FICHA
TÉCNICA
Inicio: El Tranco. Manzanares El Real
Final: El Tranco. Manzanares El Real
Tiempo: 7 a 8
horas
Distancia: 12,6 Km
Desnivel [+]: 908 m
Desnivel [--]: 895 m
Tipo: Circular
Dificultad: Alta
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Dificultad: Alta
Pozas y agua: No
Ciclable: No
Valoración: 5
Participantes:
16
MAPAS
MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta
PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta
TRACK
PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
RESUMEN
Otro día memorable, otra gran gesta del GMSMA: paseo
extenuante por la ladera de la Pedriza anterior con apoteosis en la cumbre de
El Yelmo, que es, como ha dicho Juan “lo más de lo más en las ascensiones
clásicas a las cumbres de Guadarrama”, aunque continua “Hay otro clásico y
es... una siesta en La Pradera del Yelmo” y ahí, algunos se esmeraron en sacar
nota.
La marcha tuvo dos fases:
La primera parte, interesante, digamos turística:
desde El Tranco (970 m) recorrimos la ladera oriental de La Pedriza pasando
delante de Rocas con nombres propios como El Indio o El Caracol, visitando la
cueva del Ave María y terminando al pie del Elefantito (1275 m). Cuando digo
“terminando”, no es exactamente así, más bien todo lo contrario, ya que ahí
empezó lo más duro del día.
Desde ahí quedaba un buen trecho hasta El Yelmo (1717 m)
pues nos habíamos desviado bastante del objetivo, y todo cuesta arriba.
Nuestro leader del día, Joaquín, nos estaba exigiendo mucho y pronto hubo conatos de motín, pero no precisamente como el del Bounty que fue porqué la tripulación quería quedarse en la isla con las bellas isleñas sino más bien al estilo Cristóbal Colón, cuyos marineros, ya hartos de oír que “faltaba poco” estuvieron a punto de tirar por la borda al Gran Almirante.
Joaquín tuvo que tranquilizar y animar a la tropa varias veces con: “Chicos, ya falta poco para El Yelmo” “¿Somos espartanos o no? AU-AU-AU”… y El Yelmo no aparecía. Se escuchó de todo, “desobediencia al jefe”, “sicarios para romperle las piernas” hasta que uno de cuyo nombre no puedo acordarme gritó “Yelmo a la vista” y pronto llegamos a la Pradera del Yelmo (1561 m), en la cara sureste del enorme risco de granito.
Ahí, todos caímos rendidos en el frescor de una verde pradera a la sombra de unas rocas y además había una fuente de agua fresquísima muy cerquita. Como se suele decir, a Joaquín, le salvó la campana.
Nuestro leader del día, Joaquín, nos estaba exigiendo mucho y pronto hubo conatos de motín, pero no precisamente como el del Bounty que fue porqué la tripulación quería quedarse en la isla con las bellas isleñas sino más bien al estilo Cristóbal Colón, cuyos marineros, ya hartos de oír que “faltaba poco” estuvieron a punto de tirar por la borda al Gran Almirante.
Joaquín tuvo que tranquilizar y animar a la tropa varias veces con: “Chicos, ya falta poco para El Yelmo” “¿Somos espartanos o no? AU-AU-AU”… y El Yelmo no aparecía. Se escuchó de todo, “desobediencia al jefe”, “sicarios para romperle las piernas” hasta que uno de cuyo nombre no puedo acordarme gritó “Yelmo a la vista” y pronto llegamos a la Pradera del Yelmo (1561 m), en la cara sureste del enorme risco de granito.
Ahí, todos caímos rendidos en el frescor de una verde pradera a la sombra de unas rocas y además había una fuente de agua fresquísima muy cerquita. Como se suele decir, a Joaquín, le salvó la campana.
En la segunda parte, Joaquín triunfó, salió a
hombros. Todos le aclamaron. Unos, porque les había guiado hasta la mismísima
cumbre del mítico El Yelmo por la increíble chimenea y otros porque les había
dejado en un sitio idílico para echarse una siesta de campeonato, una verde
praderita sombreada con fuente incluida, y además desde ahí, podían observar a
los escaladores de El Yelmo en pleno esfuerzo y seguir la vista a los valientes
que habíamos subido a la cima (En honor a la verdad, los que no subieron, era
porque ya lo habían hecho antes e incluso, algunos, en varias ocasiones).
Como fui uno de los afortunados que hicieron la ascensión
por primera vez, diré que fue una experiencia inolvidable, de esas que nos
gustará contar. La dificultad del paso por la grieta es toda una hazaña que
requiere de un trabajo en equipo.
Cuando finalmente conseguimos salir de la chimenea y hacer cumbre, nos invadió una gran euforia, aplausos, gritos, abrazos, las fotos de rigor… Estábamos “en la cima del mundo” con unas vistas increíbles y con la única compañía del pequeño roble de la cumbre y un par de cabras que parecían estar allí para dar fe de nuestra gran proeza.
Cuando finalmente conseguimos salir de la chimenea y hacer cumbre, nos invadió una gran euforia, aplausos, gritos, abrazos, las fotos de rigor… Estábamos “en la cima del mundo” con unas vistas increíbles y con la única compañía del pequeño roble de la cumbre y un par de cabras que parecían estar allí para dar fe de nuestra gran proeza.
Hubo los típicos cánticos con los que se quedaron abajo:
“Hola, fondo sur“…”Hola, fondo norte”, toda una fiesta…
Joaquín, para la vuelta, se cuido bien de no llevarnos
por una de las rutas que realizó con su hija cuando ésta tenía 4 años, eso
podría haber roto el embrujo del momento.
La Agencia Madi Senderismo, ha decido
premiar esta gran excursión con su máxima nota: 5 Sicarias en su escala de 5
Sicarias.
Joaquín entra así, con Antonio, en el selecto grupo de
leaders que han conseguido esta máxima nota.
Antolín
FOTO REPORTAJES
* Foto reportaje de Antolín
* Foto reportaje de Francisco Nieto
* Foto reportaje de José María Pérez
* Fotos de Antonio Domínguez
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