cospes, y que, con fuerte pendiente de bajada en su primer tramo, nos llevó a nuestra meta, una vez que enlazamos con la pista por la que habíamos subido al comienzo de la jornada, finalizando así esta bonita ruta que bien merece 5 estrellas.
Paco Nieto
FOTO REPORTAJES
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