miércoles, 19 de febrero de 2025

Excursión 831: Las capillitas de Cuelgamuros

FICHA TÉCNICA
Inicio: La Jarosa 
Final: La Jarosa
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 11,7 Km 
Desnivel [+]: 387 m 
Desnivel [--]: 387 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: No
Valoración: 3,5
Participantes: 45

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* Mapas de localización y 3D de la ruta

















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* Perfil, alturas y distancias de la ruta













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RESUMEN
Soy poco dado a explayarme pero habéis tenido la deferencia de solicitar mi relato y os lo voy a dar: Una multitud de senderomagos acudimos puntuales a la cita (45 senderomagos, 7 perros y 1 bota de vino).

La meteorología pronosticaba un día templado y sin precipitaciones, ideal para nuestra actividad. Ya en el inicio, se comentaba que era el cumpleaños de nuestro compañero Jorge I. al que su familia le había dado la sorpresa de presentarse para pasar más horas con él. Una sorpresa agradable para todos.

Comenzamos la marcha, liderados en esta ocasión por Carlos R. y después de saludar a Antonio en el punto de encuentro, a la vera del embalse menguado de La Jarosa.

Enfilamos hacia las aguas del embalse, luego por el arroyo del Picazuelo y al poco rato llegamos a la boca sur del viaje de agua (túnel) que proviene del embalse de la Aceña, sito en Peguerinos, en la vertiente norte. Estos dos cursos de agua son los principales aportes al embalse de La Jarosa.

Proseguimos a la vera del arroyo hasta que nos desviamos de él en busca del cercado de Cuelgamuros, para encontrar un paso franco que nos permitiera introducirnos cual furtivos en el recinto.

En subida en zetas, llegamos al Risco de la Brulera y al punto más alto, el altar Mayor (1336m). Esta capilla se diferencia de las demás por su planta circular y las excelentes vistas del Valle de Cuelgamuros y de la Basílica y su gigantesca cruz. Las vistas no eran muy nítidas por la presencia de un velo de finas nubes que enturbiaban el horizonte.

Una vez logrado este primer objetivo, tuvimos que ir con cautela y sigilo (es un eufemismo ya que no había manera de bajar el nivel de las voces) pues, si nos hubieran detectado los guardas de la zona, nos habrían amonestado, ya que al parecer no se debe entrar sin permiso de Patrimonio Nacional.

Desde este punto se podía observar el anteriormente llamado Valle de los Caídos, que junto con el Vía Crucis, nos sitúa en nuestro triste pasado reciente.

Este valle, a través de la Ley de Memoria Democrática de 2022, ha retomado su nombre anterior, Valle de Cuelgamuros, con el que ha figurado en documentos oficiales anteriores a la guerra civil.

Ejemplo de ello son, entre otros, los informes de la repoblación de pinos que se hizo en esa zona en los años 30, al mismo tiempo que en otros montes de la sierra, como por ejemplo, en La Pedriza, en Manzanares El Real.

En este punto paramos para hacer el "Ángelus", ¡qué sitio tan adecuado! Este altar y otras capillas que fuimos encontrando en el descenso forman parte del Vía Crucis que fue construido en esta zona.

Allí nuestro compañero Jorge, una vez que le cantamos el Cumpleaños Feliz, nos obsequió con chocolatinas y bombones de licor chino. Todo muy rico y bien recibido.

Hecha la foto grupal de rigor, iniciamos el descenso hacia el sur por la interminable escalinata granítica y sus descansillos pétreos. (Reflexión personal: cuánto trabajo "Ad maiorem Dei gloriam". Sin palabras)

Durante la bajada, pasamos por tres capillas que forman parte del citado Vía Crucis. Esta construcción, comparada con la inmensa cruz que se vislumbra fácilmente, pasa desapercibida. Y es bastante desconocida. Es un camino de bloques de piedra y escalones que no está terminado, ya que algunos tramos no están conectados entre si. Parece que el constructor, José Banús, no pudo acabar tan ingente obra en 1944.

A mitad de bajada, abandonamos las escaleras en dirección Este, en una pendiente descendente constante, y salimos del entorno saltando por una mella del cercado de piedra y sintiendo que dejábamos atrás nuestro estado furtivo.

Llegamos al arroyo de la Jarosa o Guatel Segundo, que es el desagüe del embalse de La Jarosa, y tras vadearlo, paramos a comer, junto a un antiguo molino hidráulico.

Tras la colación de nuestras viandas, iniciamos en dirección Norte el regreso a nuestro punto de partida.

Por el camino, noté que tenía algo en el cuello y al quitármelo observé que era una oruga. Me dejó un escozor y rojez que me duró hasta el día siguiente. Mal presagio porque pronto empiezan las procesionarias.

Llegamos al muro de contención del embalse y evitando el asfalto, por sendas bien pisadas, llegamos al final de esta bonita ruta circular. Le doy una valoración de 3,5
Ángel Muñoz


miércoles, 12 de febrero de 2025

Excursión 830: Embalse del Pontón Alto y destilería DYC

FICHA TÉCNICA
Inicio: Palazuelos de Eresma
Final: Palazuelos de Eresma
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 15 Km 
Desnivel [+]: 215 m 
Desnivel [--]: 215 m
Tipo: Circular
Dificultad: Baja
Pozas/Agua: Sí/Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 4
Participantes: 49

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RESUMEN
El miércoles 12 de febrero, los intrépidos senderistas del GMSMA nos calzamos las botas y nos lanzamos a una nueva aventura.

Esta vez, la ruta elegida nos llevó desde Palazuelos del Eresma hasta la presa del Pontón Alto, un recorrido de unos seis kilómetros (ida y vuelta) que nos permitió disfrutar de la belleza natural de la zona.

Eso sí, el cielo nos puso a prueba desde primera hora. El día amaneció bastante nublado y con amenaza de lluvia, así que casi todos llevábamos nuestro paraguas bien a mano, por si acaso.

Al final, más que un grupo de senderistas, parecíamos una expedición de exploradores listos para cualquier temporal. Pero ni el tiempo nos quitó el ánimo.

Al llegar a la Presa del Pontón Alto, por sendas paralelas a la margen derecha del río Eresma, Carolina que bien conoce la obra de dicha presa porque trabajó como topógrafa durante su construcción, nos explicó que las compuertas habitualmente no se abren sino que el agua rebosa sobre ellas y sólo se abrirían si hubiese peligro de rotura de la misma por fuertes avalanchas de agua o cualquier otra circunstancia.

También nos contó datos muy interesantes como que fue construida en 1993 y es de las llamadas de bóveda de doble curvatura que mide 48 metros de altura desde los cimientos y la longitud de coronación es de 248 metros.

Tras la foto de grupo en la presa, Paco y Vicky nos dejaron para continuar el recorrido dando un agradable paseo rodeando por completo el embalse.

El resto iniciamos el camino de vuelta descendiendo por el extremo opuesto del muro, disfrutando de las vista de la enorme cascada que se forma al desaguar el agua sobrante del embalse.

El río Eresma lo cruzamos por un puente romano. que según nos contaron los segovianos del grupo, tuvieron que cambiar de sitio. piedra a piedra. desde el lugar original a este otro al construir el la presa.

La caminata transcurrió entre charlas, fotos y alguna que otra parada estratégica para realizar fotos o simplemente para admirar el paisaje. El río Eresma nos acompañó prácticamente en todos los tramos aportando un toque aún más especial al recorrido.

Tras completar la ruta sin necesidad de abrir los paraguas (¡punto para nosotros!), nos dirigimos a la destilería de whisky DYC, donde nos esperaba una visita guiada de lo más interesante. Aprendimos sobre el proceso de elaboración del whisky y, por supuesto, no faltó una pequeña cata para los más curiosos.

Después de caminar seis kilómetros, bien merecíamos un sorbo de cultura líquida. Para nuestra sorpresa nos informaron de que la empresa en España cuenta con 150 empleados pero hace tiempo que fueron comprados por un grupo japonés.

Con el ánimo alto y el estómago ya pidiendo su turno, nos dirigimos a el restaurante El Mesonero, en Palazuelos de Eresma, para reponer fuerzas.

La comida fue otro momento estelar del día: platos generosos y ricos, buen ambiente y muchas risas (no hay quien nos calle). Hubo brindis, anécdotas de la ruta, y promesas de repetir en la próxima salida.

Y aquí viene la parte especial para mí. Como hacía muchísimo tiempo que no realizaba rutas con el GMSMA, Antonio me encargó escribir la crónica del día a lo que inicialmente me resistí, pero ante la insistencia pensé, venga María, que es ....¡Todo un honor! Para mí, ser la elegida fue como recibir un premio, así que… ¡gracias, Antonio! 

Espero haber estado a la altura de esta gran jornada. ¡Un agradecimiento muy especial a los organizadores!

Pero más allá de la ruta, la visita y la comida, lo que realmente hizo que este día fuera inolvidable fue la compañía. GMSMA es un grupo maravilloso, en el que me recibieron ya hace unos años con los brazos abiertos desde el primer momento. Aquí no solo he encontrado compañeros de senderismo, sino grandes amigos. Y eso, sin duda, es lo que hace que cada salida sea tan especial.

Así concluyó un día perfecto, al que le otorgo un 4, donde ni las nubes ni la amenaza de lluvia pudieron con el grupo. Y ya estamos contando los días para la próxima aventura. ¿Quién se apunta?
María Sánchez

miércoles, 5 de febrero de 2025

Excursión 829: Bola del Mundo y la Maliciosa desde el Puerto de Navacerrada

FICHA TÉCNICA
Inicio: Puerto de Navacerrada 
Final: Puerto de Navacerrada
Tiempo: 5 a 6 horas
Distancia: 12,3 Km 
Desnivel [+]: 743 m 
Desnivel [--]: 743 m
Tipo: Ida y vuelta
Dificultad: Media
Pozas/Agua: No/No
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 41

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RESUMEN
Queríamos pisar algo de nieve y Antonio propuso subir a la Bola del Mundo y luego, en vista de cómo estuviera, continuar hasta la Maliciosa.

En el aparcamiento del Puerto de Navacerrada se me acercó Paco Nieto para proponerme realizar la crónica de la ruta, mi respuesta creo que la conocía sobradamente porque, dada mi fobia a la palabra escrita, siempre me he negado. Pero me convenció al decirme que la escribiría él, yo solo tenía que relatársela, accedí porque eso de la palabra hablada se me da bastante mejor.

Puntuales como un reloj suizo, nos pusimos en marcha tras los pasos de Antonio, elogiando el buen día que hacia, sin nubes y sin excesivo frío, ideal para caminar y cambiar impresiones:

Paco Nieto:¡Quién nos iba a decir Santi que en julio del año 81, cuando nos conocimos, que íbamos a estar hoy aquí caminando juntos, y no solo hoy si no muchas otras veces!

Yo: Escucha, y seguiremos además, porque esto continua, vamos a coincidir mucho tiempo, si Dios quiere, claro.

Paco: ¿Cuántas veces habremos salido de aquí?

Yo: Ni se sabe, pero siempre es diferente.

Sin apenas habernos saludado todos, enfilamos la senda que asciende a la cuerda de las Cabrillas por la cara sur de Dos Castillas.

Nos acompañaba por primera vez Jorge, hermano de Sol, y una joven, que de primeras pensé que era la hija de alguien nuestro, luego me enteré que se había unido a nosotros porque no conocía bien la zona, Irene se llama, ¡bienvenidos a ambos!

El suelo estaba parcialmente nevado y algo resbaladizo por la dureza de la nieve, lo que hizo que enseguida paráramos a ponernos los mini crampones, lo que no evitó algún culetazo posterior.

Casi sin darnos cuenta, por las animadas charlas durante el trayecto, nos plantamos en el colladito de la sierra de las Cabrillas, donde comenzaba verdaderamente la parte más empinada de la subida a la Bola del Mundo.

Paco: ¿Qué te parecen las vistas desde aquí?

Yo: El día es precioso, con mucha visibilidad, se ven las torres de Madrid, el valle de la Barranca, por donde discurre la senda de la tubería, tantas veces seguida, más cerca la Maliciosa y la punta de las antenas de la Bola del Mundo.

Con una temperatura ideal, continuamos la subida por la fatigosa pendiente del Ventisquero de la Estrada, que estiró mucho al grupo.

Agradecimos alcanzar la pista de cemento, que nos dio un respiro, pero enseguida la abandonamos para seguir por el sendero que evita las tres curvas que da la pista.

El tramo final de subida a la Bola del Mundo estaba completamente blanco, y ofrecía una preciosa panorámica con las antenas al fondo.

Una vez en la cumbre, nos reunimos para hacernos la foto de grupo, con la ayuda de unos chicos que estaban por allí. Mientras descansábamos un poco, tomamos un refrigerio, contemplando el vértice geodésico del Alto de las Guarramillas, situado a 2.258 metros y, al fondo, la Maliciosa con su resplandeciente manto blanco y sus 2.227 metros de altura.

Como no había excesiva nieve que complicara el camino, Antonio decidió que iríamos a la Maliciosa, lo que asustó un poco a cinco del grupo, que iniciaron el regreso desde aquí.

Paco: ¿Qué te pareció la goleada del Atlético ayer al Getafe?

Yo: Era de esperar, no les ofrecieron ninguna resistencia, confío en que no se les de igual de bien este sábado contra el Madrid de mis amores.

En animadas charlas, el resto, iniciamos el descenso hacia el collado del Piornal. Al poco, unos que subían nos preguntaron, al ver la ropa serigrafiada con nuestro escudo, que si éramos del GMSMA, Paco les dijo que sí y confesaron que nos seguían en el blog y que muchas rutas que hacían las sacaban de ahí, uno de ellos se hizo una foto con él. ¡Siempre es agradable saber que somos de ayuda para los demás!

Al collado del Piornal llegamos muy desperdigados, los que venían conmigo paramos a hacernos las fotos de rigor junto al antiguo pluviómetro.

La subida a la Maliciosa se me hizo menos pesada de lo que esperaba, quizás porque nos lo tomamos con calma y ascendimos sin prisas, a pesar de que la poca nieve, muy dura, no ayudaba mucho en hacerlo fácil.

Coronamos su cumbre, en la que se halla el vértice geodésico de esta mítica cima, a la que hemos subido incluso de noche en esta memorable excursión, en julio del 2017.

Paco: ¿Te acuerdas Santi cuando vinimos aquí a ver cómo se ponía el sol y salía la luna llena?

Yo: Cierto, fue una ruta preciosa, con mucho encanto, mágica.

Nos deleitamos con las espectaculares vistas mientras nos tomábamos los bocadillos. La Maliciosa es un balcón privilegiado para contemplar un amplio panorama a vista de pájaro y reconocer en la distancia muchos de los lugares recorridos otras veces.

Aunque se estaba de lujo, había que volver. Lo hicimos siguiendo el mismo camino de ida, primero descendiendo hacia el collado del Piornal.

Paco: ¿Qué ha pasado?

Yo: Que Antonio se ha caído boca abajo, al trabarse un cordón de la bota con el enganche de la otra. Menos mal que todo ha quedado en un susto, aunque algo de herida sí se ha hecho y ha habido que curarle.

A la vista de lo ocurrido, extremamos la precaución en la bajada, porque además, en algunos puntos, tenía peligrosas placas de hielo tapadas por la nieve.

La cuesta de subida a la Bola del Mundo se nos hizo larga, por el cansancio acumulado. Bajo las antenas nos volvimos a agrupar e interesarnos por el estado de Antonio. Todo bien nos dijo, para alegría de todos.

Bajamos al Puerto de Navacerrada por el mismo camino que seguimos a la subida, aunque esta vez pisando más la pista asfaltada, pero igualmente, desviándonos hacia el collado de la cresta de las Cabrillas.

En el último tramo, quizás por bajar la guardia al quedar tan poco, hubo otro resbalón, sin mayores consecuencias que un molesto culetazo.

Paco: Bueno ya hemos finalizado la ruta, ¿Qué te ha parecido?

Yo: Preciosa, espectacular el día, nunca habíamos hecho esta ruta con un día tan bueno, con tan estupenda temperatura y, como ahora ya no había hielo, hemos bajado mejor y lo más importante, todos de vuelta, ¡todas así!

Por el día estupendo, las vistas espléndidas y acabar todos bien, le otorgo 4 sicarias a esta excursión, nos vemos en la siguiente
Santiago Pascual