sábado, 5 de octubre de 2019

Excursión 490: El Moral de la Ermita de Santa Lucía

FICHA TÉCNICA
Inicio: Tórtoles de Esgueva
Final: Tórtoles de Esgueva
Tiempo: 4 a 5 horas
Distancia: 16,7 Km
Desnivel [+]: 302 m
Desnivel [--]: 302 m
Tipo: Circular
Dificultad: Media
Pozas y agua: Sí
Ciclable: Sí
Valoración: 5
Participantes: 32

MAPAS
* Mapas de localización y 3D de la ruta



















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH
Se trata de la jornada principal de las tres que componen el estupendo fin de semana que nos han organizado Carolina y Lucio, o Lucio y Carolina (tanto monta, monta tanto), en Tórtoles de Esgueva, en la vinícola tierra de Ribera de Duero. Pueblo situado en un valle del río Esgueva, rodeado de cerros que parecen cortados por un mismo plano horizontal, formando parte de la llanura castellana. Pertenece a la provincia de Burgos, si bien esta pegadito al vértice que forman además las provincias de Valladolid y Palencia.

Lo habitual es que nuestras excursiones sean de caminata, con o sin comida al final, y despedida hasta el siguiente miércoles. En esta ocasión, que ni es la primera ni será la última, se trata más bien de unas jornadas de plena convivencia de los 35 sederomagos, o aspirantes, que nos juntamos en esta ocasión, compartiendo no sólo las caminatas, también los desayunos, comidas, cenas, visitas y actividades varias.

Me planteo ¿Cómo hago una descripción de esta jornada? Paco Cantos lo haría mediante una de sus estupendas poesías a las que últimamente nos tiene acostumbrados. Lucio, sería capaz de describir piedra a piedra cada detalle de la misma, como ya ha hecho con la jornada anterior, para eso estamos en su pueblo, que conoce palmo a palmo: Esta es la casa de tal o de cual, esta tierra era de mi abuelo, esta la labra mi sobrino, aquí veníamos de niños a jugar, aquí robábamos melones, aquí plantábamos antes no se que pero ahora no por no se cuantos, etc.

En fin, para los que no estén dispuestos a leer toda la parrafada que va a continuación, trataré de resumir el fin de semana, mediante un puñado de palabras: Uva, vino, queso, agua, sol, campo, cereal, fiesta, bodegas, conventos y castillos, comilonas, estrellas, amistad y convivencia, mucha convivencia, y desde luego gratitud.

UVA: Campos de viñedos de uva negra por todas partes.

VINO: Consecuencia de las vides y del buen hacer de los bodegueros.

QUESO: Estupendo. Recordemos, río Esgueva, con Flor o sin Flor.

AGUA: Un sinfín de fuentes, el embalse, el acuífero, arroyos y claro, el río Esgueva.

SOL: Pues sí, en octubre, pero mucho sol, el justo para ser agradable y no sofocante.

CAMPO: De Castilla, meseta, plana con algún altiplano y páramo.

CEREAL: Por todas, partes, en que las vides se dejaban.

BODEGAS: Que cosa más rara ¿verdad? Estamos en Ribera de Duero y hay bodegas. Como por ejemplo la del BUEN CAMINO en el mismo Tórtoles, con estupendo vino.

CONVENTOS Y CASTILLOS: Casi casi en cada pueblo de la zona.

COMILONAS: Como Dios manda, faltaría más. Comidas, cenas, en un pueblo y en otro. Íbamos a andar, pero al volver a casa la báscula se empeña en ponerlo en duda.

ESTRELLAS: Más de las que imaginamos. La Vía Láctea, constelaciones y estrellas fugaces (las del cielo, no las que se van a mitad de recorrido).

AMISTAD Y CONVIVENCIA: Esto es el GMSMA.

GRATITUD: A Carolina y Lucio, por estas fantásticas jornadas. Y al pueblo de Tórtoles, que tan bien acogieron a esta manada de invasores que durante unos días perturbamos su paz y que nos hicieron sentir como en casa.

Bueno, pues este sería el anunciado breve resumen ‘por palabras’. Ahora empieza ‘el ladrillo’ de la descripción de la excursión del día. Empezaré pidiendo disculpas a Lucio por los más que seguros errores en la descripción del recorrido, de algún nombre o detalle de los lugares por los que pasamos.

Habíamos quedado a las 10 de la mañana en la puerta de la Iglesia, en la plaza del pueblo, donde llegamos desde los puntos donde nos alojábamos, que en nuestro caso era en “Casa Paco”, un hostal-restaurante en el vecino pueblo de Encinas de Esgueva. Muy cerquita de Tórtoles, pero perteneciente a Valladolid.

La primera actividad de la jornada era la visita a la Iglesia. Desde el exterior observamos las dos partes de que consta el edificio, la torre del siglo XII y la propia iglesia, de entre los XV y XVI. Luego la recorrimos por dentro, vimos el retablo, el viejo órgano, la pila bautismal, etc. Lucio nos comentaba sobre su historia y algunas anécdotas. Como un robo que sufrió hace tiempo.

Tras la visita a la Iglesia iniciamos la marcha, que iba a ser por los alrededores del pueblo, hacia el este y en sentido de las agujas del reloj. Los 32 participantes comenzamos ascendiendo a la parte alta: Pasamos nada más empezar por la casa de Lucio, algunas viejas bodegas con sus respiraderos.

Ya a las afueras la Ermita de San Cebrián, que se aposenta en un antiguo cementerio en el que se puede ver a simple vista huesos que sobresalen entre la tierra. Es una de las 12 doce ermitas que al parecer llego a tener Tortoles en su tiempo.

Continuamos el ascenso por un ancho camino rural hasta la zona denominada LOS PÁRAMOS, una llanura desde la que se ven todos los alrededores. A estas alturas, ya nos vamos olvidando del fresquito de la mañana, entre la subidita hasta este punto y el sol, las prendas de abrigo van sobrando. 

En Los Páramos había varias montañas de fardos de paja bien apiladas, que Lucio nos indica que hoy en día tienen un precio por kilo de 11 pesetas (unidad aún utilizada para algunas cosas), y que se encarga de explotar un portugués. Precio cada vez más próximo al del propio grano de cebada, 28 pesetas, y que al parecer lleva estancado desde hace un montón de años.

Continuamos hacia el este, por la parte norte del término, pasamos por EL ENCINAR, en que quedaban pocas encinas ya que esta parte se había “roturado”, quitando ramas y raíces, haciendo la tierra apta para el cultivo del cereal. Se trata de terrenos que el ayuntamiento cede a los agricultores a un precio simbólico a cambio del compromiso de su correcta explotación.

Pasamos también por la zona de LAS HERAS, que tiene unas viejas casetas de adobe, alguna medio derruidas. Casetas que en su época de esplendor se utilizaban, cuando tocaba recoger y aventar el cereal, para protegerse del calor, incluso para pernoctar y así evitar perder tiempo bajando y subiendo al pueblo entre jornada y jornada. En esta zona hay un acuífero subterráneo que proporciona agua al pueblo.

Cuando llevamos unos 4 km nos desviamos hacia nuestra izquierda, al este, entrado en llamado SENDERO DE LA MORERA Y LOS VALLES, hacia el embalse de Tórtoles, del que según el cartelito indicador nos separaban 1,4 km.

La primera parte de este camino es una cuesta pronunciada, rodeada de encinas. Dejamos a la izquierda la vieja cantera del pueblo. En esta zona Kiro, el perro de Carolina y Lucio, encuentra un conejo muerto, que se echa a la boca con cierto disimulo, muy a sabiendas de que algo malo hacía. Seguimos, pasamos por LA PUENTE que no ‘el puente’ ya que es así como lo llaman los lugareños. 

Un poquito más y a nuestra izquierda vemos el embalse, cuyas aguas tenían un bonito color azul turquesa. En la pista de bajada hacia él pasamos junto a unas viejas colmenas. Llegamos hasta la presa del embalse, y lo vamos bordeando por su ladera norte. Al poco, llegamos a una pequeña área de descanso, en el punto más alejado de la presa, con algún árbol y sombra, un par de mesas y una fuente.

Aquí hacemos el ‘ángelus’, comemos algo para reponer fuerzas, como es habitual no falta alguna bota en la que dar un trago de vino. De buena gana alguno nos hubiéramos dado un bañito en esta zona del embalse, pero andábamos un poco apurados para cumplir con el horario previsto, por lo que recogimos los trastos y proseguimos la marcha.

En un codo del embalse, un poco mas adelante, abandonamos el camino que lo rodea, nos desviamos a nuestra izquierda, más hacia el este y alejándonos más del pueblo. Pasamos por una zona conocida como el LLANO DEL HERRERO. Entramos en unas tierras labradas, pero cubiertas de piedras pequeñas, de entre 5 y 10 cm de diámetro, cuya misión es proteger del sol al cereal y conservar mejor el agua, favoreciendo así su desarrollo. 

Seguimos, y pasamos por una zona de girasoles, que parecen secos y estropeados, pero que es así como se recogen para su mejor aprovechamiento. La llanura nos permite ver muy al fondo las sierras de La Demanda y la vertiente segoviana de la de Guadarrama.

Continuamos girando en el sentido de las agujas del reloj y acercándonos al río Esgueva por el este de Tórtoles. Entramos en zona de viñedos, muchos viñedos, de la mayoría de los cuales su fruto acaba de ser recolectado, estamos en su época. Aprovechamos para “tomar prestado” algún resto de racimo que ha quedado olvidado. Se trata de una uva negra de sabor dulce y exquisito.

Por fin llegamos al punto que da nombre a la excursión, y al camino que habíamos cogido antes del pantano, una gigantesca morera o MORAL, como le llaman aquí, bajo cuyos múltiples brazos y densos ramajes nos resguardamos del sol, y que está junto a la ERMITA DE SANTA LUCIA.

Tras una breve parada y un puñado de fotos continuamos el camino hasta un pueblecito llamado Villovela de Esgueva, que hoy en día es una pedanía de Tórtoles. Le cruzamos y seguimos por una pista recta hacia Tórtoles, por el sur y rodeado de viñedos. Al poco Lucio nos señala un viejo caserón medio derruido, a la derecha y junto al río, se trata de la primera central hidroeléctrica de la zona y que en su momento permitiría alumbrar las primeras bombillas del pueblo.

Estamos llegando al final de la ruta. Junto al camino vemos como un tractor descarga la uva de su pala sobre un remolque ya bastante lleno. Pasamos por la zona llamada CAÑO PITO, que además tiene girasoles, y nos desviamos a nuestra derecha, para entrar en el pueblo por el sur, cruzando la Puente Nueva del río por un sombreado camino con fresnos, llamado de las Pozas.

Y en Tórtoles entramos por una calle con construcciones de adobe, entre las que tenemos unas bonitas vistas de la torre del siglo XII. En las calles nos cruzamos con una banda local que las recorría con su alegre música, ya que se celebraba la Virgen del Rosario. Pasamos junto a los respiraderos de viejas bodegas, que llaman ‘zarceras’. 

Llegamos a la plaza de la Iglesia, punto en que habíamos comenzado, finalizando una ruta de unos 16 km, a la hora perfecta, donde todo está preparado para comer la fenomenal paella que estaban preparando.

Y Tórtoles nos demuestra de nuevo su gran hospitalidad: Ensaladas de excelente tomate, paella y más paella, vino y más vino, y postres, café, pastas, chupitos, etc etc.

En fin, hasta aquí estaría narrada la excursión del día. Sin embargo aún nos queda mucha jornada. Tras la comida y su sobremesa, nuestros anfitriones nos llevarían a visitar la bodega de VALSOTILLO, en Sotillo de la Ribera. Se trata de una bodega antigua, pero en todo su esplendor, cuyos pasillos abarrotados de toneles recorremos, y que culminamos con una cata: vino y más vino. 

Y seguimos, nos queda la cena, en Cevico Navero, muy cerquita pero en la provincia de Palencia. Pese a la comilona aún tuvimos hueco para más. Cenamos a base de costillas de cordero en un bonito restaurante excavado en la ladera, en lo alto del pueblo.

Pero aún no había acabado el día, nos volvemos a Tórtoles, a Los Páramos. El cielo esta despejado, la contaminación lumínica es casi nula, y vemos las estrellas, infinitas estrellas: La Vía Láctea, constelaciones varias, e incluso un montón de estrellas fugaces que parecen querernos desear felices sueños y hasta mañana. Y ahora sí: Fin de la jornada.

Bueno, pues, esto es todo ¡Casi nada! Fenomenal y completísima jornada que tenemos que agradecer a Carolina y Lucio, y también al pueblo de Tórtoles, que tan bien nos han acogido, haciéndonos sentir como en casa.

¿Sicarias? Bueno, como el máximo es 5, pues eso, 5 sicarias, y si me lo permitís 5 y media.
Jorge Montero

No hay comentarios:

Publicar un comentario