miércoles, 15 de enero de 2020

Excursión 504: Cerro de la Cabeza y Sierra de la Cabrera

FICHA TÉCNICA
Inicio: La Cabrera
Final: La Cabrera
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia:  16,1 Km
Desnivel [+]: 606 m
Desnivel [--]: 606 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: No
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 33

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RESUMEN
Como novata “temporal” del grupo de senderomagos me toca hacer (encantada, por cierto) la crónica de la excursión nº504: Cerro de la Cabeza y Sierra de la Cabrera.

El punto de encuentro de nuestra ruta estaba en el aparcamiento “Cancho del Águila” y allí ,en el hostal , tomándonos cafetitos e infusiones mi padrino Enrique comenzó a presentarme a todos los que iban llegando incluidas sus mascotas, por supuesto.

El día se presentaba con niebla y posibilidad de lluvia pero no hacía mucho frío por eso salió nuestro grupo con mucho ánimo por las calles de La Cabrera para pasar a una pista que atravesaba la Urb. La Encerrada, La Navazuela y El Hornillo. Como era una senda cómoda en pequeños grupos la gente aprovechaba para contarse las novedades desde la excursión anterior.

Nuestro primer objetivo era llegar al “Convento de San Antonio”. Tras una subidita llegamos al Monasterio de los Misioneros Identes. Esperamos un rato para ver si nos abrían las puertas y podíamos hacer una visita guiada. Por lo visto teníamos alguna influencia pero no debió ser suficiente porque las puertas siguieron cerradas y los senderomagos volvimos por donde habíamos venido.

Mientras esperaba me enteré que “Kiro”, el perro de Lucio y Carolina, iba a practicar ayuno hasta el fin de la ruta para forzarle a obedecer cuando hubiera que atarle (¡¡¡Pobre Kiro, ayunando como un monje!!!)

Abandonamos el Monasterio y llenos de energía vimos a lo lejos nuestro segundo objetivo: EL Cerro de la Cabeza. Rodeados de riscos y formaciones de granito espectaculares pasamos por el Reajo del Altillo y seguimos ascendiendo. 

En el plan de ruta había prevista una “visita” a Castros Celtas….¿Qué esos pedruscos amontonados a los lados del camino eran Castros Celtas?????? ¡¡ Quién lo diría, jaja!!. Bueno, es broma. Naturaleza y cultura siempre viene bien.

Llegamos, por fin, al Gran Cancho del Cerro de la Cabeza y, al abrigo del risco, recobramos fuerzas en el “ángelus”, que es como llaman en el grupo al tentempié de media mañana. Mientras picábamos algo, un majestuoso buitre nos observaba desde unas rocas. Acabamos la parada haciéndonos la foto de grupo (que costó lo suyo porque la tecnología nos falló).

Poco a poco empezó a cubrirnos la niebla y el paisaje se volvió como el nombre de nuestro grupo: Mágico.

La segunda etapa de ascenso por la ladera se hizo dura y, a veces, paramos un poco para descansar o esperar, como buenos amigos, a algún rezagado.

Rodeamos el Cancho Gordo y nos comimos el bocadillo. Allí puede comprobar el buen rollo que hay entre todos. Buen jamón, bota de vino, fruta, caldito caliente… todo se ofrecía y compartía. ¡¡¡Qué lujo encontrar personas así!!!!

Tras la comida, descendimos por donde habíamos venido hasta el collado de la Cabeza, para luego tomar el PRM13, que bordea al completo la Sierra de la Cabrera. Caminábamos con precaución pues encontramos hielo y lanchas de piedra húmedas y resbaladizas. Aunque la primera intención era subir al Pico de La Miel con la niebla, cada vez más espesa, que había el “boss” decidió que no merecía la pena.

Si subir fue difícil, la bajada también fue complicada pues discurría por torrenteras y algunas zonas con hielo que hubo que atravesar con ayuda de palos, manos propias… y amigas.

Ya casi al final de la excursión, y como llegábamos al pueblo, había que atar a los perros sueltos . Aquí llegó el momento de comprobar si el ayuno de Kiro había surtido efecto. Lucio intentaba cogerle ofreciéndole comida pero…¡¡¡Misión Imposible!!!! ¡¡¡Ni con ayuno!!!Cada vez que se acercaba…zas, salía por patas (nunca mejor dicho). Al final se acercó a la “nueva”, y al pillarle despistado le enganché del collar y se lo pasé a sus dueños que ya empezaban a estresarse, jaja.

De vuelta al aparcamiento del hostal, celebramos varios cumples tomándonos unas “birras” y torreznos . ¡¡¡Qué momentazo después de los 16 km recorridos!!! Allí aprovecharon para “hacerme la ficha” y preguntarme si mi intención era unirme al grupo más veces.

Aquí acaba mi crónica y solo me queda deciros que pasé un día estupendo disfrutando de la montaña acompañada de gente acogedora, amable y divertida. Una experiencia que espero repetir. Seguro que vosotros seréis una parte importante de mi vida de jubilada.

Gracias a Enrique, mi padrino, por hablarme de vosotros. Espero poder conoceros más a fondo aunque de momento ya me he aprendido algunos nombre: Kiro, Mecha, Teo, Vito, Twitter, Olga, Pepa, Encarna, Paco, Antonio, Mª Ángeles, Ángel, Jose Luis, Marcos, Jose Mª, en unas semanas espero llegar a saberme el de todos.

Esta excursión me merece 4 sicarias, y no le doy más porque, a causa de la niebla, nos perdimos unas vistas espectaculares de La Cabrera y su entorno.
Silvia Corral


Esta vez fue la tercera
vez, que yo contorneara
la sierra de la Cabrera,
peña de granito y jara
escarpada y altanera;
otras veces soleada,
mas esta vez la neblina
impidió a nuestra mirada
ver de lejos casi nada
del entorno que domina.

Por el pueblo comenzamos
camino de San Antonio,
aunque esta vez no pasamos,
y por tanto nos quedamos
sin mirar el patrimonio.
que conserva este convento,
un grande descubrimiento
que en dos veces visitado,
su paz y recogimiento
nuestro grupo ya ha admirado.

Lo siguiente fue asistir
a un poblado visigótico,
mas os digo sin mentir:
solo vi un montón caótico
de piedras sin construir.
El cerro de la Cabeza,
fue lugar del refrigerio
tomado con ligereza,
discutiendo con criterio
sobre decir juez o jueza.

Se suscitó un gran debate
sobre sexo del lenguaje,
si es lógico o disparate,
si es mensaje o es montaje,
—que alguno nos lo constate—;
si la fiscal es fiscala,
la concejal, concejala,
cuando se trata de hembra
¿deberá decirse miembra?
¿y se llamará Pascuala?

Y yendo por la Cabrera
comentando la manera
de palabreo abusivo
con que el lenguaje inclusivo
a veces nos desespera,
digo yo, que considero
que igual que la primavera
viene después de febrero,
además de la Cabrera
hubo también un cabrero.

Esta vez los cinco ¿perros?,
no es que quiera daros guerra,
mas si el lenguaje no yerra
ni yo me voy por los cerros:
cuatro perros y una perra
con sus amos y sus amas,
trotaron harto felices
tras conejos y perdices,
entre jaras y retamas,
por las pedrizas aquellas
en que tras unos resuellos
se marcharon las estrellas
fugaces, y además de ellas,
se marcharon los estrellos.

La vuelta se emprendería
por el norte de la cuerda:
a derecha crestería
y el barranco por la izquierda,
rodeando las aristas
por los caminos previstos.
Vimos dañando las pistas
—digo yo— dos motoristas,
quizá fueran motoristos.

Al pasar el punto aquel,
por el collado de Alfrecho,
ya solo quedaba un trecho
hasta el pico de la Miel
que subir no aconsejaban
la intensa niebla y el hielo;
nuestro único consuelo:
Las birras nos esperaban.

Se terminó la proeza
con torreznos y cerveza,
senderomagos galantes,
senderomagas radiantes,
y al final ¿fue juez o jueza?
Senderistas, senderistos
motoristas, motoristos
senderomagos y magas,
repeticiones aciagas
para los vocablos mixtos,
que el machismo o feminismo
no está en el vocabulario
es algo más voluntario
del interior de uno mismo.

No sé si me atrevería
a recontar las sicarias
porque sicarios no habría
y alguna me acusaría
de intenciones arbitrarias;
perdonad mi intromisión,
quizás me pase de listo,
pues esta no es mi misión;
que valore la excursión
la cronista… o el cronisto.

FOTO REPORTAJES

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