miércoles, 11 de diciembre de 2019

Excursión 501: Valle de las Cerradillas

FICHA TÉCNICA
Inicio: Puerto de Cotos
Final: Puerto de Cotos
Tiempo: 3 a 4 horas
Distancia:  9,3 Km
Desnivel [+]: 320 m
Desnivel [--]: 320 m
Tipo: Ida y vuelta
Dificultad: Baja
Pozas y agua: 
Ciclable: No
Valoración: 4
Participantes: 15

MAPAS 
* Mapas de localización y 3D de la ruta


















PERFIL
* Perfil, alturas y distancias de la ruta














TRACK
Track de la ruta (archivo gpx)

PANORÁMICA 3D GOOGLE EARTH

Mapa 3D (archivo kmz)

RUTA EN WIKILOC
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RESUMEN
La niebla y la lluvia había sido la constante durante la noche y al amanecer no parecía que fuesen a cesar durante el día. Este pésimo panorama de invierno adelantado, seguro que era uno de los responsables de la menguada participación, que rondaba la veintena, en contraste con la excursión anterior, a la que asistimos 53.

La propuesta de Antonio era subir desde el puerto de Cotos a Valdemartín por el valle de las Cerradillas y bajar por la loma del Noruego, pero nada más llegar al puerto lo empezamos a poner en duda, porque fue bajarnos del coche y arreciar la lluvia con viento racheado.

Reunidos en venta Marcelino a la espera de Antonio, pronto surgieron las primeras deserciones, entre ellas de los que nunca son partidarios de mojarse, y eso que se habían hecho cien kilómetros para llegar hasta aquí.

Los demás, viendo que la ventisca arreciaba, pensábamos que íbamos a cambiar la ruta por otra a mayor resguardo del viento, pero en cuanto llegó Antonio, se acabaron las elucubraciones en cuanto dijo “la ruta se hace”.

Y sin mayor dilación los 15 que decidimos quedarnos le seguimos con la sensación de que nos íbamos pronto a arrepentir. Bien abrigados, desafiamos el vendaval cruzando la carretera entre una espesa niebla.

Iniciamos la subida por el bosque con el suelo cubierto por la nieve caída días atrás. Al poco, el hielo nos obligó a parar y ponernos los pinchos para evitar resbalones.

Conforme más ascendíamos, más viento hacía, lo que nos animaba a acelerar el paso. No fue hasta alcanzar la carretera de Valdesquí que nos sentimos a resguardo de la ventisca.

Cruzamos, casi sin distinguirla por la niebla, la explanada que hace de antesala al refugio del Pingarrón, por el que descendimos en busca de las hermosas praderas por donde discurre el recién nacido arroyo de las Guarramillas.

Una plataforma de madera nos facilitó el paso al otro lado del arroyo, continuando por el PR-27, la senda que une el puerto de Cotos con Cabezas de Hierro.

En ligero ascenso, la senda nos fue acercando hacia el arroyo de las Cerradillas, al que llegamos tras un notorio descenso y vadear previamente como pudimos otros dos arroyos, afluentes del anterior.

Con sumo cuidado y cada cual por donde pensaba se iba a embarrar menos, cruzamos el mencionado arroyo, que nace a los pies de Cabezas de Hierro.

Al poco, cruzamos otro arroyo y, al remontar la ladera de la Majada de la Cerradillas, el viento se volvió más intenso y la niebla más densa. Con todo, continuamos ascendiendo por el PR-27, en dirección a la cumbre, aunque la visibilidad solo daba para una decena de metros.

Fue al cruzar de nuevo el arroyo anterior y enfrentarnos, sin resguardo posible, al viento del este, cuando Antonio decidió cambiar de planes e iniciar el regreso, visto que continuar en el empeño era poco prudente.

Así pues, poco antes de llegar a la parte alta del arroyo de las Cerradillas, nos volvimos, campo a través, hasta dar con la senda que habíamos traído y, cruzando de nuevo este arroyo y los dos siguientes, nos plantamos de nuevo en la plataforma de madera del arroyo de las Guarramillas.

Al cruzarla, decidimos desviarnos a la derecha para hacerle una visita a la Poza de Sócrates, en la que caía incesante y con gran estruendo una continua tromba de agua, procedente del deshielo de la nieve acumulada en Valdesquí y las Guarramillas.

Aunque había dejado de llover y el lugar se prestaba a dar cuenta de los bocadillos, convencí a Antonio de que mejor nos sabrían al amparo de unas cervezas en el Refugio de Cotos, albergue habilitado hace poco más de un año en la propia estación del Puerto y que la mayoría del grupo no conocía.

Pusimos rumbo hacia él, regresando sobre nuestros pasos, solo que esta vez seguimos la carretera que nos llevó sin cuestas hasta el Puerto, y en dos minutos más estábamos en la estación, calentitos y cerveza en mano unos y reconfortantes calditos otros.

Tras comernos los bocadillos y tomarnos un café, Carlos, el encargado del refugio, nos mostró amablemente las instalaciones, situadas en el piso superior del edificio, en lo que antaño era la casa del jefe de estación. Cuenta con 42 literas y un amplio salón comedor con chimenea, duchas de agua caliente y servicios. Anotado queda para pasar aquí una noche entre dos buenas rutas por la zona.

Aunque la excursión no se merecía más de 3 sicarias al haberla tenido que acortar, le otorgo una más al haber puesto a prueba nuestra constancia, habernos proporcionado unas bonitas estampas invernales y una contemplación de la Poza de Sócrates como nunca la había visto antes, amén de un final a resguardo y un bar a nuestra disposición, que ahí es nada.
Paco Nieto

FOTOS

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