miércoles, 13 de octubre de 2021

Excursión 583: Cueva de las Brujas y la Muralla China de la Pedriza

FICHA
 TÉCNICA
Inicio: El Tranco
Final: El Tranco
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 8,1 Km 
Desnivel [+]: 639 m 
Desnivel [--]: 639 m
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas y agua: Sí
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes: 31

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta





TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Nos hablaron de un lugar olvidado de la Pedriza no domesticada: “La Cueva de las Brujas”; de los sitios que en tiempo fueron frecuentados por sendas ya desaparecidas entre vericuetos escondidos.

Una ocasión estupenda para realizar una ruta pedricera, clásica en parte de su recorrido, pero incluyendo buenos ratos de exploración y algunos arañazos.

Por fortuna, Antonio y Paco C. se habían adelantado, días antes, con información vaga, para descifrar con rústicos hitos toda esta maraña.

Y así nos plantamos en el Tranco, con sus aromas de río, de tierra mojada, con su aire limpio y brisas templadas.

Subimos bordeando Casa Julián y seguimos por la senda de las Carboneras, y en una distancia corta, antes del mirador de las Camorzas, el sol ya calienta como una hoguera.

Verdea la Gran Cañada y ya no cruje el pasto en nuestra pisada. Esta será nuestro único remanso campestre, ahora salpicado de azafrán silvestre.

Cruzamos estas praderas hacia el este, y ascendemos hasta el Elefantito. Es aquí donde eres consciente que has entrado en una inmensa selva de rocas, que sin duda una bruja la esculpió con belleza para crear su propia fortaleza.

Empiezan las trampas de la hechicera: unas veces gateas por angostos pasadizos, otras trepas por el arisco granito. No busques sendas ni huellas, porque la bruja no anda sino vuela.

Sin perder el Norte, continúas reptando la última quebrada para, por fin, llegar a esta preciosa cueva. Primero un serval con sus bayas rojas, después una gran bóveda donde puedes imaginar un altar de brebajes o el hogar donde reposar tu equipaje.

Si sales por su puerta trasera, puedes llegar al vivac del Bizcocho y poco más arriba, encontrarás la Muralla China, miles de veces escalada pero nunca atravesada. Es así como la astuta hechicera cerró su angosta fortaleza.

Y a pesar del denso sol, decidimos seguir subiendo hasta llegar al Diezmo (Yelmo). No nos sentimos que hayamos conquistado la montaña, pero estamos muy orgullosos de haberla disfrutado.

Y a pesar de que las piernas ya no son lo que eran, todavía quedaba cielo para llegar a la Lagunilla del Yelmo. Fuimos con la confianza de que las ya lejanas tormentas, hubieran alimentado esta legendaria charca. Y allí la encontramos, en su discreto rincón, con suficientes aguas mansas para reflejar en ellas nuestra mirada.

Para el regreso, pagamos la cuenta pedricera, que no es vano descender por estas descarnadas sendas tan montañeras.

Le otorgo la máxima nota un 5, a esta ruta de pasos angostos y sendas cerradas.
Fran Ríos


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