miércoles, 21 de octubre de 2020

Excursión 531: Por el Valle de la Fuenfría

FICHA TÉCNICA
Inicio: Las Dehesas. Cercedilla
Final: Las Dehesas. Cercedilla
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 14,4 Km
Desnivel [+]: 617 m
Desnivel [--]: 617 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: 
Ciclable: Sí
Valoración: 4,5
Participantes: 5

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta






















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta













TRACK

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

RUTA EN WIKILOC

RESUMEN
Dice el cancionero popular cosas como …. ´Que llueva que llueva la Virgen de la Cueva’, ‘que sí, que no, que llueva a chaparrón’, ‘tiene que llover, tiene que llover …. a cantaros’. Hay una peli vieja y muy famosa que se llama ‘cantando bajo la lluvia’ en que un tal Gene Kelly se lo pasa pipa cantando bajo una torrencial lluvia. Incluso tienen canciones relacionadas con la lluvia Bob Dylan, Los Beatles, Led Zeppelin, etc ... ¡que bonito!.

Pero claro, también nos dice el refranero que ‘Nunca llueve a gusto de todos’. No es que a mi no me guste la lluvia. Muy necesaria para que el campo se ponga verde y crezcan las amapolas, se quite la boina de contaminación de las grandes ciudades, las compañías eléctricas no nos suban el precio de la luz y todo eso…. Pero, ¿Qué tal si lo hace de noche cuando estamos en casita? Bueno venga… también un ratito de dia, pero sin pasarse.

Al grano, el caso es que esta iba a ser una jornada lluviosa, muy lluviosa. Avisados estábamos, en la convocatoria, Antonio nos puso textualmente: ‘como el próximo miércoles va a llover mucho, mucho, mucho, mucho, vamos a hacer una excursión por los árboles para intentar mojarnos menos…’. Y aunque hay quien opina que ‘el que se protege de la lluvia bajo un árbol se moja dos veces’, en esta ocasión fue un acierto.

Seguramente las previsiones de agua fueran el motivo por el cual tan solo fuimos 6 los participantes, 5 humanos y uno canino: Twiter. Que bien equipados (los humanos) con polainas, capas, etc. Nos dispusimos a afrontar la jornada.

La iniciamos en el aparcamiento de Majavilán, a 1224 metros de altitud, en las dehesas de Cercedilla, cerquita del hospital de La Fuenfría. Ya que al agua nos iba a aportar una dificultad extra en el camino, pues la realizaríamos casi en su totalidad por buenas pistas para el senderismo, donde la incomodidad sería menor.

Rápidamente nos dirigimos hacia la Calzada Romana que pasa cerquita del aparcamiento, en ascenso desde el principio, camino del Puerto de La Fuenfria. Pronto, apenas 600 metros mas allá, alcanzamos el Puente del Descanso. Y 1,5 km mas arriba el Puente de Enmedio. Y desde ésta, en ascenso más fuerte, siempre por la Calzada Romana, llegamos al Puerto de La Fuenfría, que con sus 1777 metros de altura, sería el punto más alto de la jornada, por lo que hemos cubierto unos 550 metros de desnivel y unos 3,2 km recorridos.

Durante todo este trayecto hemos estado bajo la lluvia, que era constante, pero ni mucho menos tan fuerte como en un principio se preveía. Como íbamos bien protegidos, apenas nos resultaba molesta para caminar. La dificultad era para maniobrar: Hacer fotos, sacar algo de comida o lo que sea de la mochila, etc … por este motivo, no tuvimos paradas hasta este punto.

El otoño está siendo muy propicio para las setas, por lo que vimos muchas a nuestro paso. También pasamos junto a varias bonitas torrenteras de agua junto al camino.

En el puerto hicimos alguna foto rápida y sin más iniciamos el descenso. Lo hacemos hacia la derecha, tomando la Carretera de La República. Por la que iba a discurrir una buena parte de la jornada. Pasamos por el Mirador de La Reina, la Fuente de Antonio Ruiz, el Puente de la Navazuela, la Loma de Majalasma. Siempre bajo la lluvia y además con una neblina que hacía el paisaje un tanto tenebroso, y que nos impedía vista alguna del paisaje más allá de apenas 100 metros.

En un margen a la derecha de la Carretera de La República, alcanzamos el pequeño Refugio de Aurrulaque, en la Pradera de Navarrulaque, a 1637 metros de altitud. Llevamos 7 km recorridos y hemos descendido tan solo 140 metros en casi 4 km de distancia. Ahora sí, aquí bien resguardados podemos hacer y hacemos una parada en la que picamos algo para reponer fuerzas y sacar alguna foto.

Tras ese breve descanso, continuamos. Ya hemos abandonado la carretera y seguimos descendiendo, ahora con más pendiente, en la ladera de Las Berceas, pasando por la Fuente del Pocito, por la Vereda de los Encuentros: llevamos 8,5 km y estamos a 1500 metros de altitud. Un poquito más adelante iniciamos el descenso final, haciendo varias zetas, hasta que llegamos al Embalse de La Venta (9,5 km y 1329 metros de altitud).

La idea inicial era poder cruzar la presa del embalse, hasta el otro lado del Rio de La Venta, casi a la altura del restaurante Casa Cirilo. Pero, como a perro flaco todo son pulgas, y el día era de perro flaco, pues nada, que no se podía acceder. Tuvimos que seguir junto al rio de cara a cruzar en la primera oportunidad que tuviéramos. Algo nos acompaño la suerte: Ya no llovía. La pega estaba en conseguir llegar a un punto en que poder cruzar. En varias ocasiones parecía posible, pero si embargo al otro lado había interminables e infranqueables vallas de grandes fincas y casonas, por lo que nada ganábamos cruzando.

Finalmente, nada menos que dos kilómetros rio abajo de la presa, pudimos cruzar por el Puente de La Venta, y desde allí, retroceder por la carreta por la que horas antes habíamos pasado en coche, en dirección al aparcamiento.

No llegamos, unos 500 metros antes está Casa Cirilo, donde en esta ocasión fuimos bien acogidos. Optamos por comer allí, entre calditos, vinitos y racioncitas apañamos la comida. Además de para comer, esta parada nos vino de perlas ya que según llegamos comenzó una fortísima tormenta, que de no haber parado nos hubiera calado hasta los huesos.

Una vez dada cuenta de las viandas y pasada la tormenta fuimos a por los coches, dando por finalizada la húmeda jornada.

Conclusión, jornada pasada por agua, menos de lo previsto, con trazado sencillo y con final feliz. Pelin triste ya que es la última en que nos acompañaba Olga, que se iba a vivir a su querida Mérida. A la que deseamos que le vaya bien en su nueva vida, pero ojito, ¡sin olvidarnos!. Se va con el compromiso de venir de vez en cuando y acompañarnos en nuestras correrías montañiles ¡hasta pronto Olguita!.

Seré generoso: puntúo la jornada con un 4,5.
Jorge Montero

FOTOS

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