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RESUMEN
Me ha tocado hacer la primera crónica del precioso viaje a las Azores, a mí, la menos andarina de este estupendo y magnifico grupo. Espero que os guste.
Llegamos el martes por la tarde a la isla de San Miguel y nos alojamos en la ciudad de Ponta Delgada, desde donde iniciábamos todas nuestras marchas.
En el primer día de recorrido por la isla de San Miguel, en el archipiélago de las Azores, la climatología nos ha recibido con todo su potencial de niebla y lluvia, durante todo el recorrido, impidiéndonos disfrutar de las increíbles vistas que esperábamos divisar.
Iniciamos la marcha en la carretera que nos dejó el autobús, adentrándonos en un pequeño camino que conduce al Lago del Canario, que debido a la espesa niebla, solo podíamos ver unos pocos metros, dándole un aspecto misterioso.
Un poco antes de llegar al lago, según bajamos a la derecha, se adivinaba un pequeño y frondoso bosque, de altos árboles rodeados de mugos que ya indica lo espectacular que es la naturaleza en la isla.
Volvemos unos metros sobre nuestros pasos para encaminarnos hacia el mirador de Boca del Infierno. Tomamos una preciosa senda, con altos árboles a los dos lados y tras ellos un bosque en el que apenas entra la luz, donde la lluvia era más intensa que en el mismo camino.
Entre los árboles existe gran variedad de florecillas de múltiples colores, a mi me ha llamado la atención el musgo de este camino y en general de toda la isla, por su variedad en el colorido, por su abundancia y por la diferencia de tipos de filamentos u hojitas que tiene, no podía dejar de acariciarlo.
La senda acaba en un camino con poca dificultad, una ligera pendiente algo resbaladiza por la lluvia, pero con una valla de madera a su costado para sujetarte, este camino acaba en el mirador de Boca del Infierno, desde el cual, supuestamente divisaríamos el Lago Azul y el Lago Verde, además de otras pequeñas lagunas a su izquierda, la Laguna de Santiago y la Laguna Rasa (todas ellos situadas en cráteres del volcán), y por supuesto el océano Atlántico y el pueblo de Siete Ciudades, con el puente que separa estos lagos. Pero la climatología, en esta ocasión no estaba de nuestra parte y no pudimos divisar nada de nada por la intensa niebla.
Volvimos sobre nuestros pasos y continuamos por una pista de tierra que va cresteando alrededor de la caldera del volcán que rodea los lagos y desde la que se van divisando los lagos Azul y Verde a la izquierda y a la derecha el océano Atlántico, pero no pudimos ver nada por la espesa niebla y la lluvia nos acompañó durante todo el camino, incluso durante la pequeña parada que hicimos para tomar un pequeño tentempié.
Desde el mirador Boca del Infierno, nos dirigimos al mirador y pico de la Cruz, pero no paramos porque era imposible ver algo.
La laguna Verde y Azul reciben su nombre por las tonalidades de su agua, debido a la diferencia de profundidad de estas dentro de la caldera del volcán.
Marcos nos contó un cuento muy romántico del porqué estos lagos tienen estos colores, está es su historia:
“Cuenta la leyenda que la laguna de los dos colores se formó con las lagrimas de un amor imposible, entre una princesa de ojos azules y un pastor de ojos verdes, que lloraron tanto en su último encuentro, donde la princesa le comunicó al pastor que la obligaban a casarse con un príncipe, que sus lagrimas formaron estas dos lagunas, que aún estando unidas, cada una permanece con el olor de los ojos de los amantes.”
Así, paso a paso y calados hasta los huesos por la lluvia y la niebla, que no dejaba de acompañarnos, llegamos a una larga y empinada bajada con un gran desnivel, que da acceso al pueblo de Siete Ciudades Ciudades (Sete Cidades), donde encontramos el puesto de helados de la María Fátima, que nos dejó cobijarnos de la lluvia y comer en su garaje, acompañados por un Papá Noel de plástico y un pollito que nos deleitaba con su pio pio, además de utilizar su aseo, fue nuestro ángel de la guarda y donde acabamos la comida con café y oporto, mientras esperábamos que Simón, el conductor de nuestro autobús, nos recogiese para llevarnos a Ponta Delgada.
Tenemos que agradecer a Paco D. su gestión para que el penúltimo día, Simón nos llevara a repetir la ruta de Boca del Infierno, y esta vez sí pudimos ver las preciosas vistas de los lagos y toda la caldera del volcán, el océano y Siete Ciudades, nos hizo un día esplendido.
También nos llevó a varios miradores turísticos con unas vistas increíbles, el más bonito es el mirador de Vista del Rey, desde donde también se divisan los lagos Verde y Azul, y algún otro. Nos hicimos unas bonitas fotos del grupo. Por la mañana fuimos en barco y avistamos delfines y cachalotes.
Un día precioso, para recordar, y aunque el primer día apenas pudimos ver algo, esto lo solucionamos con una segunda y esplendida visita, por lo que le doy 4 sicarias.
Isabel Iglesias
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